• Para la ventana craneal se eligió un material cerámico policristalino de óxido de circonio de empleo común en implantes biomédicos. Foto Agencia ID
Ciudad de México.- Científicos
mexicanos y estadunidenses desarrollan un implante craneal basado en un
material biocompatible que permitirá a un neurocirujano hacer un diagnóstico y
tratar una lesión en el tejido cerebral a través de herramientas basadas en
óptica y fotónica.
El equipo científico
binacional ha creado una “ventana al cerebro” basada en el desarrollo de una
cerámica policristalina transparente que es biocompatible, y para la cual se
han implementado puertos que permiten llevar luz láser al interior del cráneo,
para hacer diagnóstico y dar tratamiento al tejido cerebral que experimenta
alguna lesión.
“Cuando existe una lesión
cerebral, el neurocirujano debe hacer una craneotomía para llevar a cabo un
procedimiento quirúrgico en el tejido cerebral y posteriormente colocar el
hueso del cráneo nuevamente. Pero para dar seguimiento al tratamiento de la
lesión hay que retirar nuevamente esa sección del cráneo y tendrá que volverlo
a colocar y después a retirar las veces que sean necesarias, lo que significa
exponer al cerebro a posibles daños e infecciones.
“De ahí surgió la idea de
crear un implante transparente y aprovechar las herramientas existentes en
óptica, tanto de diagnóstico como de tratamiento para lesiones cerebrales”,
explica uno de los científicos mexicanos inmersos en el proyecto, el doctor
Santiago Camacho López, investigador titular del departamento de Óptica del
Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (CICESE).
En detalle revela que para la
ventana craneal se eligió un material cerámico policristalino de óxido de
circonio de empleo común en implantes biomédicos (dentales y ortopédicos), para
el cual el doctor Javier Garay de la Universidad de California (EU) desarrolló
un método que lo hace transparente.
Este material se conforma de
cristales de 50 nanómetros, es decir, un polvo que se compacta a presiones muy
altas y se eleva a mil 200 grados Celsius, lo que da origen a una especie de
oblea que es finalmente la ventana.
A la par se crearon puertos
que permiten conectar fibra óptica para llevar la luz láser del exterior a un
punto específico del tejido cerebral para tratar un tumor, una embolia o
reacciones inflamatorias.
“Hemos conjuntado el
conocimiento de especialistas en ciencia de materiales, de ingeniería mecánica,
de bioingeniería, de neurociencia, de óptica, de procesamiento láser de
materiales, entre otros”, específica el doctor en física por el Imperial
College of Science, Technology and Medicine, en el Reino Unido.
Los resultados preliminares en
ratones son alentadores, auguran éxito, prevé el científico mexicano. Agrega
que varios de los procedimientos están empezando a generar productos derivados
de innovación tecnológica.
Por ejemplo, se tiene ya una
patente en EU sobre la fabricación de guías de onda para este tipo de implante
craneal a través de procesamiento láser.
Igualmente se trabaja en el
uso de luz láser para tratar las posibles infecciones en el tejido cerebral.
Este desarrollo puede ser también una alternativa a la resistencia bacteriana
en cualquier orden médico. Hasta ahora se han hecho pruebas exitosas con la
bacteria Escherichia coli.
En su primera parte, el
proyecto binacional ha sido cofinanciado por la National Science Foundation, de
Estados Unidos, y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, de México. En la
segunda parte se espera llegar a una fase preclínica, para lo cual se buscarán
patrocinadores en la industria médica de ambos países.
El consorcio científico está
conformado por investigadores del CICESE, el Instituto Nacional de Astrofísica,
Óptica y Electrónica (INAOE) y el Instituto de Investigaciones en Materiales de
la UNAM, por parte de México, y sus pares de la Universidad de California en
Riverside y en San Diego.
“La idea es que el implante se
mantenga de por vida para evitar craneotomías recurrentes, así como la
manipulación mecánica del hueso craneal y el tejido cerebral, además de exponer
a posibles infecciones este tejido. Se hace una sola craneotomía y el implante
podría permanecer hasta por 80 años en donde se coloque, de acuerdo a las
pruebas de degradación del material realizadas en la Universidad de California.
“El proceso de fabricación de
la cerámica no es costoso y lleva diez minutos obtener la oblea que se
convertirá en la ventana, de manera que se contempla que sea accesible al
paciente que lo requiera. No existe nada igual en el mundo y se empiezan a
visualizar otras aplicaciones, por ejemplo, en lesiones de columna vertebral”,
concluye el doctor Camacho López.