• El gas natural ha ganado importancia de manera progresiva a nivel global, debido a las ventajas que presenta con respecto a otros combustibles fósiles
Es abundante. De acuerdo con
ciertos estudios, existen reservas para satisfacer las necesidades de consumo
por más de 50 años y, actualmente, los avances tecnológicos permiten la
explotación de nuevos yacimientos.
Es limpio. El gas, en
comparación con el carbón, genera la mitad de dióxido de carbono (CO2) y una
décima parte de sus contaminantes.
Es versátil. Una planta de
generación eléctrica que consume gas natural tiene un ciclo de arranque/parada
más corto que el de una planta de carbón, lo que ayuda en complementar la
generación por tecnologías renovables, que cada vez tiene mayor peso.
En 2017, la demanda mexicana
de gas natural fue 8,017 millones de pies cúbicos diarios de(mmpcd), lo que
supone un crecimiento de 20% con respecto a 2012, que se espera aumente hasta
los 9,385 mmpcd para 2022. El sector eléctrico demanda la mayor cantidad de gas
natural en México. En 2017, utilizó casi 55% de este combustible, muy por
encima del sector petrolero (25%), industrial (19%), y otros restantes (2%).
En el periodo comprendido
entre 2012 y 2017 la demanda de gas natural para la generación de energía
eléctrica aumentó 41%. El uso de gas natural ha incrementado por encima de
otros combustibles como el combustóleo, diésel o carbón, principalmente, por
representar la alternativa más económica y amigable con el medio ambiente,
mientras se consolida la generación de electricidad a partir de recursos
renovables.
La Ley General de Cambio
Climático (2012), la Ley de Transición Energética (2015), los compromisos
adoptados con la Organización para las Naciones Unidas (ONU) en marzo de 2015 y
las metas anunciadas en la “Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático” de París (2015) establecen metas específicas para reducir la emisión
de gases de efecto invernadero en las próximas dos décadas. Estos objetivos
favorecen el desarrollo de fuentes de energía renovable, así como el de plantas
de ciclo combinado, cuyo combustible principal es el gas natural.
En consecuencia, se prevé que
el consumo de este hidrocarburo dentro del sector eléctrico pase de 68%, en
2017, a 77%, en 2022.
En los últimos años, México ha
disminuido la producción de gas natural (-31% entre 2012 y 2017), a pesar de
que la demanda va en aumento. Por este motivo, las importaciones totales de gas
se incrementaron 128% en el mismo periodo. La mayoría procede de Estados
Unidos, y supera en volumen a la producción mexicana desde 2016.
Recientemente, el mercado de
gas natural de Estados Unidos ha experimentado una profunda transformación: la
producción ha aumentado drásticamente y los precios han alcanzado mínimos
históricos, debido principalmente a la extracción de shale gas, así como de gas
asociado al shale oil. En consecuencia, en Estados Unidos. son, en la
actualidad, el proveedor de gas natural más atractivo del mundo: en 2018, sus
precios promediaron los tres dólares por millón de unidades térmicas británicas
(MMBtu).
Dada la proximidad geográfica
entre México y Estados Unidos, es posible importar gas natural por medio de
gasoductos, que es mucho más económico que importar GNL (Gas Natural Licuado),
como lo hacen países en Asia que no tienen alternativa. Los bajos precios del
gas natural en Estados Unidos y un mejor acceso al mismo a través de nuevos
ductos, han desincentivado la extracción de gas en México. Adicionalmente, si
bien México cuenta con reservas significativas de este combustible, la
infraestructura necesaria para su extracción, transporte y almacenamiento es
aún limitada y condiciona los niveles de producción.
En México, el uso del gas
natural se ha concentrado en la producción de electricidad y, en menor proporción,
en procesos industriales y comerciales. Sin embargo, existe una oportunidad
para su uso como combustible para automóviles, y se denomina Gas Natural
Vehicular (GNV).
El GNV se comercializa de dos
maneras, en estado gaseoso, como Gas Natural Comprimido (GNC), y en estado
líquido, como Gas Natural Licuado (GNL). En ambos casos, el gas se comprime lo
suficiente para que un volumen elevado se almacene en tanques a bordo de
vehículos, los cuales cumplen con especificaciones muy estrictas y resisten pruebas
de esfuerzo que los depósitos de gasolina o diésel son incapaces de soportar.
En la actualidad, existen tres tipos de
motores capaces de funcionar con GNV:
•Motores dedicados.: Funcionan
solamente con gas natural.
•Motores de combustible alternativo
(bi-fuel): Cuentan con dos sistemas de abastecimiento separado que les permiten
operar con gas natural o gasolina, lo cual les brinda flexibilidad y aumenta su
rendimiento.
• Motores de doble combustible
(dual-fuel): Utilizan gas natural con un
poco de combustible diésel como apoyo para el proceso de encendido. Funcionan
de la misma manera que los motores convencionales.
El uso de gas natural en
vehículos presenta las siguientes ventajas:
•Economía: El precio para el consumidor puede
ser hasta 50% más barato que la gasolina o el diésel. Adicionalmente, el
proceso de combustión del gas natural genera menos residuos, lo cual reduce los
gastos de mantenimiento del automóvil y prolonga su ciclo de vida.
•Energía más limpia: La
sustitución de un autobús que consume diésel por otro que utiliza gas natural
equivale a retirar de circulación a más de 20 autos. Un vehículo que opera con
gas natural reduce la emisión, en promedio, de 95% de partículas contaminantes,
90% de monóxido de carbono (CO), 75% de óxido nítrico (NO) y 25% de bióxido de
carbono (CO2), comparado con la gasolina y el diésel.
•Seguridad: Los tanques de GNV
son más resistentes que sus contrapartes de gasolina o diésel y, en caso de
accidentes, su contenido se disipa en la atmósfera rápidamente.
Los sectores de transporte de
pasajeros y de carga suelen ser los más beneficiados por el uso del GNV.
Empresas que cuentan con flotillas de vehículos de alto kilometraje, tales
como, autobuses, taxis y camiones, los cuales operan dentro de un área limitada
o a lo largo de una ruta establecida, pueden conseguir importantes ahorros. Un
vehículo utilitario de uso personal puede obtener su retorno de inversión en
tres o cuatro años, mientras que uno de uso profesional lo conseguiría en un
lapso menor a un año.
Por otra parte, gracias a que
el auto eléctrico ha adquirido relevancia en los últimos años es uno de los
principales competidores del GNV; no obstante, su autonomía es
significativamente inferior y su precio bastante más elevado. De la misma manera,
la facilidad para acondicionar los motores de gasolina o diésel al consumo de
gas natural juega en contra del auto eléctrico, el cual utiliza tecnología
diferente que no puede ser adaptada en un taller común. De acuerdo con
proyecciones de la Secretaría de Energía (Sener), en 2026, los autos eléctricos
representarán apenas el 2.3% del parque vehicular total del país.
A nivel mundial, más de 26
millones de vehículos funcionan mediante GNV, de los cuales más de 20% circula
en América Latina. No obstante, se estima que esta cifra puede aumentar a 50
millones, en 2020, y a 100 o incluso 200 millones, en 2030.
En América Latina, el país con
mayor penetración de vehículos a base de gas natural es Argentina, seguido por
Brasil, Perú y Colombia, mientras que México se encuentra aún muy rezagado. La
mayor parte de este parque son vehículos convertidos a GNV posventa
(principalmente, taxis y transporte de carga).