• Cinco novelas de terror “actual” fueron presentadas la noche del martes; abordan temas como el suicidio, la culpa, la vulnerabilidad o la diferencia
CIUDAD DE MÉXICO.- Cinco
novelas de terror “actual” fueron presentadas la noche del martes en la Ciudad
de México, hechas por cinco autoras mexicanas durante “un encierro literario”,
tal como lo hicieron hace dos siglos Mary Shelley, Lord Byron y John William
Polidori en la villa Diodati, en Suiza.
Fue una coincidencia que todas
fuésemos mujeres, pues acudimos quienes quisimos de entre los alumnos del
Laboratorionovela, un curso para crear una novela en un año, pero ahora para
exorcizar nuestros miedos”, dijo antes de la presentación Laura Echevarría, una
exbailarina de ballet que al jubilarse dio rienda suelta a su eterna pasión por
las letras.
Las cinco obras son Berenice,
de Echevarría; El mar no devuelve a sus muertos, de Linda Báez; El paisaje del
Ciego, de Roslyn Ison; Flor de Sal, de Alexandra Campos, y La caza de la
ballena azul, de Teresa Piazza.
Abordan temas como el
suicidio, la culpa, la vulnerabilidad o la diferencia. Fueron publicadas por
editorial Diodati y creadas en dos semanas en una casa junto al lago en Valle
de Bravo, Estado de México.
De igual forma, en 1816,
conocido como “el año sin verano”, un grupo de autores se reunieron a orillas
del lago Ginebra, invitados por Lord Byron para escribir una historia de terror
en días.
En Berenice se narra la historia
de una escritora que pierde una hija, quien se introduce de forma fantasmal en
los textos de su madre.
En realidad, “es el dolor, el
miedo de la madre de perder un hijo. Ese es uno de mis miedos, porque tengo
hijos y una nieta”, dijo Echevarría.
Las novelas, de las que se
publicarán mil ejemplares de cada título, se presentaron la noche del martes en
la librería El Péndulo de la colonia Roma. A decir de las autoras, lo difícil
no fue tanto escribir, sino tener que analizar y reflexionar sobre los miedos
del presente.
La periodista, editora y
traductora Teresa Piazza desnudó la vulnerabilidad de la adolescencia ante la
ausencia del porvenir en La caza de la ballena azul, basada en un juego virtual
que reta a los jóvenes a pasar 50 desafíos para culminar en el suicidio.
Las autoras coinciden en que,
con el tiempo, los temas del romanticismo como los monstruos y los fantasmas se
ven con más “normalidad” gracias al cine y la televisión.
En este experimento, afirmó
Echevarría, lo que nos preguntamos fue: “¿en qué momento le permitimos a la
modernidad lograr que el mundo dejara de ser un lugar embrujado, fantasmal,
para ser tan sólo un lugar violento”.