• Revelarán mañana en Bellas Artes obra gráfica de artistas nipones junto con dibujos y acuarelas del poeta mexicano
CIUDAD DE MÉXICO.
Por primera vez en México se exhibirá la obra gráfica de
artistas japoneses como Toyohara Kunichika, Ohara Koson, Utagawa Hiroshigué,
Kuniyoshi, Kunisada, Utamaro y Hokusai —conocido por su pieza La gran ola—, junto con dibujos y acuarelas del poeta
y cronista José Juan Tablada (1871-1945),
como parte de la exposición Pasajero 21. El Japón de
Tablada, que abrirá mañana en el Palacio de Bellas Artes.
La selección, que incluye documentos
inéditos, fue curada por Amaury A. García Rodríguez, director del Centro de
Estudios de Asia y África de El Colegio de México (Colmex), y permanecerá
abierta al público del 24 de julio al 13 de octubre.
En entrevista con Excélsior, García Rodríguez recuerda que Tablada
fue un gran promotor de la cultura japonesa en México a lo largo de la primera
mitad del siglo XX y el más importante introductor del haikú en lengua
española.
Además de que su estrecha relación con las
artes plásticas de Japón lo convirtieron en un mediador entre el arte nipón y
el mexicano, en busca de un nuevo arte nacional, tal como lo refleja la
muestra, en donde también se aborda la faceta de Tablada como coleccionista.
Pasajero 21. El Japón de
Tablada se
divide en cinco núcleos temáticos. El primero habla sobre los encuentros con
Japón y se divide en dos partes. En la primera aparecen las primeras fuentes
por las que Tablada conoció Japón y, en la segunda, se exhiben los dibujos que
Tablada.
“De cierto modo, Tablada fue un pintor
frustrado, porque él quería dedicarse a la pintura, pero, finalmente, el entrar
al colegio militar quedó fuera de su alcance”, explica García Rodríguez.
Así que, a lo largo de su vida, prosigue,
“dibujó mucho y gran parte de ese trabajo entre dibujos y acuarelas proviene
del archivo de Tablada que permanece en el Instituto de Investigaciones
Filológicas de la UNAM”.
El segundo núcleo es el viaje de Tablada a
Japón, en donde no sólo se aportan las pruebas del viaje que hizo, sino algunas
de las estampas japonesas de la colección Tablada que sirven para dialogar con
el Japón que él vio.
El tercero aborda el caso de
Utagawa Hiroshigué, un ilustrador nipón de la primera mitad del siglo XIX, en
torno al cual el poeta y cronista escribió hacia 1914 un libro. Se trata de Hiroshigué: el pintor de la nieve, de la lluvia, de la noche y de
la luna.
“Yo creo que fue el primer libro sobre
Hiroshigué que se publicó en español. Además, hacia 1937, él organizó una
exposición sobre Hiroshigué en el Palacio de Bellas Artes, con piezas de su
propia colección”, añade el curador.
El cuarto núcleo se refiere al Tablada
coleccionista, donde se muestran algunas de las obras que logró reunir sobre
estampa japonesa y libros antiguos, “por lo que su exhibición es un trabajo de
recuperación, ya que mucho de este material se consideraba perdido”.
Y cierra con un núcleo sobre el japonismo en
México, es decir, una revisión primaria de la relación entre Tablada y de
artistas mexicanos como Dr. Atl, Jorge Enciso, José Clemente Orozco y Diego
Rivera. “Este pequeño núcleo permite tener una idea amplia de cómo en la
primera mitad del siglo XX los artistas plásticos mexicanos también se
influenciaron del arte japonés, a través del trabajo de Tablada como mediador”,
asegura.
García revela por qué el nombre de la
exposición se relaciona con el pasajero 21. “El título de la muestra tiene que
ver con el registro migratorio del poeta cuando venía de Yokohama, vía San
Francisco, a México; es decir, quisimos utilizar ese detalle, el número del
pasajero, porque durante mucho tiempo se debatió sobre la veracidad de aquel
viaje y hasta se escribieron teorías en donde se aseguró que Tablada nunca fue
a Japón y que todo lo había inventado. Pero no es así. Porque una parte de la
muestra exhibirá, por primera vez en México, las pruebas de aquel viaje a
Japón”.
¿En qué periodo sucedió aquel primer viaje?
“Duró de julio a diciembre de 1900. De hecho, él fue uno de los primeros
mexicanos que viajó al país nipón, por lo menos en la época moderna”.
Pero la muestra no sólo explora la relación
entre Tablada y el arte japonés, sino que expone parte de las colecciones que
el poeta reunió a lo largo de su vida y que se conservan hoy en espacios como
la UNAM, y la relación que estableció con artistas mexicanos de la vanguardia
mexicana de la primera mitad del siglo XX.
¿Cuál fue el primer vínculo del poeta con la
cultura japonesa? “Tal como lo cuenta en una de sus crónicas, su primer
encuentro con Japón se remite a los seis años, cuando descubrió un libro con
ilustración japonesa en casa de su tío. Ese libro lo marcó por la manera en
cómo los artistas utilizaban los recursos expresivos de la plástica. El libro
es del artista japonés Katsushika Hokusai y Tablada no descansó hasta
adquirirlo”.
Así que la fascinación de José Juan Tablada
viene de la infancia y la combinó con la literatura que consumía en esa época,
como las novelas de aventuras e historias de Julio Verne, Emilio Salgari y
otras de corte orientalista que se produjeron durante la segunda mitad del
siglo XIX. Todas esas lecturas le imprimieron una imagen particular sobre Japón
y que podrá ser apreciada en esta exposición, donde no se refleja al Japón
real, sino al que Tablada construyó a través de todas esas lecturas de su
juventud”.
Por último, anota que el conocimiento de
Tablada sobre lo japonés siempre estuvo mediado desde la literatura y las
traducciones en lengua francesa e inglesa.
“Bueno, aunque Tablada varias veces dijo que
había traducido algunos poemas del japonés, hoy sabemos que no conocía la
lengua japonesa. Así que es importante ponerlo en el lugar que le corresponde:
sí tiene un lugar importante para la cultura mexicana y una labor enorme como
promotor de lo japonés, pero no fue un especialista. Sin embargo, él era una
persona con una sensibilidad estética elevada que le permitió un acercamiento
estrecho a la poesía y la pintura japonesa”, concluye.