“Pasábamos días sin comer, castigados en un cuarto donde te desnudaban. No es un lugar donde ayuden a las personas, eres un negocio para ellos”
San José del Cabo, Baja California Sur.- Atropellos, maltrato, atrocidades y violación a los derechos humanos denunció una mujer avecinada en San José del Cabo, tras haber vivido un proceso de “recuperación” y “tratamiento” en un centro de rehabilitación.
La denunciante, de quien por seguridad se omiten sus generales, indicó, que esta amarga experiencia la vivió en el centro de rehabilitación “CRREAD” ubicado en el municipio de Mulegé, donde la mayoría de los internos son sometidos a actos como castigos físicos, desnudos y días sin comer, como parte de la “recuperación”.
“Nos castigaban por nada, nos metían a un cuarto, nos quitaban la ropa, pasábamos cinco o siete días o hasta un mes así. La comida te la daban hasta que se echaba a perder, no teníamos agua y tardábamos varios días sin bañarnos y lavar la ropa” acusó.
La mujer, agregó, que en ocasiones cuando recibían algún obsequio u objetos de sus familiares a través de las visitas o bien, cuando personas ajenas al centro de rehabilitación enviaban alimentos o golosinas, estos quedaban a cargo de los “directores” del lugar.
Asimismo, mencionó que a pesar de las visitas que personal de Derechos Humanos llegó a realizar al centro de rehabilitación, les amenazaban con castigarlos en caso de exponer quejas o la realidad que se vivía dentro del CRREAD Mulegé.
“Si alguien nos regalaba dulces nos los quitaban, si tus familiares te mandan cosas te las quitaban, fueron muchas ocasiones por Parte de Derechos Humanos a revisar las instalaciones y nuestras condiciones, nos preguntaban como estábamos y teníamos que responder que muy bien, nunca hicieron una revisión a fondo para ayudarnos o darse cuenta de las condiciones” acotó.
El costo que pagaban familiares de cada interno por su “recuperación”, dijo, era de 2 mil pesos, y, era de pensar hacer algún comentario a su familia referente al maltrato que vivían. De igual modo, añadió, era común que recibieran órdenes para preparar comida para los directores del centro, sin derecho siquiera a probar los alimentos.
“Las condiciones en las que estábamos eran deplorables. Cuando estuve, me tocó un caso de una muchacha que por desesperación intentó suicidarse, por los castigos que ponían. Es demasiada el hambre que pasa uno ahí adentro, nos decían que hiciéramos de comer y no nos daba permiso de probar, era horrible estar en ese lugar, ese lugar atenta en contra de los derechos humanos, no es un lugar en el que te ayuden, te crean resentimientos, eres un negocio para ellos” apuntó.
Por tal razón, la denunciante pidió a las autoridades competentes tomen cartas en el asunto y apliquen revisiones exhaustivas a este tipo de lugares, pues casos como este seguramente existen muchos.