• Académicos de la UNAM aclaran cómo la Asamblea Nacional, opositora a Maduro, usa la constitución para hacer a Juan Guaidó presidente interino y así llamar a nuevas elecciones
CIUDAD DE MÉXICO.-En
Venezuela, más que un golpe de Estado, atestiguamos una confrontación entre
poderes: el Legislativo democráticamente electo, y el Ejecutivo, que se ha
reelegido mediante una votación ilegítima, coincidieron académicos del Centro
de Investigaciones Sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM.
Este conflicto no es positivo
para México ni para la región, porque impacta en la polarización de posturas
internacionales, en la economía y en el incremento de flujos migratorios,
dijeron Mario Ojeda Revah y Fernando Neira Orjuela.
La actual situación en
Venezuela es resultado de un proceso de poco más de dos décadas, en un país que
sufre una catástrofe económica, social y humanitaria; una inflación anual de un
millón 200 mil por ciento; con cuatro de 30 millones de venezolanos que han
salido de su territorio en años recientes; una mortalidad infantil superior a
la de Siria; y un nivel de hambruna y de notable violación a los derechos
humanos.
Por ello, la Asamblea
Nacional, controlada por la oposición al Presidente Nicolás Maduro, desafió, a
partir de la propia Constitución bolivariana, la votación para reelegir al
mandatario, explicó Mario Ojeda Revah.
El Artículo 233 indica que en
caso de que falte el Presidente por razones de incapacidad física o mental, el
titular de la Asamblea (en este caso Juan Guaidó) se encargará de la
Presidencia y convocará, en un plazo de 30 días, a nuevas elecciones. Además,
el Artículo 350 refiere que el pueblo de Venezuela, fiel a su tradición
republicana, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que
contraríe los valores, principios o garantías democráticos, o menoscabe los
derechos humanos”.
Fernando Neira Orjuela
manifestó que es complicado dar marcha atrás en este proceso de cambio para el
país sudamericano, por lo que la era de Nicolás Maduro está en un punto casi
final.
“Lo que lo sostiene es sólo el
apoyo de los mandos de las fuerzas armadas; mientras tenga ese respaldo, no se
fraguará un cambio de régimen, incluso en ese juego de poder internacional que
tienen sobre esta situación Estados Unidos y Rusia”, agregó.
MÉXICO
El conflicto, prosiguió Neira
Orjuela, no es positivo para México, ni para la región.
Al respecto, Mario Ojeda
celebró que nuestra nación no haya tomado una postura precipitada; sin embargo,
criticó que no haya sido determinante, aun con la presión de otros países
latinoamericanos y de Estados Unidos.
“Es una posición ambigua, una
visión añeja de la política exterior; se tiene que hacer un llamado al diálogo
a las partes en conflicto. La Doctrina Estrada no está grabada en piedra, pues
la ‘no intervención’ tiene sus límites, más cuando se violan las garantías
individuales”.
Finalmente, Ojeda proyectó que
si se suscitara una intervención armada de fuerzas foráneas como las de Estados
Unidos o Brasil, el hecho puede acabar en un conflicto mayúsculo, no sólo de
repercusiones regionales, sino globales.
CRISIS VENEZOLANA ES UN JUEGO
DIABÓLICO
Venezuela está inmersa en
problemas económicos muy serios, un gobierno encerrado en sí mismo y con una
política que impide las expresiones de disidencia, señala Rubén Ruiz Guerra,
director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC)
de la UNAM.
“Estamos viendo la
reactivación de la oposición fuerte, visible en Venezuela en contra del presidente
Constitucional Nicolás Maduro”.
Precisa que la administración
de Maduro ha sido muy controvertida.
Ha habido varios elementos que
han causado condiciones de vida muy difíciles para la población venezolana. Por
una parte, una inflación que en este momento se calcula entre un millón y medio
y dos millones por ciento anual, una verdadera locura. Sumado a esto el
descenso en los niveles de vida, la falta de bienes de todo tipo, alimentos,
medicinas.
Las condiciones de vida en
Venezuela se han deteriorado de tal manera, que se calcula que en los últimos
tres años han migrado entre dos y tres millones de venezolanos a los países
vecinos y a los Estados Unidos.
Agrega que la crisis
venezolana se enmarca en un proceso en el cual el gobierno de Nicolás Maduro se
ha encerrado en sí mismo, y ha hecho a un lado las garantías del ejercicio de
la libertad de expresión y la manifestación política.
Ruiz Guerra refiere que en
recientes días ha habido manifestaciones importantes, particularmente en
Caracas. Se calcula que son las más importantes en la historia venezolana. La
oposición ha sido muy castigada por el régimen, algunos de sus líderes están en
la cárcel, otros han sido torturados, se han reprimido las manifestaciones, en
2017 hubo más de 100 muertos.
¿QUÉ VIENE?
Ruiz Guerra dice que tenemos
que esperar para medir la fuerza al interior del país de la Asamblea Nacional,
si hay los recursos suficientes para sobrevivir y para establecer políticas de
algún tipo que le den un cierto sustento social.
El gobierno de Nicolás Maduro
parece ser que no sufre mucho, a pesar de todos los problemas económicos que ha
tenido Venezuela todavía tiene recursos.
“En el contexto internacional,
tiene algunos aliados muy importantes: Rusia, China y Turquía que están muy
interesados en algunos de los productos de Venezuela; el primero de ellos el
petróleo. Venezuela descansa sobre la reserva más grande del mundo de petróleo,
pero aparte de eso, tiene una enorme cantidad de metales preciosos, de metales
industriales que sirven para el desarrollo de las nuevas tecnologías, además de
que le han prestado dinero. De hecho una parte del petróleo venezolano se va
para China y Rusia”.
Asimismo, el gobierno
estadounidense también le compra petróleo a Venezuela. La mitad de las ventas venezolanas
de petróleo al extranjero va hacia Estados Unidos que le paga dólar sobre
dólar.
“Es una posición ambigua, por
una parte está presionando en términos políticos, pero por otra, está dando
recursos para el sostenimiento del gobierno. Es un juego bastante diabólico”,
concluye el titular del CIALC.