SUPIMOS QUE… Armida Torres Valdez
SUPIMOS QUE…
Armida Torres Valdez
¡Por fin! Llegaron las
lluvias a la entidad, en donde son muy bien recibidas porque para sus
habitantes son una verdadera bendición de Dios. Con los años las costumbres
“chubasqueras” se han perdido. Las condiciones son otras. En años anteriores se
anunciaba un chubasco, no decíamos ciclones ni huracanes, mucho menos meteoros,
eran chubascos simplemente. Lo primero que se hacía era asegurar techos,
ventanas, puertas, excusados de pozo y gallineros. Para esto se clavaban estacas
de madera fuerte o rines de llantas para amarrarlos con mecates. Se
compraban fósforos, no decíamos cerillos, petróleo lila para lámparas y
estufas, harina para las tortillas, café de grano, queso y pescado seco,
si se podía, galleras marineras, porque eran las que llevaban los marineros de
bastimento, que duran mucho sin perderse. Tradición que tiene milenios entre la
marinería según los estudiosos. Hoy las llaman “roncadoras”. Panocha, no
decíamos piloncillo, azúcar, carne seca para machaca, sal, agua en tambos y en
todo recipiente que sirviera para almacenarla. Previamente en semanas
anteriores se habían podado todos o la mayoría de los árboles en
solares y frente a las casas. El gobierno del territorio o de la delegación
de La Paz enviaba personal a podar los árboles de edificios,
malecón y sitios púbicos. Así se evitaba que se cayeran, muriendo o
dañando construcciones. Los árboles y plantas en esta árida tierra casi eran
objeto de culto. Respeto que lamentablemente se ha perdido en la mayoría
de sus habitantes. Recordamos un año en que la lluvia duró varios días y
cuando cesó, todos salimos a las calles a dar gracias a Dios porque no
hubo muertes que lamentar. La “palomilla” salíamos a jugar en los charcos
de las calles que no duraban mucho porque estas era de tierra y arena, pero
como disfrutábamos esos baños porque nunca nos contagiamos de hongos o de otras
enfermedades de la piel. No había tanta contaminación. Bellas costumbres de
aquellos tiempos, que no deben ser olvidadas porque eran producto de la
sabiduría popular, químicamente pura… Los sudcalifornianos debemos sentirnos
orgullosos de nuestro rico patrimonio cultural y preservarlo. Eso incluye
nuestros edificios emblemáticos, como el antiguo Palacio de Gobierno. Sólo
los apátridas reniegan de sus raíces. .. Felicitaciones al maestro, escritor,
historiador, y uno de nuestros grandes hombres de la cultura regional,
Gilberto Ibarra Rivera, por la edición de su nueva obra literaria, “La Paz,
Ciudad y Puerto Mexicano”. Origen, proceso histórico y símbolos emblemáticos.
Incluye entre ellos al antiguo Palacio de Gobierno. Como todas las de su
autoría, es sumamente interesante y debe ser lectura obligada en escuelas de
todos los niveles en nuestro estado…Hasta la semana próxima Dios mediante.