• All in, Sinatra no es una novela sobre el juego, sino sobre “la vida de un hombre que abandona su mundo perfecto”
La historia de Génesis
Montesinos podría resumirse en tres estampas. En la primera aparece un hombre
de 64 años que abandona su vida como académico de la UNAM y emprende un viaje a
Las Vegas; ahí gastará sus ahorros para luego suicidarse. En la segunda, ese
hombre se muestra como un ludópata que tiene un golpe de suerte y gana 53 mil
567 dólares en una partida de póquer que lo lleva a hospedarse en el Hotel
Caesars Palace, donde descubre una vida material que ni imaginaba. Y en la
tercera, ese hombre rejuvenecido conoce a Lea, un amor inesperado.
Todo eso transcurre en All in,
Sinatra, de Pedro Zavala (Ciudad de México, 1981), uno de los ganadores del
Premio Mauricio Achar Literatura Random House 2018, que dibuja un relato
existencialista que le rinde culto al mundo de las apuestas, rodeado de jazz y
de la voz de Frank Sinatra.
Cargué con esta novela durante
cuatro años en un ir y venir a Las Vegas. Estaba a la mitad de una maestría en
la UNAM y me pareció una buena forma de utilizar los recursos del Estado,
apostando en Las Vegas”, dice el autor con una sonrisa lacónica.
Un día por la mañana la novia
de Zavala tomó la correa de Vegas, su perro, y lo llevó a pasear. De pronto le
llamó por teléfono y le dijo que la avenida División del Norte estaba cerrada porque
había un colgado abajo de un puente peatonal.
Salí en pijama, encontré un
ahorcado y mi primera idea era la llegada de esos narcomensajes, pero durante
el día se supo que ese hombre había dejado una carta donde afirmaba que cumplía
64 años y detallaba el tamaño de la cuerda con la que se iba a matar, se
describía como un hombre feliz, tranquilo y que esa mañana había escuchado When
I’m Sixty-Four de Los Beatles. Esa historia me pareció muy bella y a partir de
esa imagen reinicié la escritura de la novela”, detalla el autor.
Zavala también confiesa que
esta novela fue un pretexto para expresar su gusto por las apuestas, y además
le permitió mostrar que el conocimiento cierto y verdadero está en los lugares
más inesperados. “En este caso está ese investigador del Instituto de
Filológicas, un sexagenario con una carrera académica e intelectual a sus
espaldas, quien confía en la verdad que viene del archivo y del libro, para
luego descubrir a Lea y esa música nueva, con experiencias a las que aún no se ha
abierto en su vida y que le permiten a Génesis Montesinos romper su cascarón”.
All in, Sinatra, advierte el
autor, no es un relato sobre el juego, sino sobre la vida, un juego donde
aprendemos sobre nosotros mismos; es un personaje que abandona su mundo perfecto.
SOMOS LAS VEGAS
Para Pedro Zavala, la suerte
depende del momento y el día que lo piense. “En este momento la suerte es la
vida misma y el hecho de estar vivo”.
A lo largo de la narración, se
devela la personalidad de Génesis Montesinos, un adicto a las apuestas que
tiene un gran sentido del humor, un especialista en la obra de Francis Scott
Fitzgerald que ha memorizado El gran Gatsby, con quien dialoga todo el tiempo;
un hombre desarraigado de su tiempo que ha encontrado refugio en La tierra
baldía, de T.S. Eliot, y en París era una fiesta, de Ernest Hemingway.
Es un ensayista que denosta a
quienes se asumen como los nuevos Roberto Bolaño o Harold Bloom, un crítico que
descree de ese cementerio en donde reposan los libros embodegados en la UNAM.
En efecto, Génesis nos
recuerda que nuestros impuestos y nuestro dinero muchas veces se queda ahí, en
libros e investigaciones que no le importan a nadie y pudriéndose en bodegas
con olor a moho, aunque también ahí he encontrado grandes libros y profesores”,
apunta Zavala.
En suma, All in, Sinatra
refleja la contradicción que habita dentro de cada persona y nos demuestra que
somos una especie de contraste muy grande entre la luz y la oscuridad. “Creo
que todos somos Las Vegas y en nuestro interior hay esta parte luminosa y un
abismo tan grande y complejo que nunca llegaremos a comprender”, advierte el
autor.
¿El personaje principal es el
reflejo de un ludópata obsesionado?, se le inquiere. “Bueno, el juego es una
droga, y vivir al filo es lo que ciertos apostadores intentan, como poseer o
experimentar el mayor tiempo posible. Yo tengo un amigo argentino que es un
gran apostador. Y él lo que hace es meterle miles de dólares a un partido de
futbol y subirse a un avión de ocho horas para alargar lo más posible esa
sensación de estar al filo; creo que es lo más cercano a una experiencia
mística en el mundo posmoderno”.
¿Considera que Génesis es el
reflejo de esa vida académica sin reconocimiento, en contraste de esos autores
que se convierten en celebridades? “En cierta forma, el personaje principal se
venga de eso y es una especie de rebeldía el abandonar ese mundo que devora la
felicidad de grandes escritores”.
¿Cuánto dinero recibió del
premio y en qué lo gastó? “Fueron 300 mil pesos y lo jugué (bromea)... Bueno lo
ocupé para pagar deudas de juego y para compartir viajes con mi esposa”.