· Como en un mercado medieval en los suburbios de Buenos Aires, la gente canjea comida por ropa y otros bienes básicos
SAN MIGUEL, Argentina.- Como
en un mercado medieval, los miembros de la feria improvisada junto a las vías
en San Miguel, en los suburbios de Buenos Aires, buscan a los gritos a otros
socios para canjear comida por ropa y otros bienes básicos.
Arroz, harina y azúcar son
algunos de los productos que cada vez más argentinos intercambian en los
"clubes de trueque" -en los que no se requiere dinero para las
transacciones-, empujados por una pobreza que, según expertos, podría crecer
varios puntos este año por una alta inflación y una economía estancada.
La tendencia de los clubes de
intercambio, que habían vivido un auge durante la grave crisis económica de
2002 para luego decaer, ha resurgido en los últimos meses en los alrededores de
la capital argentina, donde se encuentran algunos de los núcleos de pobreza más
importantes del país.
Su crecimiento es tal que en
los clubes actualmente se intercambian desde muebles y disfraces hasta
servicios de peluquería, depilación y de cuidado de personas.
"Vine para ayudar primero
a mi marido porque (...) se quedó sin trabajo. Hacía alfajores o, si tenía ropa
de los chicos que no usaban, la traía y la cambiaba. Eso me ayudó a poder
llevar la leche para los chicos, el azúcar, lo que es más necesario", dijo
el ama de casa Cecilia Gómez en el mercado de San Miguel.
Tras registrar una mejoría en
2017, la economía argentina cerraría el 2018 con un crecimiento mínimo y una
inflación cercana al 30 por ciento anual, en medio de una crisis financiera y
una devaluación de la moneda local del 33 por ciento en lo que va del año.
Los principales productos de
exportación de Argentina son alimentos como maíz, soja, trigo y carne, y la
caída del peso frente al dólar suele disparar los precios de los productos que
más necesitan los pobres.
"Hay veces que no damos
abasto. Hay muchas caras nuevas. Ellas no tienen trabajo o el marido se quedó
sin trabajo, o trabajan quizá los dos y no llegan con el sueldo", explicó
Jesica Galera, creadora del grupo de Facebook Cambio x Mercadería, que tiene
casi 30.000 miembros que canjean online los productos que luego entregan
personalmente en San Miguel.
El club comenzó a funcionar en
abril de 2016 y actualmente recibe entre 50 y 60 nuevos miembros por día, en el
contexto de una caída del consumo en supermercados del 2,1 por ciento en el
cuarto mes de este año y de un alza del desempleo al 9,1 por ciento de la población
en el primer trimestre del año, frente al 7,2 por ciento del período previo.
Ninguna de las mediciones
tiene en cuenta las turbulencias financieras de mayo, que llevaron al Gobierno
a pedir ayuda al Fondo Monetario Internacional. Gran parte de la devaluación se
traducirá en más inflación en los próximos meses.
La Red Global de Trueque, que
reúne a los primeros pero no a muchos de los nuevos clubes del país, congrega a
cerca de 200 grupos y la cifra está creciendo este año. "Esperamos que más
gente se acerque por los índices de pobreza", señaló Rubén Ravera, uno de
los fundadores del organismo en 1995.
Como consecuencia de la caída
de la demanda, fábricas y sindicatos textiles y del calzado advirtieron
recientemente que miles de puestos de trabajo de la industria se ven
amenazados.
"Hay un 20 por ciento de
trabajadores de Argentina que viven de ocupaciones informales; son asalariados
a veces, vendedores ambulantes, prestan servicios personales. Cuando hay una
crisis (...) estos sectores empiezan a sufrir", dijo Agustín Salvia,
investigador de la Universidad Católica Argentina (UCA).
"El trueque es un
mecanismo de compensación de esa falta de trabajo y de oportunidades que brinda
el mercado informal en contextos recesivos", añadió.