• Sin un diagnóstico ni lineamientos de operación, presupuesto detallado ni una justificación basada en algún estudio, se anunció ayer la fusión de la dirección de la bibliotecas para crear una Biblioteca Central o una Biblioteca de la República
CIUDAD DE MÉXICO.
Sin un diagnóstico ni
lineamientos de operación, presupuesto detallado ni una justificación basada en
algún estudio, Marx Arriaga, titular de la Dirección General de Bibliotecas
(DGB), anunció ayer la fusión de la dirección de la Biblioteca de México
(ubicada en Balderas) y la Biblioteca Vasconcelos (en Buenavista) para crear
una Biblioteca Central o una Biblioteca de la República, como se planteó en
agosto de 1978, para formar un modelo o “la punta de una pirámide” que encabece
las bibliotecas de todo el país.
La tarea estará en manos de José Mariano
Leyva —director de la Biblioteca de México desde mayo pasado— con lo cual
intentan cumplir con la Ley General de Bibliotecas y optimizar los recursos
financieros. Esto impactará en la dirección que ocupará Leyva, reconoció
Arriaga, por lo que deberá evolucionar y crecer, mientras la Vasconcelos
funcionará sólo con un enlace para sus tareas cotidianas.
“Necesitamos una biblioteca que funcione como
biblioteca central, como exige la Ley General de Bibliotecas. De poca utilidad
es tener una red nacional de bibliotecas que actúa de manera aislada y que nada
tiene en común fuera de unas coincidencias bibliográficas y de servicios que
ofrecen”, dijo ayer Arriaga en el Foro Polivalente Antonieta Rivas Mercado.
“Requerimos una biblioteca que se comprometa
con el resto, que se encargue de suministrar información sobre el crecimiento
en conjunto”. Luego reflexionó: “¿La Biblioteca de México hoy lo puede hacer?
No, no está preparada. ¿La Biblioteca Vasconcelos, lo lograría? Menos aún.
“(Y) lo señalo porque la de México tiene una
estructura organizacional pertinente, pero sus programas pocas veces han
superado los muros que la limitan; mientras que la Vasconcelos ha luchado
constantemente por mostrarse ante el mundo como una de las bibliotecas más
hermosas, sin tener un organigrama claro de su personal; funcionaba con plazas
prestadas por la DGB, una base mínima de trabajadores sindicalizados y un grupo
de honorarios que se esforzaba por mostrar la cara ejemplar a pesar de sus
deficiencias”, detalló el funcionario.
La idea, dijo, “es que (en) ambas se ponga a
disposición el acervo bibliográfico de nuestra Biblioteca Central de la Red
Nacional de Bibliotecas Públicas, generando el modelo de colecciones que
representan a todo el país conformando al paso del tiempo lo que llamaremos
Bibliografía Nacional… de tal manera, ambas serán una biblioteca, una
especializada en acervo antiguo y otra en moderno… Así que estos espacios nunca
más competirán entre sí”.
Por su parte, Leyva perfiló el panorama así:
“La Vasconcelos nunca terminó por convertirse en el proyecto original con el
cual nació y de esta manera fue bautizado como un elefante blanco; parecía una
biblioteca sin mayor sentido, costosa, justo porque no estaba articulada con un
programa de Red de Bibliotecas. Quizá por eso la Vasconcelos ha tenido seis
directores en seis años”.
Luego matizó: “Lo único que estamos haciendo,
no tiene mayor ciencia, es retomar ese proyecto original… obviamente
mejorándolo sobre todo en el sentido de que es una biblioteca que se ha probado
y ha pasado por varias administraciones y lo lógico es adoptar las buenas
acciones, los buenos lineamientos”.
Y añadió: “Esto no significa, por ningún
motivo, que la personalidad de la Vasconcelos y la de México van a desaparecer.
Cada recinto tiene a sus propios usuarios, sus propias necesidades. Sin
embargo, sí es útil que las dos bibliotecas sean, como lo hemos llamado, un
mismo concepto en dos edificios… Por supuesto, hay un día a día que debe ser
atendido y por ello habrá un enlace en la Vasconcelos que atienda este día a
día. De otra manera no podría suceder”.
Luego puso un ejemplo en esta fusión: “Hay salas
en ambas bibliotecas que se pueden hermanar; por ejemplo, en la de México
tenemos la sala para invidentes y allá (Vasconcelos) tenemos la sala braille.
Deben estar unidas… Y la parte de niños estará presente en ambas”.
Durante el anuncio, Arriaga reconoció que se
migrará el organigrama de la México hacia la Vasconcelos. Señaló que la
dirección de la México es un puesto de área, mientras que en la Vasconcelos era
eventual. “Lo que pensamos es que la dirección de área de la de México va a
crecer en cuestión de organigrama; asume las dos sedes”.
También aseguró que no se modificará el
nombre de las bibliotecas, que no habrá despidos y que se hará un trabajo
conjunto para optimizar recursos. Sin embargo, rehusaron una y otra vez hablar
del presupuesto para la operación de los programas en ambos recintos.
Leyva aclaró que la Vasconcelos resguarda 600
mil ejemplares de los dos millones que puede contener, mientras que la de
México suma casi un millón de libros.
Y Arriaga abundó sobre la
Estrategia Nacional de Lectura, la cual perfiló en una idea central: “fomentar
el pensamiento crítico de la comunidad, a diferencia de otras (ideas) en donde
se buscaba acercar los libros”. E insistió en que la Red Nacional tiene siete
mil 454 bibliotecas en el país, de las cuales 600 están cerradas desde la
administración anterior (Excélsior 05/06/2019),
por problemas políticos o presupuestales.