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Hoy es domingo, 24 de noviembre de 2024

Artista de Milpa Alta preserva el náhuatl con libros ilustrados

• Isela Xospa lucha para preservar el náhuatl y su invaluable patrimonio cultural

Artista de Milpa Alta preserva el náhuatl con libros ilustrados

Armada con sus ilustraciones, Isela Xospa lucha para preservar el náhuatl y su invaluable patrimonio cultural. En entrevista, la artista cuenta su viaje de ida y vuelta. Nació en Milpa Alta y, tras emigrar a Nueva York y pasar allí más de una década, volvió a su lugar de origen, con el fin de preservar la tradición oral en una colección de libros ilustrados.

Hace poco vio la luz el primer volumen de esa serie: In miqui yoli. El muerto vivo, un libro editado usando únicamente dos tintas: negra y naranja, el color de la flor de los muertos, el cempasúchil.

 

El libro narra la historia de un enterrador que volvió a la vida gracias a las ofrendas puestas por los habitantes del pueblo en el tradicional Día de Muertos.

Es una revisión de un libro publicado en 1942 por Anita Brenner, The boy who could do anything (El niño que podía hacer cualquier cosa). “Es una colección de historias locales que Luz Giménez, indígena de Milpa Alta, le contó a ella”, precisa Xospa.

 

En esta nueva edición, con textos en náhuatl y español, regresan personajes como el enterrador Pedro, familias nahuas típicas de la región, el niño que descubre que Pedro ha vuelto a la vida o incluso la Muerte.

Todos ellos ilustrados por la artista, que se deshace de las convenciones estéticas que tiene el cuerpo y dibuja a todos con forma cúbica. La idea de hacerlo así llegó a partir de observar “que en México las publicaciones indígenas o temas indígenas, aunque han cambiado poco, estaban estereotipadas”.

“No me gustaba y dije: ¿cómo hacer para que salga del estereotipo indígena? Si te fijas, (la persona) es un cubo y ese cubo se vuelve blanco, rojo, rubio, grande o chiquito. No hay gordo, no hay flaco, no hay forma, pero es una persona”, explica.

Esto es sólo un ejemplo de un modo de ver el mundo —la que reside en el idioma náhuatl— que Xospa se obstina “en reivindicar, en traerlo de nuevo a la vida social”.

Los niños deben ser los principales receptores, de ellos depende que la lengua se preserve, que las tradiciones continúen, dice Xospa.