CIUDAD DE MÉXICO. 

La reunión del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), que se lleva a cabo en esta semana en Davos, y que en 2019 abordará como tema central la Globalización 4.0, es una gran oportunidad para que los directivos de empresas mexicanas analicen los principales temas de debate internacional e incorporen estos conocimientos para mejorar la gestión de los negocios, afirma Víctor Esquivel.

El socio director general de KPMG en México y Centroamérica explica en entrevista con Excélsior que en esta edición del WEF se debate la necesidad de una arquitectura de economía global con un crecimiento más incluyente, con menor desigualdad e impacto al medio ambiente; también se revisarán los principales retos en el ámbito geopolítico internacional por el resurgimiento del proteccionismo y los nacionalismos.

Enfatiza que “además del entorno global más complejo, las empresas deben sortear los cambios significativos en las exigencias del cliente y sacar ventaja del potencial que ofrecen las tecnologías emergentes para incrementar la competitividad”.

Los retos de la Cuarta Revolución Industrial, que apuntan a la llamada Globalización 4.0, demandan una mayor capacidad de adaptación ante las grandes transformaciones, así como una nueva fase de cooperación global para que las empresas crezcan de forma sostenible, recalca el experto.

Por ello, es necesario que la alta dirección de las organizaciones atienda cuatro grandes prioridades que darán gran impulso a la competitividad de los negocios: la gestión del talento; los choques que genera la transformación digital; la seguridad de la información o la falta de ciberseguridad y, por último, la innovación

LAS PRIORIDADES

“En lo referente a la gestión del talento humano, se está hablando de un replanteamiento de las habilidades y capacidades que debe de contar una fuerza laboral para esta Globalización 4.0; habilidades digitales, de análisis de datos, de grandes análisis de información, de la capacidad a veces de desaprender y reaprender cosas nuevas”.

Temas de gran disrupción en México y el mundo como la inteligencia artificial, que cada vez cobra mayor resonancia en medios y en la industria, son un gran reto para las empresas en nuestro país.

Uno de los grandes temas que existen es que hoy es la era de la experiencia del cliente, para mantener la lealtad a las marcas, advierte.

“Aquel empresario que no adopte el cambio como parte de su forma de operar está destinado a dejar de crecer o quizás a desaparecer”, subraya.

Reconoce que los líderes deben montarse a la ola de cambio, más que esperar a que la disrupción los arrastre. “Deben ver a la disrupción como una oportunidad y detectar las señales tempranas de cambio para innovar e incorporar nuevas tecnologías”.

Acerca de la ciberseguridad, destaca que se debe tener una mayor conciencia del riesgo, ya que actualmente cualquier giro es susceptible de sufrir un ataque cibernético, elevando la prioridad de esta materia dentro de la estrategia operativa.

Las empresas también deben impulsar la innovación, dice, por lo que sugiere acercarse a las startups, las incubadoras o aceleradoras, con el objetivo de conocer las iniciativas que están realizando los emprendedores y encontrar las soluciones específicas que demandan sus clientes.

Entre los desafíos que presenta México, explica que el país tiene una riqueza importante de empresas familiares, medianas y pequeñas y todavía existe un reto importante de hacerles llegar financiamiento adecuado para poder seguir creciendo. Un segundo reto es fortalecer estructuras de gobierno corporativo e institucionalización.

Al interior de México, expone que existen una serie de oportunidades muy importantes gracias al cambio en las políticas públicas, como el programa de la capacitación de jóvenes. Es un momento muy interesante para analizar programas de inversión en infraestructura y el plan que busca elevar la bancarización y la penetración financiera, lo que permitiría incorporar a importantes sectores de la población a la formalidad y combatir el lavado de dinero y la evasión fiscal.