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Hoy es miercoles, 27 de noviembre de 2024

Y sí, AMLO hizo historia; una marea humana siguió sus pasos en el día

El fervor mostrado por simpatizantes de López Obrador en las urnas se desbordó por la noche en el Zócalo de la CDMX, donde se reunieron cientos de seguidores

Y sí, AMLO hizo historia; una marea humana siguió sus pasos en el día

MÉXICO.

“Triunfamos y ahora vamos a transformar a México. Voy a dedicarme en este tiempo hasta el 1 de diciembre, a trabajar con los miembros del nuevo gabinete para elaborar los proyectos y no perder tiempo”, dijo anoche Andrés Manuel López Obrador durante su discurso en el Zócalo capitalino para festejar el triunfo en las urnas.

“Vamos a trabajar respetando la autoridad constituida. Vamos a esperar nuestro tiempo y en este proceso de transición nos vamos a poner de acuerdo para que el país siga su marcha sin crisis de ninguna índole. Que la transición se dé con armonía, sin sobresaltos”, añadió.

Reveló que ya habló con el presidente Peña Nieto y “le pedí un acuerdo para el martes a las 11 de la mañana, nos vamos a encontrar aquí en Palacio Nacional, para ponernos de acuerdo de cómo se van a llevar a cabo los cambios de los últimos meses, pero vamos a actuar de forma respetuosa y la transición será de manera ordenada, con estabilidad económica y financiera, para que no haya sobresaltos”.

Éste fue el colofón de una jornada llena de emociones que inició apenas al amanecer, porque parecía que tenía prisa por ganar. Se les adelantó a los funcionarios de casilla, que habilitaron la mesa receptora de votos mientras el tabasqueño aguardaba tras la reja de la Comisión Nacional del Agua abrumado por las cámaras y micrófonos que tuvo cerca de la cara durante la hora que aguardó a la apertura de la votación.

Las nuevas oficinas de AMLO se convirtieron en un ir y venir de colaboradores, de futuros secretarios de estado, de sus hijos, de él mismo que salió para ir a comer a su domicilio en Tlalpan y retornó para escuchar los primeros resultados que le reportaban desde los estados.

En la reunión donde la tensión dramática se distendió al tener la seguridad de la victoria estuvieron Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier, Héctor Vasconcelos, Miguel Torruco, José Ramón López Beltrán, Gonzalo López Beltrán, su esposa Beatriz y su encargado de prensa César Yáñez.

Dentro de ese “cuarto de guerra” la expectativa de la victoria se convirtió en certeza cuando escucharon en un altavoz a Meade y posteriormente a Anaya aceptar que los resultados no les eran favorables.

La algarabía estalló dentro y fuera de la casa. Los simpatizantes que comenzaron a llegar a cuentagotas llegaron a ser cerca de 500 y lanzaban las consignas que durante tres campañas presidenciales habían coreado: “¡Presidente, Presidente!”, “¡Es un honor estar con Obrador!”, “¡Sí se pudo, sí se pudo!” hasta que lograron que el oriundo de Tepetitán, Tabasco, saliera al balcón y diera su primer saludo como candidato ganador.

Vino un nuevo tumulto cuando el auto en que se trasladaría al Centro de la Ciudad intentó salir de la casona y se encontró con un muro humano que le exigía abrazos y fotografías.

Una nueva marabunta se lanzó a recibirlo al hotel de la zona de la Alameda, donde esperó el mensaje del presidente del INE, Lorenzo Córdova.

El discurso de aceptación de la victoria fue mesurado, medido y fue seguido desde la Alameda por una multitud que aguardó horas a que llegara el candidato ya despresurizado, relajado tras 12 años de campaña tras campaña, de mítines a diario, de las largas giras como nadie más ha hecho y que por momentos sólo tenían sentido para él mismo.

Celebración imparable

Por la calle Madero del Centro Histórico una marea humana festiva, lúdica, imparable, se dirigía al Zócalo lanzando consignas como si de un mitin de campaña se tratara, hasta lograr llenar la plaza.

López Obrador dio un salto sideral desde la votación de 2006 y de su derrota contudente en 2012 a la victoria por aplastamiento de ayer.

De la confrontación abierta y cruda con los expresidentes Fox y Calderón pasó al respeto externado hacia Peña Nieto ayer por la noche. Entre ambos extremos hay una distancia abismal.

El margen que logró este domingo sobre sus adversarios fue la confirmación de que durante 90 días López Obrador no realizó una campaña electoral sino una gira de la victoria por todo el país.

El fervor mostrado ayer por sus simpatizantes en las urnas rebasó cualquier expectativa, y ese furor se extendió a las calles, con gente corriendo por la ciudad en sus vehículos, lanzando los pitazos propios de un festejo; con gente caminando kilómetros para llegar al Zócalo y participar en un mitin más, el más festivo de sus vidas.

Porque lo que ayer logró López Obrador en la Ciudad de México sólo es comparable a las festividades religiosas, a los delirantes conciertos masivos que se recuerdan por años, o a los rabiosos festejos de una victoria de la Selección Nacional. Fueron personas que lo mismo lanzaron gritos de “¡México! ¡México!” por las calles, y que en el transcurso del día asistieron en masa a las casillas electorales.

SE RESPETARÁN COMPROMISOS

Durante su discurso en el Zócalo, López Obrador dijo que se respetará la autonomía del Banco de México, se reconocerán los compromisos contraídos con bancos nacionales y extranjeros y que los contratos celebrados con particulares serán respetados, salvo que se encuentren anomalías.

Ofreció una transición con armonía y mencionó a quienes ocuparían las principales secretarías de su gobierno.

“Vamos nosotros a actuar de manera respetuosa, y la transición va a ser ordenada para que se mantenga la estabilidad económica y financiera, para que no haya sobresaltos”, dijo.

Explicó que nombrará a un equipo para la transición en materia económica y financiera, y que los responsables serían Carlos Urzúa, quien ocuparía la Secretaría de Hacienda, y Alfonso Romo, a quien contempla para la Coordinación de la Oficina de la Presidencia.

De los asuntos internacionales tiene previsto que se encarguen Héctor Vasconcelos y Marcelo Ebrard; de los asuntos políticos internos estarán a cargo la exministra de la Suprema Corte, Olga Sánchez Cordero, y su coordinadora de campaña, Tatiana Clouthier, mientras que la relación con los medios de comunicación será responsabilidad de César Yáñez.

Reiteró el compromiso de no traicionar la confianza que han depositado en él millones de mexicanos. “Voy a gobernar con rectitud y justicia. No les fallaré”.

Ante ello, aseguró que no permitirá bajo ninguna circunstancia la corrupción y la impunidad.

“Sobre aviso no hay engaño, sea quien sea será castigado, incluyo a compañeros de lucha, a funcionarios, a los amigos y a los familiares; un buen juez, por la casa empieza”.