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Hoy es martes, 3 de diciembre de 2024

En privado

Falaz y engañoso, de cara y cruz, -haciendo honor a su apellido-, sin duda que Gustavo Rodolfo Cruz Chávez, ha demostrado ser un tipo astuto.



 

Muy astuto.

 

Y lo dejó mucho más claro la mañana de aquel 14 de mayo de 2015, cuando, moviendo astutamente sus hilos,  el Consejo General Universitario (HCGU) de la Universidad Autónoma de Baja California Sur lo reeligió, -incluso-por unanimidad--, para el periodo 2015-2019.

 

Pero para entonces, este Mexiquense, que un día llegó aquí cubriéndose con sus manos, y que de inmediato fue cobijado por Jesús Druk,  ya desde antes, había adoptado como parte de  su gran sabiduría, la meta de cuidar y proteger, -hasta la saciedad y la ignominia- la  gallina de los huevos de oro. Cuya gallina, (léase Rectoría) nuestra patria le había dado como destino para engordar, nada menos que desde el 2011.

 

Ya desde entonces, Gustavo Rodolfo Cruz Chávez,  había aprendido a tejer muy finito. Y sabía que sus redes eran de un fuerte nailon.

 

Y el tiempo le dio la razón.

 

Pero también nos la dio a nosotros para darnos cuenta de los nefastos alcances de un tipo sagaz como este.

 

El jugoso sueldo que por más de 2 millones y medio de pesos anuales hoy percibe, -por cierto superior a lo que obtiene el propio gobernador del estado-- es una muestra de que Gustavito, aprendió muy bien las artes de la bellaquería.

 

Sin duda que a eso se debe la cara amable, seria y adusta, pero sonriente,  grata, amena  y agradable, que Gustavo Rodolfo Cruz Chávez, presenta en cada uno de los actos políticos a los que asiste.

 

Sin duda que a eso se debe ese rostro  encantador, garboso y cautivador, además de simpaticón y gracioso que asoma Gustavo Rodolfo Cruz Chávez, durante las festividades a donde acude representando a nuestra máxima casa de estudios.

 

Pero retomando aquello de cara y cruz, habría yo de dejar claro que justamente este tipo al que hoy hago referencia,  es de dos caras,  y que allá en el fondo, no me cabe la menor duda, que Gustavo Rodolfo Cruz Chávez, es  desconfiado, ladino, malicioso.

 

Y también tengo la certeza de que,  -muy allá en el fondo-, tiene algo de malignidad, de perversidad e hipocresía.

 

Y no es para menos.

 

La bien lograda y bien investigada nota aparecida en diario El Independiente, de este 14 de agosto de 2018,   afirma que Gustavo Rodolfo Cruz Chávez, como  rector de la UABCS obtiene un jugoso sueldo mensual de 221 mil 328 pesos mensuales.

 

Es decir, más de 2 millones y medio de pesos anuales, más lo que se acumule por aguinaldos, primas vacacionales y demás prestaciones. Lo que deja en claro que gana más que cualquier funcionario local, incluyendo al propio gobernador.

 

Esos son los motivos que mueven al exitoso rector al ahorro de agua, de energía eléctrica, de combustibles, de gastos telefónicos Etc., dentro del campus universitario. Y no es para menos,   porque como las toninas, todo quiere para él.

 

Por todo esto, ¿cómo no criticarse que la UABCS sea considerada una de las universidades más caras del país?

 

¿Cómo no aceptarse el retraso académico,  cuando hay jóvenes que no pueden cubrir los costos de una carrera?

 

En fin, en todo esto estriba la perversa ambición de Gustavito por buscar la reelección.

 

Y tras esto, de pronto unos días después, saltó un  defensor de oficio. De esos que pretendan defender lo indefendible.

 

Fue nada menos que Dante Arturo Salgado, quien en ese intento de salvar a su protector, se enredó en su propia piola al decir que dicha cantidad que obtiene el rector como salario, corresponde al concepto de “costo”, y no el concepto de ingreso en donde al primero se suman además los pagos por prestaciones laborales e instituciones de crédito. Y sepa Dios lo que quiso decir.

 

Y fue más allá al señalar que “no hay sueldo de rector, de secretario general un de secretario de finanzas”. Sino que –según él- hay un rector profesor investigador, un secretario general profesor investigador y un secretario de finanzas profesor investigador.

 

Yo diría que es una mágica y astuta  forma de simular cuantiosos ingresos, como los que hoy percibe el rector.

 

Y en ese mismo afán de defender lo indefendible, Dante Arturo Salgado, hizo referencia solamente a lo que son sus ingresos. Es decir los de él como secretario general. Más  nunca dijo lo que en realidad gana el rector.

 

En fin, solo me resta decir que ojala y esos grandes tentáculos reformadores que conllevan deseos de honestidad y anticorrupción,  que Andrés Manuel López Obrador, trae entre manos como parte de esa cuarta transformación del país, pasando por la Reforma, la Independencia y la Revolución, traspasen –algún día-- también las fronteras de la UABCS.

 

Y que sea por salud propia de esa noble institución; de todos esos honrados catedráticos que empeñan su esfuerzo por el bien y la superación del país; del estudiantado en general, y de Baja California Sur.

 

Ojalá.