• Trabajadores del Congreso evidenciaron negligencia legislativa de Homero González y Milena Quiroga, frenaron nuevo reglamento laboral con apoyo de los diputados R. Ruiz, C. Van Wormer y E. Rocha • Rubén Muñoz prefirió comer chopitos en la comunidad de San Antonio y dejó plantado al flamante superdelegado federal Castro Cosío en evento del parque Los Mangos • La carta-deslinde de AMLO pone entredicho por presunto nepotismo a la alcaldesa Armida Castro y por amiguismo a Rentería en Conapesca
Definitivamente al cierre de
las actividades de la semana pasada, diversos hechos llamaron la atención
porque reflejan el serio conflicto interno entre los integrantes de Morena, ya
como fuerza partidista en el poder político, mismo que no sólo ha transformado
las conciencias antes “revolucionarias” o exigentes de “cambios verdaderos”,
sino que ha trastocado la unidad morenistas al grado tal que hoy en día es una
verdadera revoltura de intereses encontrados que de seguir así tendrán serias
repercusiones en el próximo proceso político electoral de 2021.
Además de las ya famosas
encuestas que Morena mandó hacer y que sirvieron al propio dirigente partidista
Alberto Rentería como herramienta de castigo para los alcaldes, vale la pena
mencionar que también en el Congreso del Estado, los legisladores morenistas
que hasta ahora mantienen su poder en las principales comisiones legislativas,
tuvieron que soportar los gritos airados de trabajadores sindicalizados a
quienes se les pretendió imponer de la noche a la mañana y sin consenso alguno,
un nuevo reglamento de trabajo.
Con esa acción los
legisladores que son encabezados por Homero González y Milena Quiroga quedaron
otra vez evidenciados por su negligencia legislativa, literalmente en ridículo
y por lo menos, es seguro que ya desde ahora, un voto en contra para las
próximas elecciones ya lo obtuvieron.
Por fortuna para los
trabajadores, la contraparte de legisladores que encabezan Ramiro Ruiz, Carlos
Van Wormer y Elizabeth Rocha, tuvieron que atajar la medida, mostrar su
solidaridad, su sentido común y ponerse del lado de los trabajadores para
lograr con ello que esta absurda medida promovida por el engreído diputado
Homero González y la ambiciosa Milena Quiroga, no prosperara.
Los trabajadores del congreso
expresaron su malestar literalmente a gritos, registraron el hecho y
seguramente no lo olvidarán el agravio. La medida tiene remitente y en su
momento seguramente el cobro político se hará llegar.
Por otro lado y de manera casi
coincidente con estos hechos del poder legislativo sudcaliforniano, el
presidente Andrés Manuel López Obrador, envió una carta a sus colaboradores que
parece ser un grito desesperado para que ya dejen de caer en el amiguismo, el
compadrazgo y por supuesto en la corrupción y nepotismo entre los nuevos
funcionarios y representantes populares de Morena y “a los servidores públicos
en general”.
Por supuesto que esto cayó
como balde de agua fría a la alcaldesa cabeña Armida Castro, que aún no puede
desmentir fehacientemente que su hijo fue contratado por el sistema de agua
potable de Los Cabos y al mismo tiempo fue una certera cachetada al propio
diputado Esteban Ojeda que no ha podido aclarar con certeza si su cuñada fue contratada
como proveedora en el Congreso estatal, justamente ahí donde firma los cheques
como presidente de la comisión de administración, el diputado Rigoberto
Murillo, quien por su parte, tampoco ha informado dónde dejó los ya famosos 337
mil pesos que cobró desde noviembre del año pasado.
Un airado deslinde parece ser
esa carta de López Obrador en donde tácitamente reconoce que dentro de los
funcionarios y representantes populares de su partido se registran estas
actitudes que ponen en entredicho la publicitada frase de “honestidad valiente”
y de que todos los morenistas fueron convencidos para “no mentir, no robar y no
traicionar”.
Como ejemplo de ello, es la
colocación de José Oscar Martínez Burgos y su hijo Oscar Everardo Martínez Lugo
que llegaron a Conapesca sin conocer absolutamente nada de esta área pero súper
acuerpados y recomendados nada más y nada menos que por el “palancudo”
dirigente estatal morenista, Alberto Rentería Santana.
Pero para desgracia de muchos
morenistas y la satisfacción de pocos, estos lineamientos éticos están quedando
en una utópica trasformación que le abona cada día más a la incredulidad y
decepción ciudadana.
Sobre todo en lo que se
refiere a “no traicionar” que seguramente por su parte, Víctor Castro tuvo muy
presente en el desairado acto que encabezó el pasado sábado programado a las
09:00 de la mañana en el parque Los Mangos, donde el alcalde Rubén Muñoz Álvarez,
nunca llegó a pesar de tener acordada y comprometida su presencia en este
evento para analizar “Los aranceles y su impacto en la economía nacional.
Rubén Muñoz prefirió comer
chopitos en la comunidad de San Antonio en vez de cumplir su palabra y acuerpar
políticamente al flamante superdelegado federal Castro Cosío que seguramente
más temprano que tarde tendrá que entender que Muñoz Álvarez exclusivamente va
por lo suyo y lo suyo es buscar su propia candidatura a la gubernatura o por lo
menos lograr la reelección en la alcaldía paceña.
Así que es obvio que se
desgrana muy rápido el grupo político morenista en dónde ya les urge un
verdadero liderazgo. Demasiados generales no hacen tropa.
¿No le parece así amable
lector?