• El galardonado novelista y matemático argentino destaca los elementos oscuros en el clásico mundial de Lewis Carroll
BARCELONA.- El escritor y
matemático argentino Guillermo Martínez, que acaba de ganar en España la
edición 75 del Premio Nadal de novela, cree que el mundo ideal de Alicia en el
país de las maravillas, de Lewis Carroll, tiene elementos “siniestros”, según
explica en entrevista.
Martínez consiguió el galardón
ayer en Barcelona con la obra Los crímenes de Alicia, trama policial inspirada
en el mundo contado por Carroll (1832-1898) y que publicará Ediciones Destino
el próximo 5 de febrero. La novela es una suerte de secuela de una anterior de Martínez,
Los crímenes de Oxford, que fue llevada al cine por el director español Álex de
la Iglesia.
Aunque Alicia en el país de
las maravillas se haya convertido en un clásico de la literatura infantil,
Martínez asegura que hay “elementos siniestros y oscuros” en el texto, si se
lee con detenimiento. Y menciona, por ejemplo, el personaje del Sombrerero
Loco. Como todos los de su oficio, enloquecía al inhalar el vapor de mercurio
usado para la fabricación de estas prendas de cabeza.
La nueva novela está ambientada
en 1994 y en la misma ciudad inglesa, y con muchos elementos en común con Los
crímenes de Oxford. “Comparten ambientación, se repiten algunos personajes,
incluida la dupla protagonista formada por el profesor Arthur Sheldom y el
joven estudiante de matemáticas Guillermo”, agrega el escritor, aunque luego
aclara que son “historias independientes”.
En la primera el eje narrativo
eran las secuencias matemáticas, y esta vez el motor son los símbolos del
clásico Alicia en el país de las maravillas. La historia se desarrolla en el
marco de una ficticia Hermandad Lewis Carroll, a la que pertenece el propio
Sheldom, que decide publicar los diarios del autor británico.
GERMEN LITERARIO
Martínez explica que el origen
de la novela fue un prólogo escrito para un libro sobre Carroll, Lógica sin
pena, para el cual tuvo que investigar sobre su vida. Encontró el detalle de
que dejó unos diarios íntimos que estuvieron bajo custodia familiar durante más
de 30 años y sólo su sobrino pudo leer en su totalidad.
Se perdieron cuatro cuadernos
con páginas arrancadas. Otro detonante real, según Martínez, fue que en 1994,
el año en que se ambienta la novela, “apareció un papel que da información
sobre el contenido de esas páginas arrancadas, que sugiere preguntas como qué
secreto querían preservar, por qué las habían arrancado o qué decían sobre la
vida de Carroll”.
En la novela, resume el autor,
aparece “una doble intriga”, la policial para averiguar el origen de los
asesinatos y la literaria, relacionada con los cuadernos. La dupla protagonista
discute de lógica, de filosofía y de las facetas de la vida de Carroll, en una
estrategia que podría recordar, según el propio autor, al Jorge Luis Borges de
La muerte y la brújula o al Umberto Eco de El nombre de la rosa.
La Hermandad de la novela se
inspira en la Sociedad Lewis Carroll, que existe y que publicó sus diarios
completos. “A partir de esta base real, imagino a estos personajes, y en la
novela se discuten varias teorías y controversias sobre la vida de Carroll”.
Y las discusiones que
entablaban los personajes en Los crímenes de Oxford se mantienen en Los
crímenes de Alicia. “Es como si hubiera
encontrado otra manera de contar algunos dilemas que había en la primera, que
yo mismo no conocía”, dice el autor.
La novela ganadora del premio
Nadal transcurre al año siguiente de Los crímenes de Oxford, aunque entre un
libro y otro hayan pasado quince años para el autor.