María Dolores Cota López relató para Diario El Independiente su experiencia de vida, en el marco de su jubilación
La Paz, Baja California Sur.- María Dolores Cota López llegó en mayo de 1990 al Poder Judicial en búsqueda de una oportunidad para mantener su familia y el día de ayer, se retiró con honores, al jubilarse tras 28 años de trabajo.
En una modesta ceremonia encabezada por autoridades sindicales y judiciales, “Lolita” se despidió entre lágrimas y aplausos de trabajadores de todas las edades.
Con motivo del Día del Trabajo, la nueva jubilada concedió una entrevista para Diario El Independiente, tras recibir decenas de abrazos de sus compañeros de pasillo y labor judicial.
“Me siento muy tranquila, mi principal propósito siempre fue trabajar. Aquí en el Poder Judicial tenemos la oportunidad de atender a un público justiciable”, inició su relato.
Expuso que con tan solo 29 años de edad obtuvo la oportunidad de incorporarse a los trabajos como secretaria del juzgado de primera instancia del ramo civil en el Tribunal Superior de Justicia del Estado (TSJE) de Baja California Sur (BCS).
Tras concluir los requisitos para la jubilación, decidió uniformarse para vivir su último día de trabajo que culminó tras un abrazo y apretón de mano con sus patrones, los magistrados y también con su líder sindical, Mauricio Higuera Cota.
“Nunca tuve problemas ni necesidad de buscar apoyo en el sindicato. Los admiro por el trabajo que hacen, no es fácil dirigirnos, somos un gremio muy grande”, dijo la jubilada entre sonrisas.
Con solemnidad reconoció que, a pesar de las críticas, los funcionarios judiciales se distinguen por su sensibilidad ante los ciudadanos con “hambre” de justicia.
“Siempre es pensando en la persona que necesita los servicios. Le puse mucho amor a mi trabajo, busqué apoyar a la gente”, dijo la jubilada.
Relató que como secretaria de juez trabajó atendiendo al público, lo cual dijo difícil por la naturaleza del servicio.
“No es fácil, porque tienes que explicar que las cosas no se pueden hacer como lo están demandando. La justicia está plenamente definida, qué debes hacer y qué no”, señaló.
Conocer una infinidad de rostros de todas las edades, estratos sociales y orígenes, mediante un trato igualitario, fue de sus principales aprendizajes, aseguró.
“Muchas y diferentes personas. Siempre tuve en mente tratar igual, tanto al que menos tiene como al que más tiene. A todos parejo, porque así se nos enseña aquí”, recalcó.
Respetar la dignidad de las personas fue el ingrediente principal para su actitud de servicio durante su amplia labor, relató.
Su experiencia pasó de trabajar 21 años dentro del ramo civil, al cambio repentino en terrenos más pantanosos como lo fue el ramo penal.
Los delitos penales y los delitos civiles, generalmente difieren en cuanto a su castigo. Las causas penales impondrán penas de prisión como un posible castigo, mientras que las causas civiles por lo general resultarán en daños económicos u órdenes de innovar o no innovar.
Una causa penal podría incluir tanto penas de prisión como castigos económicos en forma de multas.
De vivir acostumbrada a trabajar con juicios civiles, mercantiles e hipotecarios, su escritorio se fue llenando de casos cada vez más agudos, conforme la sociedad “evolucionó” en la entidad.
“Me impactó mucho, porque soy de corazón sensible y las cosas penales son muy fuertes”, dijo Lolita con sus ojos cada vez más brillantes.
“Me apliqué. Tuve apoyo de mis jefes. Pedí la oportunidad de hacer el esfuerzo para aprender y sí bendito sea mi señor me dio oportunidad de aprender”, relató.
Señaló como su experiencia más satisfactoria, el poder lograr acuerdos desde su escritorio para la resolución de injusticias.
“Recuerdo una ancianita que, con muchos esfuerzos en su vida, con mucho trabajo, una señora sumamente humilde y con poca instrucción, construyó su casita y un local”, relató.
“Lo rentó a una persona y puso un depósito. Le estaba yendo muy bien, pero vio que no estaban tan en orden las cosas y peleó para que se lo regresaran”, señaló.
Dijo que en esa ocasión pudo sentarse con el abogado contrario y, “con el corazón en la mano”, haberle explicado la situación precaria de la demandante.
“Me dijeron: ¿Sabes qué? voy a hablar con mi cliente, ahí la dejamos. Me regresaron su inmueble, tuvimos todo en orden y el juez finalmente me felicitó por el buen arreglo”, expuso.
Y es que el trabajo del Poder Judicial “es así”, señaló desde el retiro, Lolita. Mucho contacto con la gente.
La de Lolita es solo una historia de entre más de 80 personas que, anualmente, logran cumplir con el requisito de antigüedad para su jubilación.
Mauricio Higuera Cota, secretario general de la sección La Paz del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio de los Poderes del Estado, Municipios e Instituciones Descentralizadas de BCS (SUTSPEMIDBCS) le hizo entrega de un reconocimiento y de un reloj con una placa plateada con su nombre y la fecha de su despedida.
Sus compañeros le regalaron flores y su reconocimiento perpetuo.
Lolita agradeció a Jesús, a quien reconoció en su discurso final como su creador. Dijo haberse equivocado y recompuesto camino. Su principal error: confundir a su trabajo con su Dios.
Ahora en pleno 2019, le tocará cuidar a su familia, su salud y sus propias necesidades, ya no habrá más trámites para el juez.
Y es que cada vez es más difícil lograr esta hazaña, reconoció el secretario general Higuera Cota.
Primero se debe ver el “régimen de pensión” al que fueron inscritos, ya que son variables las reglas de cada uno, para poder así aspirar a un retiro digno y bien remunerado.