El dinero que logra recabar con la venta de paletas y bolis lo utiliza para sostenerse ya que no cuenta con familiares en el municipio
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San José del Cabo, Baja California Sur. Pocos lo conocen por su nombre, pero su rostro y característica alegría que transmite es inconfundible para quienes alguna vez han deleitado su paladar con los helados de sabores que vende en San José del Cabo.
Por más de 10 años, Don Carlos Villalobos ha empujado su carrito de paletas y bolis recorriendo las céntricas calles de la ciudad, aunque en los últimos años se ha visto obligado a colocarse en algún punto fijo, pues comenta que por su avanzada edad se le ha dificultado recorrer las mismas distancias que avanzaba tiempo atrás.
Don Carlos, cuenta que algunos años se dedicó a la albañilería e incluso fue recamarero en los hoteles, sin embargo, al dejar dichos trabajos le fue difícil encontrar un empleo de acuerdo a su edad, y fue así cuando encontró en el hielo y los sabores una manera de subsistir.
A pesar de que en ocasiones se ve acechado por el cansancio y algunos dolores, señala que por el momento no piensa dejar el trabajo que realiza pues el dinero que logra juntar lo utiliza para sostenerse, y comentó que no tienen algún familiar en el municipio.
" De esto vivo desde hace como 15 años, mucha gente ya me conoce, por lo general me pongo en el centro a vender paletas. Estoy muy agradecido con las personas que me apoyan, hay gringos que compran "esquimales" y a veces me dejan hasta propina" comentó.
El viejo paletero, continuó diciendo que es en temporada de invierno cuando la venta de helados disminuye notoriamente, no obstante, señaló sentirse bendecido ya que durante dicha época ha conseguido llevar a casa unos pesos. "Una ocasión, en tiempo de frío, vendí nada más treinta pesos, pero, bendito Dios yo digo que no me ha ido mal" agregó.
Para concluir, comentó don Carlos que la clave de un buen servicio por más humilde que sea este, es ser amable, educado y si es posible arrancar una sonrisa a los clientes. "Yo no soy malo, tengo el corazón de Dios" finalizó el viejo paletero.