• Fraternidad, sencillez y hacer comunidad son el 'leitmotiv' de una labor de 20 años, sostiene Rosario Cornejo, integrante de Los Vega
El son jarocho expresa fraternidad, sencillez en la
intención de acercarse al otro para invitarlo a hacer comunidad. Ese es el
espíritu de la música que desde hace dos décadas guía el trabajo artístico de
Los Vega, dice una de las integrantes del conjunto, Rosario Cornejo Duckles, en
entrevista, a propósito del concierto que ofrecerán el 21 de julio en el Teatro
de la Ciudad Esperanza Iris.
Son de tres se titula el recital donde Los Vega
compartirán escenario con los grupos Caña dulce, Caña brava y Yolotecuani Sones
de Guerrero, ‘‘en una noche para disfrutar algunas sorpresas con versos
nuevos”, promete Raquel Palacios Vega.
Añade que la trayectoria profesional de la
agrupación ‘‘ha sido un camino largo y a veces difícil, pero la música abre
puertas y eso nos ha servido para alimentarnos y hacer lo que nos gusta. Somos
parte de una gran familia originaria de Boca de San Miguel (municipio de
Tlacotalpan, Veracruz) y no nos vemos en el futuro haciendo otra cosa que no
sea esta música con la que crecimos. Vamos a seguir echándole ganas y creyendo en
esto”.
Rosario es antropóloga y en Jáltipan, durante un
fandango, conoció a quien hoy es su esposo: Fredi Naranjos Vega, quien con su
hermano Claudio, y sus primos Raquel y Enrique Palacios Vega, así como con Saúl
Bernal Zamudio conforman la base del grupo familiar dedicado al son jarocho,
que también se ha nutrido con integrantes invitados.
‘‘Trabajar en la música es muy noble, aunque también
difícil”, insiste Cornejo Duckles, pues ‘‘no tenemos prestaciones, ni salario
fijo, debemos estar siempre tocando puertas y buscando espacios, pero tenemos
una convicción: seguir haciendo son, por eso seguimos adelante”.
La trayectoria de Los Vega incluye exitosas giras al
extranjero, donde han encantado al público de Canadá, China y Estados Unidos;
en una memorable velada acompañando a Philip Glass en el Carnegie Hall de Nueva
York.
‘‘La música es así, a veces estamos trabajando sin
parar por todo el mundo y hay momentos en los que estamos más cercanos a Boca
de San Miguel, a la familia, pero siempre trabajando. Este año no tenemos
ninguna invitación internacional pero seguimos buscándole”, añade Rosario.
Grabaciones hechas
de manera independiente
Rosario Cornejo, también fandanguera, considera que
la transición del nuevo gobierno no ha sido fácil sobre todo en el ámbito
cultural ‘‘porque hay cosas que no están claras. Hemos sido beneficiarios del
Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en convocatorias anteriores, pero
este año no estamos buscando ese tipo de apoyos, estamos es-perando entender
cómo van a ser ahora los procesos y qué espacios son los que tenemos que buscar
para recibir apoyos.
‘‘Por eso estamos observando, y seguimos trabajando
por nuestra cuenta, como siempre, todas nuestras grabaciones han sido de manera
independiente. Vamos a estar en el Faro de Oriente, en Puebla, estamos en
movimiento, en lo que tenemos claro cómo van a funcionar ahora las cosas en
cultura para llegar a otros espacios.”
Raquel añade que no sólo se dedican a dar
conciertos, también tienen muchos años impartiendo talleres de son jarocho en
comunidades, ‘‘regresando siempre a Boca de San Miguel y su entorno, trabajando
con muchos jaraneros, lo mismo damos un taller para niños en un barrio de la
Ciudad de México que nos presentamos en un fandango en Veracruz o en un teatro
en otros países y en todos lados nos reciben con los brazos abiertos, lo que es
muy satisfactorio porque buscamos que las personas se sientan a gusto con
nuestra música y se involucren con nuestro quehacer: el son lo logra”.
El son jarocho ‘‘es toda una cultura”, detalla
Rosario, ‘‘el son es fraternidad, una música que no puede ser de solistas
porque se genera en comunidad, su naturaleza es festiva y para que ello suceda
deben juntarse varios músicos.
‘‘En un fandango no sólo participan los que tocan o
quien mejor baila, sino las cocineras, quien pone la casa, quienes cooperan
para que todos comamos, o quienes hacen los instrumentos. Es toda una
comunidad, lo mismo ocurre en el escenario, por eso el son convoca a la
fraternidad y es lo que el público disfruta”.
El concierto Son de tres comenzará a las 18 horas el
domingo 21 de julio en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (calle Donceles
36, Centro Histórico).