• El músico y escritor Bruno Bartra, en entrevista para La Jornada. Foto Guillermo Sologuren
Ciudad de México.- El viejo axioma de que para el arte y la
cultura no existen límites queda reafirmado en el libro Fronteras
reconfiguradas. Balcanes mexicanos, hip-hop chicano, jarocho estadunidense y
las nuevas nociones de patria, del sociólogo y etnomusicólogo Bruno Bartra.
Publicado por Siglo XX
Editores, este volumen contiene un ensayo en el que el también periodista,
diyéi y fundador de la banda La Internacional Sonora Balkanera expone de manera
novedosa “los torbellinos multiculturales causados por la globalización y la
era digital”.
Es un texto, define el autor
en entrevista, en el que se explora la forma en que se construyen territorios
imaginarios mediante la música en los que se desvanecen las nociones de patria,
ligadas a una frontera física.
Bruno Bartra, quien
actualmente realiza sus estudios de doctorado en la City University of New
York, en Estados Unidos, se adentra en este trabajo en dos cúmulos de mexicanos
que a través de la música están desafiando las nociones de patria y frontera.
Por un lado, explica, está el
reciente movimiento Balkan o de música balcánica en la Ciudad de México, que
afloró en nuestro país a finales de la primera década de este siglo a partir
del fuerte influjo cultural de los Balcanes a través del cine y la música de la
ex Yugoslavia, en específico de las obras de Emir Kusturica y Goran Bregovic.
Y por otro, añade, está un
fenómeno cultural mucho más extenso, de millones de personas, conformado por
aquellos inmigrantes mexicanos en Estados Unidos y personas de raíces mexicanas
que radican en aquel país los cuales dan vida a movimientos culturales
centrados en géneros musicales por medio del que crean otro territorio
imaginario.
Se trata de “un México que se
nutre de elementos icónicos del folclor nacional, como el son jarocho o el mariachi,
o de la cultura popular, como de los personajes de las telenovelas o los
deportistas mexicanos”, detalla el investigador.
“A este México imaginario, por
el cual se siente profundo respeto y nostalgia, se puede acceder a través de la
música de hip-hop con banda, el son jarocho estadunidense o las fiestas de
sonideros en Chicago, Miami o Nueva York”.