• La Dirección de Danza de la UNAM presenta la segunda etapa del programa Cartografía de la resistencia
CIUDAD DE MÉXICO.- El 27 de
agosto de 1968 culminó en el Zócalo una de las marchas más numerosas que se
llevaron a cabo durante el movimiento estudiantil. Los manifestantes decidieron
acampar en la plancha hasta que el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz se
comprometiera a iniciar el diálogo. La respuesta fue un feroz desalojo
perpetrado por el ejército y el cuerpo de granaderos; en el lugar sólo quedó un
testigo silencioso: una bandera rojinegra que había sido izada en el asta
central.
El acto fue considerado un
escándalo por el gobierno y un día después convocó a la burocracia para asistir
al desagravio que se ofrecía al lábaro patrio. Todos acudieron sin oponer
resistencia pero mientras salían de sus oficinas gritaban “Somos borregos”,
“nos llevan, somos borregos”. Aquella lapidaria frase sirve 50 años después al
Colectivo Querido Venado para proponer una “instalación corporal” muy cerca de
donde ondeó la bandera rojinegra y en un espacio universitario de enorme
simbolismo: el Palacio de la Autonomía.
Somos borregos forma parte de
las cinco intervenciones coreográficas que integran la segunda parada del
proyecto Cartografía de la resistencia. Ocupaciones/ Desagravios, con el que la
Dirección de Danza de la UNAM contribuye a las conmemoraciones por el 50
aniversario del movimiento estudiantil de 1968, que han intentado ser
bautizadas como M68. La idea, dice la directora de danza, Evoé Sotelo, es que
“a través del ejercicio del cuerpo generemos debate”.
El proyecto consiste en la
ocupación de diferentes espacios simbólicos cuyo valor reside en el influjo que
han tenido para “la construcción de ciudadanía, espacios donde sucedieron
movimientos sociales que han sido fundamentales para entender hoy en día
nuestra condición ciudadana”. Después de arrancar el 23 de mayo en el Palacio
de Medicina, el 13 de junio tocará el turno del Palacio de la Autonomía,
después seguirá la Facultad de Medicina, en cuyo auditorio se llevaba a cabo
una asamblea cuando el ejército ocupó Ciudad Universitaria el 18 de septiembre
de 1968.
Las intervenciones incluyen,
además, la Preparatoria número 2; el Reloj de sol que se ubica en donde antes
estuvo el Edificio Nuevo León de la Unidad Tlatelolco, colapsado con el
terremoto de 1985; las fuentes de Tlatelolco donde antes estuvo la Vocacional
7; la Escuela Superior de Economía en el Casco de Santo Tomás y cerrarán el 25
de noviembre en el Monumento a la costurera, donde perdieron la vida decenas de
trabajadoras en 1985.
Lo que queremos es abrir el
debate en relación al cuerpo y el cuerpo como vía de expresión en un momento
del país tan crucial como el que estamos viviendo; un momento de gran
violencia, de gran represión, de gran injusticia y donde esa violencia, esa
represión, esa injusticia, se hace de un cuerpo a otro”, explicó Sotelo. Además
de la intervención de Querido Venado, en el Palacio de la Autonomía se
presentarán Ricardo Rubio y el Día D; Magdalena Leite y Aníbal Conde; Galia
Einbenschutz y Katia Castañeda.
En esta ocasión, la coordenada
temporal remite al 13 de junio de 1929 cuando fueron entregadas las
instalaciones de la universidad después de una huelga que obtuvo por parte del
Presidente de la República, la garantía de la autonomía universitaria. Sotelo
dice que en Cartografía de la resistencia la idea del desagravio se entiende
como una especie de enmienda histórica.
Se desagravia aquello que fue violentado, para
nosotros como artistas nos parece hermoso desagraviar estos espacios en donde
sucedieron en la historia hechos de violencia, hechos de represión; qué mejor
manera de desagraviar estos espacios, porque creemos que los espacios retienen
la energía de los cuerpos que los habitan. El acto de desagravio va en el
sentido de construir acciones que por su naturaleza creativa, libre y
edificante, de alguna manera equilibren o hagan las paces con la hi