· Morenistas agarrados del “chongo” ante falsa indiferencia de su dirigente Alberto Rentería · Todos contra todos al interior de Morena perdidos en el proceso del 2021 sin hacer lo adecuado en el presente · Aceleres, acusaciones mutuas, patadas y sacadillas, traiciones, deslealtades y hasta posible fraude y mal manejo de recursos públicos son definitivamente características muy graves de un grupo político que está al borde de la decepción social
¿Qué pasa con los
representantes de Morena en la entidad?, ¿Será que están montados en una ola de
soberbia y autoengaño que no ven que lejos de avanzar están cavando su propia
tumba precisamente hacia el proceso electoral de 2021, razón de fondo por la
que prácticamente desde el inicio de su gestión, andan como se dice vulgarmente
“agarrados del chongo”?
Sea lo que sea nadie ha podido
explicar a la opinión pública con claridad y certeza porque a pesar de todo,
incluso con la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la entidad,
no se puede construir la tan anhelada unidad partidista.
Víctor Castro el súper delegado
de gobierno federal, va por su propio camino al igual que el subsecretario
Leonel Cota Montaño y no se diga los legisladores locales que también traen su
propio “deschongue” y donde la presidencia del partido que encabeza Alberto Rentería
simple y sencillamente brilla por su ausencia.
Obviamente para la dirigencia
de este partido todo parece indicar que la estrategia es no meterse, no decir
nada, no tomar postura y dejar que las figuras políticas emanadas de su representación
política, se siga dando hasta con la cubeta.
Una falsa indiferencia que ya
no engaña a nadie.
Lo malo para Morena y sus representantes
es que es muy temprano para el nivel de confrontación interna que ya registran
cuando falta aún mucho para el proceso electoral delo 2021.
Esta evidente implosión
morenista se registra apenas a cien días del nuevo gobierno federal y a casi
seis meses de iniciadas las autoridades locales municipales y en el poder legislativo
de la entidad.
Hay a estas alturas demasiados
agravios y situaciones en algunos casos irreconciliables.
Por supuesto que en gran medida
esto se debe a que no existe un liderazgo efectivo y adecuado para un grupo de
sudcalifornianos que de pronto la ciudadanía les entregó tanto poder. Desde
luego que aún no terminan de ver es que ese poder otorgado en las urnas fue en
gran medida generado por el tractivo electoral del que ahora es presidente de México,
López Obrador.
Uno de los errores de cálculo
de estos acelerados morenistas es suponer que los votos que obtuvieron los
generaron sólo con su simpatía personal y su amplia sonrisa.
Nada más lejos de la realidad.
Así que el partido que dirige
todavía en la entidad Alberto Rentería no ha podido contener las actitudes que
afectan a este partido de Castro Cosío de Cota Montaño y de un sin fin de
morenistas que se suponen tener la victoria en la bolsa, ya desde ahora, de los
próximos procesos electorales.
Sin embargo, parecen no
reparar en que la población espera resultados y que ya es necesario que tanto
las alcaldías como las diversas representaciones populares, resuelvan la problemática
que existe en los cinco municipios de la entidad.
Que se definan de una vez por
todos, por ejemplo, quienes estarán en las aún delegaciones federales. No es posible
que el gobierno federal aún no tenga representantes y titulares de sus diversas
representaciones.
Es necesario que las alcaldías
no envíen mensajes de falta de transparencia y de duda administrativa como la
que se registra recientemente en el municipio de La Paz, con Rubén Muñoz
Álvarez.
Tampoco es aceptable que
diputados que intentan arroparse en esta fuerza política sean acusados de
presuntos malos manejos de recursos cuando es precisamente la “honestidad” lo
que se supone rige su actuar en la función pública.
¿Entonces?
¿Qué pasa con los diversos representantes
de Morena en la entidad?
¿Acaso consideran los
flamantes representantes de este partido que la población es omisa y que por
quedarse callada no se dan cuenta del burdo desorden que viven a su interior?
Es necesario que tomen cartas
en el asunto y pueden empezar por evitar burlarse de la inteligencia política
de los sudcalifornianos.
Aceleres, acusaciones mutuas, patadas
y sacadillas, traiciones, deslealtades y hasta posible fraude y mal manejo de
recursos públicos son definitivamente características muy graves de un grupo
político que por primera vez ejerce el poder público.
¿Es acaso esto la verdadera
cuarta transformación de la que nos han hablado?
Todo parece indicar que a
nadie le preocupa que ya están muy cerca del terreno de la decepción de quienes
les apoyaron con su voto y parecen no entender que en nuestra entidad en más de
una ocasión, los excesos de esta naturaleza suelen ser pagados caros. Muy
caros.
Veremos hasta dónde llegan los
dimes y diretes entre los propios morenistas que mantienen al PRI y principalmente
al PAN en primera fila, en una función en la que queda claro que la oposición
más peligrosa para los morenistas son sus propios correligionarios.
¿No le parece así amable lector?