• Castañón ganó ayer el Premio Internacional Alfonso Reyes, autor al que ha estudiado por años y a quien “considera su tabla de salvación”
CIUDAD DE MÉXICO.- Alfonso
Reyes (1889-1959) ha sido “un maestro, un amigo, un tutor y un consejero; pero
también una brújula, un enfermero, una tabla de salvación y un paño de
lágrimas”, afirma sin dudar el narrador, ensayista y poeta Adolfo Castañón
(1952).
Quien ayer se alzó con el
Premio Internacional Alfonso Reyes 2018 comenta en entrevista con Excélsior que
el polígrafo regio ha sido para él “una figura interna, cercana, vigente”, toda
una escuela.
Cuando digo una tabla de
salvación no es metáfora”, aclara quien ha dedicado 40 años de su vida al autor
de Visión de Anáhuac. “En tiempos difíciles, el estar aferrado al estudio de su
obra me permitió tener un sentido de vida. Ha sido el autor al que más he
frecuentado. Le ha salvado la vida a más de una persona, una de ésas soy yo”,
confiesa.
Castañón obtuvo el Alfonso
Reyes, creado por Francisco Zendejas en 1972, “por su amplia trayectoria en
diversos géneros de la escritura y por difundir la cultura humanística
universal”, detalló el Instituto Nacional de Bellas Artes en un comunicado.
El jurado decidió otorgar por
unanimidad el premio a Castañón por su entrega absoluta y vitalicia al
ejercicio de las letras como bibliófilo, poeta, cuentista, ensayista, cronista,
historiador y crítico de la literatura”, apuntó.
Contento y agradecido, el
también editor explica que se siente “misteriosamente acogido” por este
galardón. “Todas las personas que lo han recibido están en mi biblioteca, he
leído su obra y con algunos he compartido momentos únicos. Me hace sentir como
en casa. Si me hubieran designado para otro premio, a lo mejor me hubiera
sentido raro; pero a éste lo siento familiar. Sé de dónde viene. Me siento
comprometido a seguir trabajando en el mismo derrotero; o sea que si ya de por
sí tenía cuerda, ahora más”.
El egresado de Filosofía y
Letras de la UNAM destaca que le debe mucho a Reyes. “Su idea de la cultura,
cómo participar de la ciudadanía sin hacerlo desde una misión partidaria, eso
enseña, es un humanista que se pone por encima de contiendas y enfrentamientos
inmediatos. Es una fuente de buenas maneras, inspirador de un manual de
cortesía, toda una escuela.
Su obra es casi consubstancial
en relación con la cultura mexicana, porque el peso de su figura literaria es
tal que todo se mide contra Reyes, es el metro-patrón de la cultura mexicana.
Valoro su entrega a las letras y su capacidad de traducir la experiencia en
logos, racionalidad, en poesía y música”, agrega.
Castañón señala que no le
preocupa la vigencia de la obra reyista. “Cuando veo que un presidente electo
dispone que haya una constitución amorosa inspirada en la cartilla moral de
Reyes; o que la mayoría de los periodistas tienen una idea del periodismo donde
está Reyes. Su obra es un gran jardín que hay que mantener barrido, cuidado y
limpio. Y ver que si se cayó una rama, hay que quitarla del camino para que no
impida el paso de los paseantes. Hay que ponerla al día”.
El premio es patrocinado por
la Secretaría de Cultura, a través del INBA, en colaboración con el gobierno de
Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Sociedad Alfonsina
Internacional, que lo entrega desde 1973, cuando lo recibió Jorge Luis Borges.
Ha reconocido a figuras literarias de la talla de Marcel Bataillon, Juan José
Arreola, Harold Bloom, George Steiner, Mario Vargas Llosa, Margit Frenk y
Alberto Manguel, entre otros.
El ahora galardonado con el
Alfonso Reyes narra una anécdota que vivió cuando Steiner (1929) obtuvo el
mismo reconocimiento en 2007. “Me llamó para ver qué podía leer entre la vasta
obra de Reyes y le envié un par de libros. Él escogió el título de ensayos El
suicida y dio su conferencia. Pero lo más interesante es que no vino a México,
sino que dio su discurso en su casa, pues no podía viajar. Esas palabras no se
publicaron en ningún periódico. Yo las obtuve a través de la embajada, las transcribí
y las publiqué; las integré en mi libro Alfonso Reyes, caballero de la voz
errante”.