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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

Arquitectura, otro legado de españoles

• Una exposición en la UNAM revisa la huella creativa que algunos reconocidos proyectistas trajeron tras huir de la cruenta Guerra Civil

Arquitectura, otro legado de españoles

CIUDAD DE MÉXICO.-México homenajea la huella arquitectónica que dejaron en el país los exiliados españoles que huyeron de la Guerra Civil y del franquismo, con una exposición inaugurada ayer en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

 

“El exilio expulsó de mi país a mucha gente, también a muchos arquitectos”, recordó el embajador español en México, Juan López-Doriga, durante la inauguración de la exposición 80 años... Presencia del exilio español en la arquitectura mexicana.

 

Acompañado de académicos e hijos de exiliados, el diplomático refirió que este 2019 se cumplen ocho décadas de la llegada del primer barco de exiliados republicanos que encontraron un segundo hogar en México, país que acogió un mayor número de reconocidos arquitectos españoles, una veintena, y que se dividieron en tres generaciones: los que tenían una carrera consolidada en España, los que comenzaban a despuntar y los que se graduaron durante la guerra (1936-1939).

 

La exposición rinde un homenaje a todas estas trayectorias con paneles que recuerdan a esos arquitectos, muchos de los cuales terminaron sus carreras en México y jamás regresaron a España.

 

Pero, sobre todo, la muestra gira en torno a las obras que estos arquitectos desarrollaron en México y que marcaron la forma de construir en un país que estaba viviendo una auténtica modernización.

 

Uno de los mayores símbolos de la arquitectura del exilio es el Palacio de los Deportes de la Ciudad de México, inaugurado en 1968, con una inconfundible cúpula armada con cascarones de concreto, diseñado por Félix Candela, uno de los arquitectos españoles más reconocidos.

 

En la presentación estuvo Maya Segarra, académica e hija del arquitecto Enrique Segarra, quien se graduó de arquitectura en 1934, ganó el Premio Nacional de Arquitectura en 1935 y se exilió en México en 1938.

 

“Los refugiados llegaron a México y se integraron en este país en el que aprendieron mucho; era un país que atravesaba una gran modernización y cambios políticos, sociales, arquitectónicos y urbanísticos”, dijo Segarra.

 

Además, aseguró que el legado arquitectónico que dejaron los españoles exiliados en México es un “testimonio de ese magnífico y fecundo encuentro que puede existir entre dos países”.

 

La exposición también tiene un apartado dedicado a aquellos hijos de exiliados que desarrollaron una fructífera carrera arquitectónica en México.

 

Entre ellos, Aída Pérez, quien desembarcó en México con sus padres en 1942, cuando solamente tenía tres años de edad, y que llegó a trabajar como arquitecta para la Presidencia de la República.

 

“Como se puede ver, (el legado español) es muy importante; Candela es uno de los arquitectos más famosos del mundo y afortunadamente estuvo aquí”, explicó Pérez, nacida en 1938 en Barcelona.

 

Esta arquitecta, que se escolarizó en el Colegio Madrid, una escuela para exiliados, y que estudió en la Facultad de Arquitectura de la UNAM, definió la exposición como “maravillosa”

 

“Mis padres, para su buena suerte, se adaptaron bien. Mi madre cuando iba a desembarcar vio el muelle lleno de gente; tanta alegría. La conquistó el país”, evocó sobre la llegada de su familia a México.

 

Ernesto Casanova, presidente del Ateneo Español de México, recordó que huir del país natal “es doloroso y traumático para quien lo vive. Hay que transmitir a las nuevas generaciones el mensaje de que todos esos sucesos no deben repetirse”, declaró.