• PRI... Recuento de los daños
A pesar de sus errores,
--algunos graves por cierto--, donde por consecuencia lógica los
cuestionamientos por corrupción han estado a la orden del día, además de caídas
y derrotas, el Partido Revolucionario Institucional no deja de luchar en su
intención por resurgir, contra viento y marea, desde el ojo del huracán donde
ahora se encuentra.
Y no es para menos. Sus
militantes saben que ese barco donde hoy viajan, no navega precisamente
en un mar en calma, sino en medio de una tempestad con grandes riesgos, donde
desde allá en alta mar, la más cruenta lucha la tendrán que librar contra
un monstruo de mil cabezas llamado Morena.
Sin embargo, hay uno de los
candidatos a la dirigencia nacional del PRI, de nombre Alejandro Moreno, quien
asegura, quizás con conocimiento de causa, y con gran valentía, tener la fuerza
y la capacidad para enfrentarse al monstruo, a quien incluso, ya de antemano lo
califica como: “un ave de paso”.
Y tal vez sus expresiones
encierren una gran verdad, Pues si recurrimos a la historia, después de
que el PRI estuvo 71 años en el poder, posteriormente 12 años gobernó el
PAN; y después el PRI de nuevo recuperó el poder. Esto a nivel nacional. En
cuanto al nivel local, después de que el PRD avasalló con Leonel Cota,
solamente pudo gobernar por 12 años, y después el PRD se fue al sótano. Es
decir, tal como lo afirma Alejandro Moreno, fueron solo aves de
paso.
Por otro lado, no hay que
olvidar que siempre, los golpes inician al interior del partido de que se
trate. Es decir son los propios militantes, operadores políticos, o quienes
desempeñan una función pública, los que finalmente se molestan o están en
desacuerdo con algo y allí inicia la desbandada. Y como un collar cuando
se le rompe el hilo, se salen todas las cuentas, y después, --por
consecuencia--, ya no les salen las cuentas.
Ahora bien, lo que debe
asimilar y entender este aspirante, lo mismo que Ivonne Ortega, --la otra
aspirante--, es que para el PRI, no solamente son tiempos de sembrar con la
esperanza de levantar de nuevo buena cosecha; sino que son tiempos de
volver la vista atrás, para que, con otros ojos, vean lo realizado y el daño
causado, y busquen subsanar esas viejas heridas y aquellos pecados capitales
que pesan sobre ese partido. Todo lo cual tiene que ver con la inmoralidad y la
deshonestidad.
Y es que, es cierto y lo
sabemos; hoy por hoy, esta organización partidista, y desde la incómoda
oposición donde ahora se encuentra, realiza desesperados esfuerzos por
lograr nuevamente la confianza y la credibilidad de la gente; y así
recuperar espacios perdidos. Lo que tendrá que hacerlo con creces y mucha
inteligencia, toda vez que después de haber enfrentado a ese monstruo de mil
cabezas durante el pasado proceso electoral no lo pudo derrotar y ahí supo de
su gran fuerza y poder.
Es pues, una muy difícil tarea
la que le espera a estos aspirantes, y a los priistas en general, más aun
luego de sentirse responsables de haberse cubierto con la gran cobija de
la inmoralidad y la corrupción. Y donde, quienes ostentaron cargos, hicieron
alarde del abuso y la impunidad; y después de tejer todo un gran nido de
corruptelas pretendieron esconder, --como el avestruz--, sus cabezas.
Por tanto para ellos, los priistas,
más bien es momento de hacer el recuento de los daños. Y luego de saber los
resultados de tanto daño causado, es a ellos, a sus dirigentes y
partidarios, a quienes les toca barrer los escombros y limpiar las impurezas
que dejaron la podredumbre y la perversidad; obligándose también a lavar el
lodo de las inmundicias, a levantar los residuos de aquellas corruptelas y a
recoger la basura, producto de aquellas perversiones y libertinajes.
Y ahora sí, desde la acera de enfrente donde ahora se ubican,
ya sin esa venda negra en los ojos que siempre cubre la insaciable ambición de
los políticos y su poder, ahora sí, ya se Ivonne Ortega, o Alejandro Moreno,
observarán con más claridad para hacer suyas la crisis económica que sufre el
pueblo; sus enfermedades, su falta de trabajo, su miedo. Y posiblemente
lamenten su frío, su hambre, su dolor y su marginación.
Y es que, para desgracia de
ellos, --tanto de Ivonne como Alejandro-- los hubo quienes desde el poder
enfermizo, hicieron gala de soberbia, de insensibilidad, de
arrogancia. Y olvidando que el poder no es eterno, se marearon, y hasta
levitaron perdiendo el piso, y hasta la vergüenza, pues los hay quienes, aun
tras las rejas se siguen riendo.
Por tanto, es momento que,
desde allí donde se ubican todos los priistas por convicción y más aun los que
aspiran a cargos públicos, sentados en el banquillo de los acusados y
arrinconados en el ostracismo de la oscuridad, volteen su mirada hacia aquellos
millones de personas que con su voto, les da el poder, quienes hoy los apuntan
con su dedo acusador; y después de eso, hagan un acto de contrición y
reflexionen sobre tanto abuso, tanta marginación, y tanto dispendio. Y
recapaciten sobre el olvido y la inseguridad, causada al pueblo.
Porque, tal como lo he
reiterado, no podemos olvidar que toda acción tiene una reacción. Y en
este caso la infinidad de acciones negativas que cometieron los priistas, están
encontrado las reacciones esperadas de parte del pueblo; y en el caso de
quienes hoy ostentan el poder, desde la presidencia hasta las alcaldías,
pasando por cada una de las gubernaturas de los estados, (trátese del partido
que se trate), para todos ellos, es, y debe ser una gran lección que –si en
realidad les importa el pueblo-- jamás deben olvidar.
En síntesis, fueron muchos,
muchos años, donde se afirma que de lo malo, hubo de todo. Desde
desilusiones, molestias, desencantos, frustraciones, pesares, y
decepciones, hasta chantajes, sobornos, robos y pillaje.
Y aun cuando hoy, desde las
altas esferas se habla de una lucha frontal contra la corrupción,
lamentablemente es el miedo el que allí sigue, abrazando a la gente, escondido
en cada rincón de la patria, y saliendo a cada paso que dan los
mexicanos.
Luego entonces,
ojalá que este nuevo gobierno que desde la presidencia ostenta el poder,
no siga distribuyendo solamente besos, palabras bonitas, y florecitas entre los
delincuentes. Porque de ser así, la delincuencia –organizada o no-- se seguirá
burlando como lo ha hecho hasta hoy, no solamente de los policías, de los
marinos, y de los soldados; sino del Presidente, y de su nueva y muy cacareada,
Guardia Nacional.
Cuestión de tiempo.