• Cohen viajó hace unos días a Pittsburg para llevar a la muestra Poetics in Diversity ocho cuadros del pintor oaxaqueño Max Sanz, único mexicano invitado a la exposición cuyo tema es la migración
Ciudad de Mexico.- El mercado
del arte en México atraviesa una situación bastante difícil desde 2018, dice la
galerista Emilia Cohen, una de las promotoras más importantes del país, quien
tiene más de tres décadas difundiendo no sólo a los grandes maestros, sino al
talento joven nacional.
En entrevista con La Jornada,
recuerda que hace algunos años, los coleccionistas prácticamente se arrebataban
obras de artistas como Rufino Tamayo o los muralistas, así como algunos autores
de las nuevas generaciones.
Pero en lo que va del año,
agrega, “existe una suerte de recesión, las personas han detenido sus
inversiones en arte; también sucede en Estados Unidos.
Por eso, es muy importante
contar con el apoyo de las autoridades gubernamentales y que, sobre todo, se
interesen en organizar exposiciones en las que los jóvenes artistas puedan
vender, pues de eso viven muchos de ellos.
Cohen viajó hace unos días a
la ciudad de Pittsburg, Estados Unidos, para llevar a la muestra Poetics in
Diversity ocho cuadros del pintor oaxaqueño Max Sanz, el único mexicano
invitado a la exposición que incluyó trabajos de artistas cubanos y
puertorriqueños, todos con el tema de la migración.
Los jóvenes artistas de México
están aportando mucho al arte contemporáneo, por eso hay que procurar no sólo
que vendan, sino hacer que su trabajo se conozca en el mundo, insiste Cohen.
Hay talento de sobra
La galerista reitera que es
cierto que se requiere mucho esfuerzo para organizar una exposición y atraer al
público, pero la satisfacción es grande cuando uno tiene la visión de escoger a
un artista y acompañarlo en su crecimiento profesional.
Por eso la llena de orgullo
que “el arte latinoamericano, en particular el mexicano, tiene ya gran
reconocimiento internacional, sobre todo gracias a las ferias, donde podemos
exponer a nuestros artistas.
“Desgraciadamente, a veces no
es suficiente el esfuerzo que hacemos las galerías o los propios creadores, que
pueden tener una beca, pero la gran mayoría no cuenta con ese incentivo.
“Falta comprender que el arte
puede transformarse en una gran economía para México porque tenemos grandes
artistas. Si me pidieran hacer una lista con 100 pintores, escultores o
fotógrafos de primer nivel, los tenemos y sobran.
Los jóvenes artistas de México
están aportando mucho al arte contemporáneo, por eso hay que procurar no sólo
que vendan, sino hacer que su trabajo se conozca en el mundo, insiste Cohen.
“Pero una sola galería no puede darse abasto para manejarlos a todos, porque a
cada uno hay que darle su lugar. A los más jóvenes hay que integrarlos con los
artistas de renombre para que ellos les den peso y después den el brinco.
Facilidades y promoción
“Nuestras nuevas generaciones
de creadores luchan todos los días por salir adelante, pero hacerse de un
nombre requiere apoyos y promoción. Es triste que no los tengan. Como país
llegaríamos más lejos si las autoridades estuvieran presentes, con facilidades,
por ejemplo, a la hora de transportar las obras, con espacios dónde exhibir y
vender, con más programas para mover a los artistas de aquí para allá, pero hay
trabas.
“Ser artista en México no es
un camino fácil, hay que batallar mucho. No sólo es pintar y ya, cuesta
bastante, hay que invertir en materiales carísimos, pues los artistas que
tienen gran talento y un trabajo impecable siempre deben conseguir material de
lo mejor. Van a contracorriente.
Sin embargo, la generación que
se va a colocar a la par de los grandes maestros del siglo XX ya está en el
escenario. Los artistas de 50 o 40 años de edad están con una producción
constante, y los nacidos en los años 90 también, y son muy buenos, considera
Emilia Cohen, quien inició su labor como galerista y promotora con la
colaboración de Francisco Toledo, Rubén Leyva y Juan Alcázar, entre otros
maestros oaxaqueños.
Así arranqué, comencé con los
grandes para irme rencontrando con artistas más jóvenes, como Max Sanz. Ahorita
manejo a alrededor de 50 artistas; es mucha responsabilidad, pues a veces
también hay que saber enfrentarse con 50 temperamentos, pero la satisfacción es
mucha. Hay que tener también talento y pasión para dedicarse al arte desde esta
trinchera, concluyó la promotora.