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Hoy es jueves, 21 de noviembre de 2024

Realidad de BCS

• A casi seis meses del gobierno de AMLO reina la incertidumbre y la zozobra entre quienes pensaban que ya a estas alturas estarían encabezando una “delegación” federal • Ello debilita la presencia de un Víctor Castro que en corto y abiertamente busca ya desde ahora ser el candidato de Morena a la gubernatura del Estado en el 2021 • Se suma la accidentada relación con la mayoría de los representantes de los medios de comunicación ante la intolerancia a la crítica y a los señalamientos mediáticos


Este sábado se cumple los primeros seis meses de gobierno federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador y en Baja California Sur, aún no se termina por armar el equipo de sus colaboradores cuya coordinación se supone estaría al mando del superdelegado Víctor Castro Cosío, quien no ha podido cumplir cabalmente con esa responsabilidad.

 

A Castro Cosío se le acabaron las excusas, las evasivas y por supuesto, el tiempo.

 

Entre las inconsistencias o falta de atención a los compromisos políticos contraídos antes, durante y después de la campaña electoral, está la de colocar a algunos actores políticos en las diversas áreas de representación federal conocidas históricamente como “delegaciones federales”.

 

Algunos incluso que supuestamente estaban “contemplados” al inicio de la llamada cuarta transformación, ya no quisieron esperar más.

 

Otros ya no pudieron esperar más tiempo (casi seis meses sin salario o ingreso formal desesperan a cualquiera) y han decidido salir de la entidad a buscar otras posibilidades laborales.

 

La posibilidad de que se cumpla la promesa de colocar a todos los llamados todavía “delegados federales”, es muy remota, lo que debilita definitivamente la presencia de un Víctor Castro que en corto y abiertamente busca ya desde ahora ser el candidato de Morena a la candidatura a la gubernatura del Estado en las elecciones del 2021.

 

Obviamente para muchos esta actitud es un acelere que puede costarle mucho políticamente a Castro Cosío y a sus principales seguidores que en gran medida también han frenado de diversas maneras que nuevos adeptos se integren al grupo “puchista” y se sumen al esfuerzo de este proyecto político.

 

Víctor Castro ya no cuenta con los alcaldes de Los Cabos, La Paz y Comondú. Aunque algunos insisten en señalar que definitivamente nunca contó fehacientemente con ellos.

 

Tampoco cuenta con muchos de los diputados locales que esperaban mayor reciprocidad política de quien es el representante formal del gobierno de López Obrador.

 

Su accidentada relación con la mayoría de los representantes de los medios de comunicación deja ver también cada vez con mayor claridad, la intolerancia a la crítica y a los señalamientos mediáticos que evidencian justamente estas limitaciones.

 

Se cumplen este fin de semana los primeros seis meses de un mandato federal donde las condiciones económicas del país, no están en el nivel de mejoría que se ofreció alcanzar a estas alturas.

 

Se supone, en teoría, que para la próxima semana, es decir a partir del lunes tres de junio, las llamadas delegaciones federales ya estarían definidas con sus correspondientes titulares.

 

Pero hasta ahora reina la incertidumbre y la zozobra entre quienes pensaban que ya a estas alturas estarían percibiendo su respectivo salario federal.

 

Por el contrario, lo que sí es evidente es que este nuevo grupo en el poder federal se encuentra más confrontado que nunca, lo que obligará a como dé lugar, a tratar de disimular más, estos ventilados descalabrados.

 

Las históricas diferencias políticas entre Víctor Castro y Leonel Cota cada día serán más evidentes por lo que el también llamado “superdelegado” tendrá que hacer ajustes efectivos en su manera de hacer su tarea.

 

Para nadie es un secreto que las viejas heridas causadas entre estos personajes aún no han cicatrizado del todo y que seguramente revivirán.

 

Está claro que Víctor Castro y sus colaboradores, están más preocupados por el proceso sucesorio del 2021 que por la conformación de los equipos de trabajo de cada delegación federal lo que seguramente generará molestia entre quienes no resulten agraciados en este reparto de posiciones políticas y laborales.

 

Por supuesto la soberbia se tendrá que hacer a un lado para poder enfrentar con éxito este dilema en donde serán muy pocos espacios para repartirlos entre tanto compromiso contraídos en campaña lo que se sumará a las evidentes diferencias que Víctor Castro históricamente presenta con el exgobernador Leonel Cota Montaño y ahora también con la propia dirigencia estatal de Morena que encabeza Alberto Rentería.

 

Ante los esperados reclamos de quienes sufran la decepción de no ser colocados en las mencionadas áreas federales, Víctor Castro, más por necesidad que por decisión propia, tendrá que aprender hacer política de altura donde prevalezca la madurez por encima de las clásicas reacciones viscerales.

 

¿No le parece así amable lector?