Un conflicto fronterizo por una pequeña isla en el Lejano Oriente estuvo a punto de provocar una guerra a gran escala. ¿Cómo consiguieron detener la escalada?
CIUDAD DE MÉXICO. -Todo comenzó la mañana del 2 de marzo de 1969: 300 soldados chinos, que el día anterior habían caminado sobre el helado río Ussuri, atacaron a 55 guardias fronterizos soviéticos en la isla Damanski. “Mataron a la mayoría de nuestro personal a quemarropa”, recuerda Yuri Babanski, teniente general retirado y héroe de la Unión Soviética, que sobrevivió ese día, a diferencia de muchos guardias fronterizos.
La ayuda llegó de un puesto fronterizo vecino: el teniente Vitali Bubenin, utilizando carros blindados, lanzó un ataque sorpresa contra los chinos y les obligó a retirarse de la isla. Pero la lucha no había terminado.
MASACRE EN MEDIO DE LA NADA
La isla Damanski era un pequeño pedazo de tierra deshabitado (0,74 km cuadrados) en el río Ussuri que servía de frontera entre la URSS y China. Situada más cerca del banco chino, la isla fue objeto de una disputa fronteriza en la década de 1960. Según el derecho internacional, la frontera debería haber estado situada en el centro del Ussuri, pero Moscú sacó a colación el acuerdo de 1860, que colocaba la frontera en el banco chino.
Semanas antes del enfrentamiento directo, los chinos comenzaron a provocar a los guardias fronterizos soviéticos, exigiendo la isla para China. “A lo largo de 1968-1969, solían entrar en el hielo cerca de nuestra isla con bates, hachas y a veces con pistolas... Luchábamos contra ellos, pero solo mano a mano. Hasta el 2 de marzo”, explica Babanski.
Dos semanas después, Damanski (o Zhenbao, como lo llamaban los chinos) se convirtió de nuevo en un campo de batalla. El 15 de marzo una división de infantería atacó la isla, obligando a los soviéticos a retirarse tras horas de intensos combates. Los rusos, enfurecidos, respondieron al fuego pesado de los lanzacohetes desde la orilla opuesta y aniquilaron al enemigo. Esto detuvo la lucha que mató a 58 soldados soviéticos y a varios cientos de soldados chinos.
¿QUÉ PASÓ?
En la década de 1960, tanto la URSS como la China de Mao Zedong afirmaron defender el socialismo y oponerse al capitalismo occidental. ¿Cómo se degradaron sus relaciones hasta llegar a un enfrentamiento militar?
Una década antes, Mao Zedong había sido amigo de Moscú. Después de todo, Stalin apoyó al Partido Comunista de China después de que ganaran la guerra civil, tomando la mayor parte de China (excepto Taiwán) bajo su control. Al visitar Moscú en 1949, Mao pidió “10.000 años de amistad y trabajo en equipo entre China y la URSS”. Posteriormente, en 1950, los dos países firmaron un tratado de amistad, alianza y asistencia mutua. Contra Occidente, obviamente.
En 1950, la República Popular China envió un ejército de un millón de “voluntarios” a luchar en la guerra de Corea, donde ambos países apoyaron al Norte. Al mismo tiempo, la URSS ayudó a China, que era un país pobre, agrícola y superpoblado, a construir su industria pesada: miles de especialistas soviéticos participaron en la creación de una sólida infraestructura. Pero la alianza de dos gigantes rojos no duró mucho.
Después de la muerte de Stalin en 1953, la relación entre las potencias comenzó a empeorar: Mao sintió que podía seguir su propia política, ya que despreciaba la dirección de “coexistencia pacífica” que Nikita Jrushchov había lanzado entre el bloque socialista y Occidente. Mucho más radical que Jrushchov, Mao actuó de manera agresiva y llamó a EE UU “un tigre de papel”, además de insinuar que China no tenía miedo de una guerra nuclear.
“Mao Zedong intentó utilizar la muerte de Stalin y las fluctuaciones de la política exterior soviética para convertir a China en el nuevo líder del bloque socialista”, explica el historiador Alexéi Bogatúrov. Moscú no lo aprobó, así que la amistad chino-soviética hizo aguas. Para 1960 todos los especialistas soviéticos abandonaron China, ya que los partidos gobernantes de ambos países se criticaban duramente entre sí.
ESCALADA
La situación empeoró. Las tensiones militares entre antiguos aliados estallaron cuando Pekín declaró que no reconocía las fronteras del siglo XIX entre la URSS y China. Preocupada, la URSS desplegó tropas en Asia, formando un contingente de 250.000 a 300.000 personas en sus fronteras con el gigante asiático en 1967.
“Proporcionamos a la fuerza militar en el este el armamento más efectivo y enviamos armas y equipamiento”, dijo Andrián Danilévich, subjefe de Estado Mayor de la URSS en aquel entonces. “Para el Gobierno los políticos y líderes militares en Occidente eran más razonables que los chinos”. El incidente de Damanski así lo demostró.
Para ese momento China poseía armas nucleares, por lo que un conflicto entre los dos Estados socialistas podría volverse nuclear en poco tiempo. Sorprendentemente, incluso después de que el conflicto durara un par de meses (sin enfrentamientos directos, limitado solo a disparos en toda la isla), las partes lograron la paz. El 11 de septiembre de 1969, el primer ministro soviético Alexéi Kosiguin visitó Pekín. Él y su homólogo Zhou Enlai llegaron a un acuerdo: el tiroteo se detuvo y los dos países iniciaron negociaciones sobre el trazado de la frontera...
RESOLUCIÓN DEL CONFLICTO
Hasta finales de la década de 1980, China y la URSS mantuvieron puntos de vista divergentes. Mao incluso se dirigió a Washington para buscar una alianza con “el enemigo capitalista”, y tuvo éxito. En 1972, el presidente Richard Nixon visitó Pekín, seguido por los dos países que declararon una normalización de las relaciones y, de hecho, formaron un bloque antisoviético en Asia Oriental.
La prensa soviética criticó duramente a los “traidores” chinos, pero, en general, Moscú no podía hacer nada con su descontento: tenía otros problemas en la escena internacional, como las crisis de misiles en Europa Occidental y la guerra en Afganistán, por lo que la situación en la frontera china se mantuvo bastante estable.
La situación cambió en 1989, cuando Mijaíl Gorbachov y Deng Xiaoping firmaron un tratado sobre la desmilitarización de la frontera y declararon la normalización de las relaciones bilaterales. Pocos años después, la URSS dejó de existir, y en 1991 Rusia cedió oficialmente la isla de Damanski (Zhenbao) a la República Popular China.