Alrededor de 90 policías municipales fueron despedidos en el 2017, sin que las autoridades otorgaran una justificación documentada. Varios elementos de la Policía Municipal denunciaron a la administración de Martínez Vega.
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La Paz, Baja California Sur.- Mientras la violencia y los delitos del fuero común aumentaban en La Paz, las autoridades del Estado y el municipio llevaban a cabo una depuración de elementos policiacos bajo la promesa de que la corrupción se vería eliminada en las filas de las instancias para beneficio de la confianza ciudadana.
Pocos testimonios fueron suficientes para demostrar que el proceso de depuración de elementos, supuestamente no aprobados en Control y Confianza, fue un procedimiento opaco y deshonesto no sólo para los oficiales despedidos sino para los ciudadanos también.
Carlos “N”, un elemento de la Policía Municipal que fue despedido en agosto del 2017, da testimonio a Diario El Independiente sobre la forma y las consecuencias que este proceso de depuración podría traer para la ciudad de La Paz.
Desde el año el 2000 Carlos “N” inició su trabajo como agente de la Policía Municipal de La Paz. Poco antes de cumplir 18 años de servicio en la corporación, fue despedido sin ninguna prueba o justificación que avalara su destitución.
Nuestro testimonio expone que fue notificado de su despido el 16 de agosto, sin embargo, el jurídico de la Policía Municipal lo dio de baja de la nómina de la corporación desde el 13 de agosto.
“Estaba trabajando en mi área y me hablaron del departamento jurídico para que me presentara. De voz, porque no me dieron ningún documento, me dijeron que ya no pertenecía a la corporación”, narró Carlos.
“El licenciado del jurídico nomás nos dijo que si queríamos firmáramos la renuncia o pusiéramos la denuncia, pero que ya no pertenecía a la corporación. Dejé mi vida, mi juventud, mis navidades, desvelos. Ahí se me fue mi vida en la corporación. Yo amo a la corporación, pero ellos no lo vieron así”, dio testimonio.
A pesar de que se trataba de un despido y no una renuncia, las autoridades de la Policía Municipal querían darle 152 mil pesos por 18 años de servicio.
Carlos optó por demandar al Ayuntamiento paceño para exigir su restitución en la Policía Municipal o en otra circunstancia una liquidación conforme a la ley y no las sobras que asegura que la corporación quería ofrecerle por 18 años de servicio laboral.
Según el inconforme, su abogado le asegura que hay una gran posibilidad de ganarle este caso al Ayuntamiento de La Paz.
Al igual que Carlos, muchos policías se vieron obligados a enfrentar legalmente el despido. Otros ni siquiera tuvieron la oportunidad de interponer recursos legales porque fueron notificado de su destitución tiempo después de que fueron dados de baja de la institución. Otros tantos tomaron el premio de consolación y se retiraron sin pelear.
En repetidas ocasiones el alcalde de La Paz, Armando Martínez Vega, expuso que la depuración policiaca era un mandato del Sistema Nacional de Seguridad Pública, sin embargo, aseguró que todos los agentes serían liquidados conforme a la ley.
“Nos trajeron con puras mentiras, yo no firmé porque no estaba de acuerdo con lo que me estaban dando”, dice Carlos.
Uno de los aspectos que dañó moralmente a los policías despedidos es que a pesar de que no había pruebas ni documentos que avalara su destitución, los agentes fueron señalados como corruptos y en algunos casos como criminales.
Nuestro oficial depurado cuenta que la forma en que su propia familia lo veía cambió. Claro está, los policías pertenecen a un sector social golpeado en su credibilidad: si alguien los señala como corruptos, la sociedad no lo duda.
“Lo que pido es que se nos reconozca y se nos pague conforme a ley. También una reinstalación, porque yo ante mi familia quedé como una persona que no soy confiable; nos hicieron una acusación”, pidió el ex agente.
“En algunos medio estuvieron informando que teníamos nexos con el narco y eso es mentira. A lo mejor puede que algunos, pero no todos los policías estábamos en ese caso”, agregó.
Por parte, especialistas en la materia aseguran que la depuración policiaca realizada por el Ayuntamiento de La Paz no es un proceso que nos garantice que se van policías corruptos, debido a que no hay documentación transparentada que nos compruebe que así es.
“Yo le dije al licenciado que me atendió que yo me podía someter a cualquier examen, a cualquier prueba y que checaran mi historial: si yo tenía alguna falta en mi servicio en los 18 años o una boleta de arresto por ser un mal elemento”, cuenta Carlos.
“Al contrario estaba certificado estaba como instructor de robo de vehículo de Estados Unidos. Todo eso ellos no lo respetaron, no les importaron los expedientes”, recalcó.
90 policías municipales fueron despedidos en el 2017. Las marchas y las protestas se unificaron, los uniformados salieron a las calles y avanzaron hasta el Ayuntamiento de La Paz exigiendo una respuesta por parte del presidente Armando Martínez Vega.
“Intentamos, pero nunca nos atendió ni el señor secretario. Tuvimos un encuentro público porque tenían la agenda muy apretada”, acusó el ex oficial.
El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UANM), Baldomero Mendoza, explica que uno de los principales problemas que hay con las corporaciones policiacas en el país es que los agentes se enfrentan a una inestabilidad laboral ante despidos imprevistos sin justificación.
Desde la perspectiva de Baldomero Mendoza, las carreras policiacas no incentiva verdaderamente el crecimiento de los oficiales.
“El presidente municipal llega, jala a su compadre para que pueda trabajar con él, lo instaura y el policía no obtiene absolutamente nada. Los policías deben tener una escalada, se ven truncados porque ellos jamás van a poder llevar la dirección en su municipio o en su entidad”, argumentó Baldomero Mendoza.
“De qué sirve capacitarlos e invertirles si llega el nuevo gobierno y los despide, no hay una estabilidad para ellos. Si gana el juicio ni siquiera los restituye, quedan separados del cargo”, señaló.
¿Cuál es el panorama tras este despido masivo de elementos? Para Carlos la respuesta es clara: al no haber el número suficiente de policías capacitados, la ciudad podría verse envuelta en un crecimiento constante en los delitos del fuero común.
“Se va a ir para abajo, porque el nivel que tienen muchos compañeros como policías y la experiencia no se adquiere de un año para otro. Son años de servicio, años de cursos, años de preparación”, comenta el expolicía.
“Se va a reflejar en los robos; se va a incrementar más el índice de robo, de todo. Va a ser muy difícil volver a empezar y querer contratar personas nuevas”, finaliza.