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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

El ADN artístico de Carlos Amorales

• Aloja el MUAC Axiomas para la acción (1996-2018), muestra del autor multidisciplinario

El ADN artístico de Carlos Amorales

Ciudad de México. En los enormes muros blancos del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) se observan 62 fotocopias sobre metal de la serie La vida en los pliegues, poemas visuales del artista Carlos Amorales que atrapan la mirada del espectador, pero también la de los músicos del ensamble Liminar, quienes utilizan ocarinas –instrumentos de cerámica– para crear sonidos suaves como el canto de las aves.

 

Los intérpretes Wilfrido Terrazas, Alexander Bruck, Carlos Iturralde, Mónica López y Omar López interpretan la partitura para ocarinas mientras recorren la sala que alberga la instalación La vida en los pliegues, incluida en la exposición Carlos Amorales: axiomas para la acción (1996-2018), montada en el MUAC, para difundir su ADN.

 

Una constante en la obra de Amorales es la práctica performática y en el caso de La vida en..., donde se aprecian 924 ocarinas de cerámica con forma de alfabeto encriptado, se presenta el performance de Liminar, pues tocan y musicalizan en vivo una película proyectada en una pantalla.

 

El artista multidisciplinario, en ese trabajo que se exhibió el año pasado en el Pabellón Mexicano de la Bienal de Venecia, combina imagen, figuración, palabra, fonema y música. La muestra revisa 22 años de quehacer de Carlos Amorales (Ciudad de México, 1970) y destaca los aspectos conceptuales, cómo operan más allá de la presentación de series u obras específicas. El núcleo es un texto del artista, titulado ‘‘Axiomas para la acción’’, que define los ejes de su obra como una investigación orgánica, no obstante su expresión multiforme.

 

La muestra articula videoinstalación, escultura, dibujo, gráfica, animación y cine.

 

Asimismo, alude a la lógica del trabajo de Amorales y representa un mapa cambiante, un juego de máscaras, una corriente de ideas y acciones. La exposición sucede en un intervalo que media entre el espacio público –el museo neutral y blanco– y el espacio privado –el estudio y taller del creador.

 

Las piezas recorren apariencias y referentes, geografías y emociones, signos y temporalidades. Amorales es símbolo, marca, actor y punto de convergencia de un teatro en perpetua escenificación.

 

La muestra en el MUAC hace patente la flexibilidad del guion y la posibilidad de tomar ‘‘los axiomas para la acción’’ dentro de un proyecto curatorial imaginativo y particular. De acuerdo con el discurso museográfico, la parte gráfica de la obra de Amorales pasa a segundo plano, el relacionado con la creación de estructuras narrativas que funcionan como herramientas para poner en práctica los axiomas.

 

Incluye obras que no se habían visto en el país, como la instalación de una plaga de lepidópteros nocturnos titulada Mariposas negras (2007), La vida en los pliegues (2017) y la instalación Aprende a joderte (2018) con la que refuta los fundamentos estéticos y conceptuales de su práctica artística para encontrarles una aplicación inversa. Amorales interviene y altera imágenes didácticas de normas cristianas, acompañándolas de una infinidad de formas de vituperar al otro. Es una serie de imágenes, ‘‘una lúdica didáctica del insulto”.

 

Intervención lingüística

 

‘‘No es una retrospectiva centreda en obras específicas que definan un estilo, sino una revisión en la que se reflexiona sobre lo que ha sido su trabajo creativo durante esos años”, explicaron el artista Carlos Amorales y el curador Cuauhtémoc Medina en la inauguración.

 

‘‘Es una exposición que aspira a comunicar el ADN, el sentido y la lógica conceptual del trabajo de Amorales. Hay obras de distintos momentos, sobre todo de 2017-2018”, dijo Medina.

 

Algunos fragmentos del texto de Amorales que comenzó a escribir en 1996, de donde se tomó el título de la exposición: Axiomas para la acción, se leen en las paredes, a manera de ‘‘intervención lingüística”.

 

Respecto de la muestra, explicó el artista: ‘‘Tiene un lado oscuro, casi gótico. Es una reflexión sobre lo que ha sido trabajar durante estos años recientes. Sin embargo, hay una pieza creada en 1996, que siempre me dio vergüenza mostrar y es la primera vez que la exhibo. Lo bello es que decodifica o explica muchas cosas de mis posteriores trabajos, pues mucha de mi obra es muy irónica”.

 

El texto, dijo Amorales, describe ‘‘una especie de alter ego, como un doble”, en el que primero comenzó a trabajar con máscaras, luego con siluetas, animaciones, elementos digitales y lenguaje encriptado. ‘‘Lo que llamo interfase, ese proceso entre el adentro y el afuera, entre lo público y lo privado, entre la casa y el paisaje, que es mucho donde siento que estamos situados, entre la virtualidad de Internet y la realidad”.

 

La muestra se puede recorrer de manera ‘‘no lineal”, con la finalidad de que el público experimente los espacios, de ahí que la arquitectura de la sala (con techos muy altos) tiene una función importante.

 

El diseño y aprovechamiento de la galería, explicó el curador, ‘‘es muy significativo y sorprendente, pues permite apreciar la tensión que se provoca entre lo pequeño y lo enorme”, efecto que se constata con Mariposas negras.

 

El público decide qué camino tomar para el recorrido: hacia la izquierda, la derecha o el centro.

 

Axiomas para la acción (1996-2018), montada en el MUAC (Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria), concluirá el 16 de septiembre.