• Señor Presidente…
Un Soldado, tiene dignidad, honor, recato,
decoro, honestidad, vergüenza, decencia, compostura, pundonor. Emana respeto y
obediencia. Es arrojado y valiente, capaz de ofrendar su vida. Y por todo
eso, merece consideración, deferencia, respaldo y salvaguarda de parte del
llamado jefe supremo de las fuerzas armadas, como lo es usted.
Pero un Soldado, no está para
permitir humillación, vejación, sumisión… ¡Jamás!
Y en ese caso ocurrido en La Huacana, --señor
presidente--, la humillación a soldados, fue una humillación a hombres.
Fue una humillación al Ejercito. Fue una humillación a México, al país, a
la nación, a la Soberanía.
Y lamentablemente usted, --siempre--, todo lo
pretende solucionar con discursos sin argumentos, huecos, vacíos, sin sustento.
Como en este caso, cuando dijo:
“La actitud de los soldados fue muy responsable,
muy digna, muy valiente, porque una cobardía es abusar de nuestros semejantes,
por eso todo mi apoyo y mi respaldo a los soldados, marinos, los soldados son
pueblo uniformado”.
Yo le pregunto a usted: ¿hay dignidad y valentía
cuando se dejan humillar?
Más aun, usted consideró que la actitud de
los militares retenidos fue: “responsable, digna y valiente”, ya que “es una
cobardía abusar de nuestros semejantes”.
Yo le respondo: los soldados no abusaron.
Simplemente se pudieron defender.
Luego usted aseguró que las fuerzas armadas
mantendrán siempre una actitud prudente, y descartó que estos hechos resten
autoridad al Ejército.
¡Por favor…! Yo le respondo: ¡claro que sí le
restan autoridad!
Y le pregunto de nuevo: ¿en qué sentido les da
más autoridad? ¿Y para usted la prudencia significa que los soldados se dejen
humillar? Acaso, si a usted lo ofenden, ¿adquiere más autoridad…? ¡Por favor
explíquese! O, ¡Aplíquese!
También, de los Soldados usted dijo: “van a
mantener siempre una actitud prudente. Porque están conscientes de que se deben
de respetar los derechos humanos, y que a nadie se le debe privar de la vida”.
Yo le pregunto otra vez: ¿la delincuencia si
puede pasar por encima de los derechos humanos de los Soldados? Y también le
pregunto: ¿a los Soldados sí se les debe privar de la vida?
Otra cosa, usted insistió en que se trabaja ya
en la capacitación de la Guardia Nacional para resolver situaciones de este
tipo, y aunque reconoció que en estos casos siempre hay polémica, dijo que el
gobierno federal “no oculta nada” y actúa ante casos de abusos o errores
ejercidos por soldados y marinos. “Yo he podido constatar la manera responsable
en que están actuando y en donde hay abusos, excesos, no se oculta nada, los
mismos mandos como el almirante Ojeda o el general Crescencio me informan y sin
ninguna justificación, cuando cometen un error o hay un hecho lamentable en
donde son responsables, lo asumen”.
Palabras huecas, señor presidente. Donde solo
nos dejan la idea de que los integrantes de la Guardia Nacional también pueden
ser humillados y vejados.
Y con todo eso, tal parece que para usted, solo
importan los derechos humanos de la delincuencia. De nadie más... Menos de los
Soldados.
Yo solo le digo que este caso, --señor
presidente--, donde sometieron y vejaron a un escuadrón de Soldados, es
sumamente delicado. Y muy grave. Sin importar las causas. Porque lo
importante son, y fueron los efectos.
Ahora bien, el papel del ejército, señor
presidente, es velar por los bienes del pueblo. Es ser garantes de la seguridad
de todos los mexicanos. Garantes de la Soberanía Nacional.
Entonces, otórgueles valor, brío, vigor,
decisión. Incúlqueles intrepidez, audacia, denuedo, arrojo, gallardía,
temple. Deles ánimo, resolución, aliento. Lo que no les dio en ninguna de sus
expresiones.
Por eso le digo señor presidente: el Ejército,
el Soldado en acción, no merece el abandono, el desamparo el descuido y la
desatención que usted, con sus palabras, le está proporcionando. Porque a esos
Militares, les causa desanimo, les provoca desaliento. Y su labor se debilita,
como también debilita a esa Prestigiada institución, al país. Y de paso, deja
en la indefensión a toda una sociedad que está sucumbiendo ante los niveles de
inseguridad y violencia que hoy por hoy ya rebasaron esas instituciones.
Basta pues de ese doble discurso matutino donde
subliminalmente se beneficia a criminales y no se aboga por las Fuerzas
Armadas.
Basta ya de tanta indiferencia política a hechos
tan importantes que solo guardan las formas y lesionan el fondo.
Por tanto, --señor presidente-- es
necesario llenar ese vacío gubernamental que en estos momentos lo está
llenando, con hechos, la delincuencia. Mientras con posturas
gubernamentales como esas, solo nos deja el nefasto beneficio de la duda.
Mientras aquellos se ríen y se burlan de usted, del Ejército, y de todos.
Vamos, “no es posible repeler agresiones con
muñecas o ramos de flores“, escribió un soldado, quien, entre otras cosas, a
usted señor presidente, le pide: “si tiene dignidad, renuncie al cargo”.
Y yo reitero: los delincuentes no son unas
hermanitas de la caridad, a los que se les debe tratar con cartitas y palabras
y buenos modales. Como también es imposible hablar de amor y paz con ellos. Es
decir como usted lo ha venido haciendo desde que inició su gobierno.
Porque para ellos, -de su parte-, solo ha habido
eso: amor y paz.
Cuestión de tiempo.