• El sello Páginas de Espuma nació para dejar claro que el relato es un género serio, dice el editor en entrevista
Ciudad de México.- En el
pasado, lo que definía al cuento era su brevedad, ahora su característica
principal es la libertad: no existen ataduras ni nada que lo constriña, no
importa la extensión ni la descripción, ni el estilo; pueden ser microcuentos
o, como en el caso de Henry James, cuentos de 100 páginas.
Lo que sí existe en todos
ellos es la intención de hacer un cuento, dice el escritor Paul Viejo, editor
en el sello Páginas de Espuma.
La editorial nació hace 20
años con un propósito bien delimitado: publicar sólo cuentos. Desde los
escritores clásicos, como Édgar Allan Poe, Anton Chéjov y Henry James, hasta
los contemporáneos. Sólo cuento.
“No sería capaz de definir lo
que es el cuento en el siglo XXI; pero, ¿qué permite el cuento?, ¿qué es lo que
da? Absoluta libertad, ahora no hay ninguna regla, ningún corsé; antes
pensábamos que tenía que contar una historia de principio a fin, o que tenía un
final sorpresivo o, incluso, más avanzado en el siglo XX, que los finales
podían ser abiertos. Ya no. El cuento ahora lo permite absolutamente todo y lo
estamos viendo: ya sea por su manera de difundirse –Internet o formatos
tradicionales–, o porque se escribe con la intención de romper moldes, o
cambiar reglas; al final, permite todo y el escritor de cuentos se siente libre
absolutamente, porque nadie le podrá decir: ‘esto no es un cuento’”.
Cuando nació Páginas de Espuma
la situación del cuento era otra: “estaba ese lema que todavía se mantiene de
que no vende y por tanto no hay que publicarlo. No había nadie que lo considerara
un género serio, salvo algunos autores que querían cultivarlo; no había nadie
que lo defendiera, sobre todo, y eso es lo que intentó hacer Páginas de Espuma:
crear un catálogo que dejara claro que el cuento era cosa seria, que un
escritor podía dedicarse a él con la misma importancia que la novela y que se
podía defender y trascender igual que cualquier otro tipo de libro.
“De pronto el cuento comenzó a
vender y a defenderse, y ahora muchos escritores, que a lo mejor no le habían
prestado tanta atención al género, de repente descubrieron un universo y un
trabajo en serio.
Hay muchísimos autores que
desean publicar en un catálogo como Páginas de Espuma que, por otra parte, es
una editorial que no publica tantos títulos al año, y la incorporación de autores
nuevos al catálogo siempre es muy lenta, como dice Juan Casamayor (fundador de
la editorial): para que un autor publique en Páginas de Espuma ha tenido que
meditar muy bien su libro y crear uno de los mejores libros posibles de cuento
y entonces se publicará. Es una cuestión lenta, pero al mismo tiempo ha logrado
tener una difusión que hace 20 años era más difícil.
Ahora Páginas de Espuma tiene
un catálogo de 300 títulos, y una pequeña línea de ensayo literario. Novela
nada. Nunca jamás una novela y no ocurrirá.
Además de publicar cuentos de
autores contemporáneos de los dos lados del océano, se dieron a la tarea de
ofrecer al lector a los escritores clásicos, siempre en la línea de cuentos
completos; no se hacen antologías. Si se habla de un autor muerto será para
publicar todo, como el caso de Chéjov, Edith Wharton, Poe, James, en ediciones
pensadas para formar una biblioteca
clásica, con pastas duras, editadas por escritores como Eduardo Berti en Henry
James. Cuentos completos, proyecto pensado en tres tomos que terminarán de
publicarse el próximo año. El primero va de 1864 a 1878, y ya está disponible.
Los autores clásicos que
publica Páginas de Espuma son los que nos han dicho lo que era el cuento, pero
la lucha de un escritor siempre es intentar ir más allá; eso es lo bonito que
se ve en el catálogo con los escritores contemporáneos: muchas propuestas
diferentes, muchos intentos de avanzar, pero también con respeto y siempre
viniendo y leyendo desde el pasado, pero con una mirada presente.