CIUDAD DE MÉXICO.

El término feminicidio se incorporó al Diccionario de la lengua española en 2014. Lamentablemente esta palabra ha recorrido el mundo con rapidez y a últimos años se ha convertido en una cruda realidad que enfrentamos día a día. 

Su definición es clara -y horrorosa-, es un crimen de odio llevado a cabo contra las mujeres sólo por el hecho de ser mujer. 

Este acto suele estar acompañado de tortura, mutilaciones, quemaduras, saña y violencia sexual y por lo general al difundirse masivamente llevan el nombre de la víctima.

Sin embargo, el caso 'Nahir Galarza' fue diferente y se volvió mediático porqueese es el nombre de la victimaria.

A principios de este mes se cumplió 1 año que la joven se encuentra recluida en una cárcel común de mujeres en Paranà.

Fue condenada en diciembre a cadena perpetua por asesinar a su novio Fernando Pastorizzo el 29 de diciembre de 2017.

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CASO MEDIÁTICO

La joven argentina -de ahora 20 años- fue puesta como protagonista del caso por tomar 'las armas' sin ser una rechazada social, todo lo contrario, era una 'niña bien', con estudios, rodeada de un entorno tranquilo.

Galarza se convirtió en la mujer más joven en ser condenada a cadena perpetua en el país sudamericano.

Pero ¿por qué los medios decidieron llamar al caso con el nombre de ella y no el de él? 

Sin seguir la lógica de los feminicidios, toda la atención se centró en ella, por su 'belleza', su edad y hasta su entorno. A simples palabras: NO encaja en el estereotipo de 'asesina'.

Aunque suene terrible, la gente se ha acostumbrado a escuchar casos de hombres asesinos y de mujeres víctimas, por eso, al ser al revés, este caso cobró relevancia.

El fallo contra ella no es firme y puede ser recurrido, si los tribunales superiores ratifican la condena. La joven podría salir en libertad condicional cuando haya cumplido 35 años de cárcel, es decir, a los 54 años. Por ahora se encuentra esperando que la Cámara de Cansación de Concordia analice su apelación.