• “Día de la Mujer”… ¡Qué ironía…!
Qué ironía que en tiempos como
los actuales, --cuando la sinrazón, la misoginia y el miedo está acabando con
el ser más hermoso que hay sobre la tierra--, sobresalgan aquellos para hacer
tantos aspavientos en aras de conmemorar una fecha como la de ayer 8 de Marzo;
y que a la par, con bombo y platillo festejen el: “Día Internacional de
la Mujer”.
Ironía, porque mientras las
organizaciones (todas), presuntamente defensoras de las mujeres, conjuntamente
con las autoridades (todas), avientan al excusado el papel (por toneladas)
escrito con ideas y proyectos; escritos con mensajitos “bonitos”, ideológicos
y filosóficos; antes de ello, el machismo y la baladronada, se sigue limpiando
el hoyo con el papel. Y después, allá, --en el rincón de las confidencias, en
las tinieblas de la indefensión y en el desenfrenado libertinaje del sexo--,
finalmente lo hace también con ellas.
Ironía, porque mujer es la
bebé en el vientre; mujer es la niña; mujer es la adolescente; mujer es
la jovencita; mujer es la adulta; y porque mujer es la anciana.
Ironía, porque mujer es la
hija; mujer es la madre; mujer es la abuela; mujer es la bisabuela. Y todas son
mujeres. Y todos tuvimos o tenemos al menos una de ellas. Solo aquellos,
--misóginos al fin-- tal vez, nunca la tuvieron. Porque no tienen madre.
Y muchas son violentadas desde
el embrión. Y muchas ya llevaron su cruz a la tumba. A su tumba. Y las otras,
las que aún permanecen de pie, allí están, a la espera y arriesgándose a
ser ultrajadas, maltratadas. Sino es que violadas y destazadas como
ya lo hicieron con su abuela, con su madre, con su hija.
Y todas, hoy levantan la mano
para con el dedo índice aventar un valiente, pero sordo “yo acuso”.
Grito sordo, porque sus quejas
no han sido escuchadas allá, en los pasillos donde se pasea la toga y se
contonea el birrete.
Grito sordo, porque sus
lamentos no encuentran el eco esperado allá, donde la soberbio, la arrogancia y
la pretensión, cuelgan los diplomas, los reconocimientos y los títulos.
Y muchas de ellas son
violentadas desde el embrión. Y las otras, ultrajadas, maltratadas,
sobajadas, vilipendiadas. Sino es que violadas.
Todo ello, mientras –emulando
a los tres monos de la sabiduría--, (el que no oye, el que no habla y el
que no escucha), las insanas conculcaciones y los malditos
amancebamientos siguen acumulando denuncias en los ministerios públicos.
Todo ello ministras, haciendo
alusión a que: los oídos no sirven de nada a un cerebro ciego; los satánicos
contubernios y las desagradables confabulaciones continúan estibando documentos
en los desaseados recovecos de los juzgados.
Todo ello, mientras el caudal
de oficios sigue anidándose en los aparatos de justicia; solo para cohabitar
inmersos en los archivos de la tardanza y el tiempo y el “regrese mañana”.
Y mientras eso sucede, la
fornicación sigue haciendo de las suyas en el rincón de las olvidadas.
Todo ello, mientras el
fandango y la pachanga, al son de la orquesta y el mariachi, siguen danzando
desde las majestuosas Amnistías Internacionales, las convenciones,
los derechos humanos y las Ongs.
¡Maldita sea!, dirían ellas.
Todas. Porque todas están irritadas. Y porque a todas les cuelgan santos:
algunas de hijas ingratas. Algunas de malas madres. Y a las que mejor les va,
de prostitutas.
Y qué decir de los dichos y
refranes. Como aquellos que provocan nauseas: • “A la mujer y a la burra, cada día
una zurra”. • “El varón, varón sea, la mujer, estese queda”. • “La mula y la
mujer a palos se ha de vencer”: “Hombres necios que acusáis…”
Pero, “maldita sea!, dirían
ellas otras vez. Y con justa razón. Maldita sea, porque aquellos sabios
energúmenos, --al fin misóginos--, escribirían también esta: •”Madre, ¿qué cosa
es casar? Hija: hilar, parir y llorar!”
Entonces, yo diría: ¡malditos
sean!. Y que ojalá y antes de escribir, su cerebro vomite sesos y neuronas, por
ahí por ese mismo hueco por donde vociferan.
El caso es que tema
elegido para el Día Internacional de la Mujer 2019, que se celebró ayer 8 de
marzo, fue “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para
el cambio”. Y según los, o las pensadoras: dejaron en claro que este tema se
centrará en formas innovadoras en las que podemos abogar por la igualdad de
género y el empoderamiento de las mujeres, en especial en las esferas relativas
a los sistemas de protección social, el acceso a los servicios públicos y la
infraestructura sostenible.
Aclararon que el logro de los
ambiciosos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) requiere cambios
transformadores, enfoques integrados y nuevas soluciones, sobre todo en lo que
concierne a la defensa de la igualdad de género y el empoderamiento de todas
las mujeres y niñas.
Sin embargo.
Creo que la mujer, -único ser
humano que de Dios recibió el merecido honor de ser madre-, debió haber
sido digna de amor y comprensión, desde el inicio mismo de su existencia sobre
la faz de la tierra.
Por tanto, la mujer,
debiera constituir un ser digno de justicia todos los días. Pero esa gran
brecha que ha sido abierta por la perversidad, el machismo y la misoginia,
aunada a la desatención de parte de las autoridades, es y ha sido –por
desgracia-- el principal de los obstáculos.
Por eso es mi desacuerdo con
tanto festejo y algarabía cuando ya es urgente pasar de las palabras a los
hechos.
Y por eso, en un día como
este, mejor sea para elevar oraciones por las muertas.
Cuestión de tiempo.