Lo derecho es lo decente
FELIPE ANGEL LARA ROMERO
Muy buenos días estimable lector,
gracias, muchas gracias por continuar prefiriendo su periódico El
Independiente.
Inicio esta columna comentando a
Usted, el secuestro es un problema creciente y de ámbito mundial. Se calcula
que más de 10 000 personas son secuestradas cada año, a menudo con
consecuencias fatales y devastadoras. Cada caso de secuestro no es solo un
delito grave; es también un incidente de carácter crítico y una amenaza para la
vida. Es una violación de la libertad individual que socava los derechos
humanos. Hay suficientes pruebas de que muchas víctimas nunca se recuperan
plenamente del trauma asociado con este delito, el secuestro también tiene
repercusiones devastadoras sobre los familiares, los amigos íntimos y los
colegas, crea temores y dudas en las comunidades y puede tener consecuencias
adversas para la economía y la seguridad de los Estados.
El secuestro es un fenómeno
diverso, puede incluir a delincuentes organizados, infractores menores u
oportunistas, puede incluir terroristas o grupos de insurgentes, también son
motivados por el deseo de lucro, el rencor o la desesperación. El secuestro de
victimas puede ser general (cuando es de naturaleza indiscriminada) o
especifico (figuras prominentes, migrantes, minorías o los adinerados), las
características nacionales o regionales pueden influir en los tipos de
secuestro que ocurren; por ejemplo, puede vincularse a rituales
socioculturales, cultos o ritos de aprobación.
Ahora bien; muchos secuestros
están muy bien planificados, los secuestradores habrán considerado
cuidadosamente donde apoderarse de la víctima, que armas y medios de transporte
se necesitan, donde se considera a la víctima, que rutas de escape se
utilizaran. De igual manera, es muy probable que hayan hecho un análisis de la
víctima escogida, de su familia o negocio, así como de su vida social y
privada, sus lugares predilectos, sus rutas, sus hábitos. Algunas veces, sin
embargo, los secuestros no son planificados; puede que se improvisen en el
momento. Independientemente del motivo, cada secuestro tiene probabilidad de
ser único y extremadamente difícil para los funcionarios encargados de hacer
cumplir la Ley.
Bajo este contexto, la lucha
contra el secuestro es una tarea compleja, difícil y peligrosa, además el
secuestro es un crimen costoso en cuanto a las repercusiones que puede tener en
la confianza internacional (puede desalentar la inversión).
Los delincuentes suelen hacer
elecciones racionales sobre donde, cuando y como, cometer el delito, sopesan el
riesgo y la recompensa porque quieren que su negocio sea lucrativo y seguro.
Este es particularmente el caso en lo que se refiere al secuestro con fines de
extorsión, quizás más que respeto del secuestro políticamente motivado. La
experiencia indica que hay un gran estímulo para los secuestradores si hay
mucha inestabilidad, si el riesgo de detección es bajo y la oportunidad para la
corrupción es alta.
Para terminar esta columna, los
tipos de secuestro más comunes son:
• Secuestro con fines de
extorsión
• Secuestro con fines políticos o
ideológicos
• Secuestro entre grupos
delictivos, o dentro de ellos
• Secuestro vinculado a disputas
familiares o domesticas
• Secuestro con fines de
explotación sexual
• Secuestro simulado o fraudulento
• Secuestro “Expreso”
• Secuestro virtual
• La venta de la víctima de un
secuestro