¿Paso Gallo-Gallina? Cambio de Régimen o más de lo mismo. El Marlin Rojo
Hace unos días, llegó mis manos un documento escrito por Edgar
Sánchez Ramírez, quien es uno de los
líderes nacionales del Partido Revolucionario de Las y Los Trabajadores (PRT), y
tras una primer lectura empecé a entender algunas cosas de la política nacional
que me parecían totalmente incomprensibles e injustificables.
En éste documento, Sánchez
Ramírez comenta que desde el final de la Revolución Mexicana se ha examinado la
posibilidad de un cambio de régimen sin que implique el final del sistema
capitalista, lo cual bajo el régimen priísta (con el acompañamiento panista y
perredista) y en lo que se llamó "la revolución interrumpida" en que
los ejércitos campesinos y las fuerzas populares no contaron con una
alternativa proletaria, programática, social y políticamente. “Con el control
del PRI por parte de los neoliberales a fines de los años 80 y especialmente el
fraude electoral de Salinas se impuso un nuevo régimen político representado
por la alianza Salinas-Fernández de Cevallos. Es el régimen del PRIAN que vimos
estos 30 años con las consecuentes transformaciones del carácter del PRI y del
PAN que les llevo a coincidir, pese a otras diferencias políticas, en lo
esencial del modelo neoliberal”.
Si el triunfo de AMLO se
posibilitó entre otras cosas por la división de la burguesía y el recurso
propagandístico de la Cuarta Transformación, éste no parece representar un
cambio radical como implicaría desmantelar toda la estructura neoliberal
heredada e impuesta por los gobiernos del PRIAN durante estos 30 años.
Edgar Sánchez plantea que
estamos “ante el surgimiento de un nuevo régimen político o solamente de un
nuevo gobierno. Si es lo primero, implicaría un cambio en el bloque de fuerzas
dominantes, un desplazamiento de actores políticos que se han mantenido por
años y años en el poder en principio de manera incomprensible pero ante este
planteamiento, totalmente explicable. En
caso segundo, entonces sería más de lo mismo.
El Paso Gallo-Gallina.
De entrada, se antoja más
bien lo segundo, al observar como el Gran Peje retoma uno y otro de los
proyectos que se venían aplicando hace algunos sexenios, pero no plantea aun un
cambio radical en la política general.
Pero está la otra cara de la
moneda, en la cual tal vez Andrés Manuel en un planteamiento estratégico y a
sabiendas de contar con el gran enemigo a unos pasos al norte, empieza su
gobierno con el clásico y tradicional paso de “Gallo-Gallina”, el cual trata de
caminar sumamente despacio poniendo un pie delante del otro de manera pegada,
para avanzar lentamente pero de una manera segura y contando de manera precisa
todos y cada uno de los pasos que se estén dando.
El arranque del PEJE y sus
muchachos tal pareciera un verdadero “merequetengue”; que no saben por dónde
empezar, y que las decisiones las toman conforme avanzan. Eso, es la
apariencia. A mi sentir, es posible que las formas no estén de manera
organizada, pero si estoy seguro que ellos tienen muy claro el fondo de su compromiso.
Sin embargo, éste compromiso
no creo que implique, como dice Edgar, un cambio de régimen, sino al contrario,
en el arranque es el fortalecimiento de un sistema, que se pretendió implantar
al terminar la Revolución Mexicana y que al caminar los años se desvió ante la
presión internacional y el sueño de las grandes economías que plantean el
Neoliberalismo como una panacea y que ahora, por experiencia propia sabemos que
no funciona.
López Obrador sabe que no es
posible hacer un cambio de régimen sin que exista un grave problema que pudiera
implicar una revolución armada o inclusive, una intervención extranjera, por lo
que su planteamiento de inicio es correcto: Romper con el Neoliberalismo, de
“Gallo-Galina”, sin saltar a un cambio de régimen total, más al contrario, el
fortalecimiento primeramente del antiguo sistema enarbolando grandes banderas
sociales y propagandísticas como son la defensa de los pozos petroleros, la
inversión en los proyectos del tren maya y el aeropuerto que alimentaría la
capital de la República, así como la zona libre en la frontera norte,
independientemente de la promesa de solucionar la grave problemática dual de la
seguridad nacional y el abatimiento de
la corrupción.
Hasta ahí, todo bien,
veremos qué pasos plantea el nuevo equipo de ésta CUARTA TRANSFORMACIÓN en un
año, o menos, en cinco (como diría un político venido a menos, pero que supo
negociar su salida, hasta el momento).
LA TORRE DE BABEL
El problema con todo este
panorama que desde mi punto de vista planteo, es que si vemos en principio lo
que está sucediendo en Los Cabos, pareciera que quienes están en el gobierno
municipal habitan en algo así como una torre de Babel, en donde nadie entiende
a nadie y todos hablan diferentes idiomas, cuando deberían aunque sea, entenderse
en un dialecto (o lengua indígena por lo menos).
Es increíble que a unas
semanas de asumir este nuevo gobierno, las patadas bajo la mesa y los codazos
entre funcionarios y ediles estén a la orden del día, priorizando protagonismos
insípidos o tal vez, intereses oscuros, con titiriteros poderosos manejando
este teatrino político y económico, que como todos sabemos es uno de los
municipios que más dinero genera en el país.
En fin, el problema creo es
de fondo y no existe un entendimiento
real de los planteamientos de fondo que el líder supremo, el Gran Peje ha
puesto sobre la mesa nacional y bajo un proyecto que de entrada está pisoteando
intereses de muchos que hasta hace un tiempo se creían intocables e
invencibles.
La cabeza de Los Cabos
tendrá que poner orden y dar un buen manotazo en la mesa local, pues no es
posible que cada quien opere de manera individual sin entender que deberían
caminar todos en la misma dirección y hacia un mismo objetivo.
En el plano nacional, como
plantea Edgar Sánchez Ramírez en su documento,
se quiere “un cambio real de régimen político hacia la izquierda, será
necesario que se construya una expresión social y política de la izquierda
independiente, no subordinada al gobierno y sus partidos que mantenga la lucha
de masas que permitió la llegada de López Obrador pero que también ofrezca una
alternativa al "·progresismo" desde la izquierda para no dejar ese
campo libre solamente a la derecha”
Explica el líder nacional
que en esta nueva expresión política “es de suma importancia el nuevo
movimiento feminista y de mujeres, los movimientos eco-sociales contra los
megaproyectos y la devastación ecológica y por supuesto, los movimientos por la
defensa de los derechos humanos, contra la guerra y la violencia desatada por
la militarización que amenaza con continuar”.
O sea, que es necesario que
se construya una opción alternativa desde la perspectiva real socialista, para
que cuando la cuarta transformación se consolide, sea el siguiente paso que la
sociedad busque para poder convertirse en una comunidad que se beneficie de la
riqueza por igual, por el hecho de existir y no de manera privilegiada,
selectiva o individual.