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Hoy es jueves, 28 de noviembre de 2024

‘Se le hizo fácil bajar a ver’, de pronto estalló ducto en Tlahuelilpan

• Rosario, esposa de uno de los heridos por la explosión recuerda que el sólo iba de paso y ahora está muy grave en el hospital

‘Se le hizo fácil bajar a ver’, de pronto estalló ducto en Tlahuelilpan

CIUDAD DE MÉXICO.-Desesperada. Así está la gente en Tlahuelilpan, Hidalgo, y sus alrededores ante el desabasto de gasolina, asegura la señora Rosario Camacho, “no hay gasolina ni en gasolineras para transportarse ni a su trabajo ni a la escuela".

 

Incluso tengo una sobrinita que se puso mal y en presidencia de Ajacuba le dijeron a mi hermano que la apoyaban con la ambulancia pero que no tenían gasolina, que la consiguiera y pues él no pudo conseguir”, relata.

 

Por ello, en esa zona con una gran cantidad de ductos cada ocho días había una fuga que aprovechaban los habitantes.

 

Hoy su esposo Raúl Rivas es una de las personas que luchan por su vida tras la explosión del oleoducto en Tlahuelilpan. Solo iba de paso, se dirigía a Teltipán, un pueblo cercano donde viven, el oleoducto daba a la carretera por la que él pasaba.

 

Estaba parado el tráfico ahí, él se le hizo fácil bajar e ir a ver, lo único que se acuerda que escuchó una explosión, así como un trueno y de ahí la ráfaga de calor”, cuenta la señora Rosario.

 

Fue lo último que pudo hablar con su esposo mientras estaban en la ambulancia que lo trasladó a la Ciudad de México. Ambos tienen cuatro hijos, él es operador de maquinaria pesada, está en estado grave en el hospital Magdalena de las Salinas.

 

La señora Rosario está sola, su suegra estaba con ella, pero se regresó a Tlahuelilpan porque uno de sus nietos no aparece, como tampoco aparecía el sobrino del señor Isidoro.

 

Mario, no lo encontrábamos, nos informan que encontraron su ADN que coincidió con la familia. Carlos falleció en la noche”, relata el señor. Sólo sobrevive su sobrino Enrique, internado en estado crítico también en el Magdalena de las Salinas.

 

El señor Isidoro sólo se despega de su sobrino para comer, la señora Rosario, apenas consiguió un lugar para comer y asearse. Dolor, angustia e incertidumbre acompaña su espera. “No sé cómo describirlo, la verdad no se lo deseo a nadie, a nadie”.