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Hoy es jueves, 21 de noviembre de 2024

El marlin rojo

¿Paso Gallo-Gallina? Cambio de Régimen o más de lo mismo. El Marlin Rojo



Hace unos días, llegó  mis manos un documento escrito por Edgar Sánchez Ramírez, quien es  uno de los líderes nacionales del Partido Revolucionario de Las y Los Trabajadores (PRT), y tras una primer lectura empecé a entender algunas cosas de la política nacional que me parecían totalmente incomprensibles e injustificables.

En éste documento, Sánchez Ramírez comenta que desde el final de la Revolución Mexicana se ha examinado la posibilidad de un cambio de régimen sin que implique el final del sistema capitalista, lo cual bajo el régimen priísta (con el acompañamiento panista y perredista) y en lo que se llamó "la revolución interrumpida" en que los ejércitos campesinos y las fuerzas populares no contaron con una alternativa proletaria, programática, social y políticamente. “Con el control del PRI por parte de los neoliberales a fines de los años 80 y especialmente el fraude electoral de Salinas se impuso un nuevo régimen político representado por la alianza Salinas-Fernández de Cevallos. Es el régimen del PRIAN que vimos estos 30 años con las consecuentes transformaciones del carácter del PRI y del PAN que les llevo a coincidir, pese a otras diferencias políticas, en lo esencial del modelo neoliberal”.

Si el triunfo de AMLO se posibilitó entre otras cosas por la división de la burguesía y el recurso propagandístico de la Cuarta Transformación, éste no parece representar un cambio radical como implicaría desmantelar toda la estructura neoliberal heredada e impuesta por los gobiernos del PRIAN durante estos 30 años.

Edgar Sánchez plantea que estamos “ante el surgimiento de un nuevo régimen político o solamente de un nuevo gobierno. Si es lo primero, implicaría un cambio en el bloque de fuerzas dominantes, un desplazamiento de actores políticos que se han mantenido por años y años en el poder en principio de manera incomprensible pero ante este planteamiento,  totalmente explicable. En caso segundo, entonces sería más de lo mismo.

El Paso Gallo-Gallina.

De entrada, se antoja más bien lo segundo, al observar como el Gran Peje retoma uno y otro de los proyectos que se venían aplicando hace algunos sexenios, pero no plantea aun un cambio radical en la política general.

Pero está la otra cara de la moneda, en la cual tal vez Andrés Manuel en un planteamiento estratégico y a sabiendas de contar con el gran enemigo a unos pasos al norte, empieza su gobierno con el clásico y tradicional paso de “Gallo-Gallina”, el cual trata de caminar sumamente despacio poniendo un pie delante del otro de manera pegada, para avanzar lentamente pero de una manera segura y contando de manera precisa todos y cada uno de los pasos que se estén dando.

El arranque del PEJE y sus muchachos tal pareciera un verdadero “merequetengue”; que no saben por dónde empezar, y que las decisiones las toman conforme avanzan. Eso, es la apariencia. A mi sentir, es posible que las formas no estén de manera organizada, pero si estoy seguro que ellos tienen muy claro el fondo de su compromiso.

Sin embargo, éste compromiso no creo que implique, como dice Edgar, un cambio de régimen, sino al contrario, en el arranque es el fortalecimiento de un sistema, que se pretendió implantar al terminar la Revolución Mexicana y que al caminar los años se desvió ante la presión internacional y el sueño de las grandes economías que plantean el Neoliberalismo como una panacea y que ahora, por experiencia propia sabemos que no funciona.

López Obrador sabe que no es posible hacer un cambio de régimen sin que exista un grave problema que pudiera implicar una revolución armada o inclusive, una intervención extranjera, por lo que su planteamiento de inicio es correcto: Romper con el Neoliberalismo, de “Gallo-Galina”, sin saltar a un cambio de régimen total, más al contrario, el fortalecimiento primeramente del antiguo sistema enarbolando grandes banderas sociales y propagandísticas como son la defensa de los pozos petroleros, la inversión en los proyectos del tren maya y el aeropuerto que alimentaría la capital de la República, así como la zona libre en la frontera norte, independientemente de la promesa de solucionar la grave problemática dual de la seguridad  nacional y el abatimiento de la corrupción.

Hasta ahí, todo bien, veremos qué pasos plantea el nuevo equipo de ésta CUARTA TRANSFORMACIÓN en un año, o menos, en cinco (como diría un político venido a menos, pero que supo negociar su salida, hasta el momento).

LA TORRE DE BABEL

El problema con todo este panorama que desde mi punto de vista planteo, es que si vemos en principio lo que está sucediendo en Los Cabos, pareciera que quienes están en el gobierno municipal habitan en algo así como una torre de Babel, en donde nadie entiende a nadie y todos hablan diferentes idiomas, cuando deberían aunque sea, entenderse en un dialecto (o lengua indígena por lo menos).

Es increíble que a unas semanas de asumir este nuevo gobierno, las patadas bajo la mesa y los codazos entre funcionarios y ediles estén a la orden del día, priorizando protagonismos insípidos o tal vez, intereses oscuros, con titiriteros poderosos manejando este teatrino político y económico, que como todos sabemos es uno de los municipios que más dinero genera en el país.

En fin, el problema creo es de fondo y  no existe un entendimiento real de los planteamientos de fondo que el líder supremo, el Gran Peje ha puesto sobre la mesa nacional y bajo un proyecto que de entrada está pisoteando intereses de muchos que hasta hace un tiempo se creían intocables e invencibles.

La cabeza de Los Cabos tendrá que poner orden y dar un buen manotazo en la mesa local, pues no es posible que cada quien opere de manera individual sin entender que deberían caminar todos en la misma dirección y hacia un mismo objetivo.

En el plano nacional, como plantea Edgar Sánchez Ramírez en su documento,  se quiere “un cambio real de régimen político hacia la izquierda, será necesario que se construya una expresión social y política de la izquierda independiente, no subordinada al gobierno y sus partidos que mantenga la lucha de masas que permitió la llegada de López Obrador pero que también ofrezca una alternativa al "·progresismo" desde la izquierda para no dejar ese campo libre solamente a la derecha”

Explica el líder nacional que en esta nueva expresión política “es de suma importancia el nuevo movimiento feminista y de mujeres, los movimientos eco-sociales contra los megaproyectos y la devastación ecológica y por supuesto, los movimientos por la defensa de los derechos humanos, contra la guerra y la violencia desatada por la militarización que amenaza con continuar”.

O sea, que es necesario que se construya una opción alternativa desde la perspectiva real socialista, para que cuando la cuarta transformación se consolide, sea el siguiente paso que la sociedad busque para poder convertirse en una comunidad que se beneficie de la riqueza por igual, por el hecho de existir y no de manera privilegiada, selectiva o individual.