Antonio López de Santa Anna, acusado de todo
CIUDAD DE MÉXICO.- Cada nación
escoge a sus malvados y México puso los ojos en Santa Anna para convertirlo en
la representación de la traición y el desprecio. Pero el político y militar
mexicano no fue ni embustero ni un dictador vendepatrias, según la versión de
una nueva biografía, escrita por el historiador español, de padre inglés, Will
Fowler, quien, antes que reivindicar al personaje, busca mostrarlo en todas sus
tonalidades.
Yo diría que la historia ha
sido injusta con Santa Anna, se le ha acusado de toda una serie de cosas que no
hizo, lo tenemos acusado de haber vendido la mitad del país, por poner un
ejemplo, pero es algo que él no hizo”, dice en entrevista el doctor en
Filosofía y Letras por la Universidad de Bristol. Fowler lleva más de 17 años
estudiando al expresidente mexicano; su libro, que ahora ha sido traducido al
español como Santa Anna. ¿Héroe o villano? (Crítica, 2018) apareció por primera
vez en 2007 con el título Santa Anna of Mexico.
Para escribirlo, el
historiador agregó a su investigación los archivos regionales de Veracruz,
especialmente los de Xalapa, donde Santa Anna nació el 21 de febrero de 1795, y
los de la Defensa Nacional, en los que pudo indagar su vida militar. En esa
carrera marcial, Fowler halla uno de los rasgos más característicos del personaje,
pero también lo describe como hombre interesado en sus tierras, un hacendado
entregado que con el más mínimo motivo corría a Xalapa para hacerse cargo de
sus dominios y que la mayoría de las veces, regresó a la presidencia de México
porque mucha gente se lo pedía.
No se trata de reivindicar a
Santa Anna, no vengo a reivindicarlo, simplemente estoy buscando una versión
más objetiva en la medida de lo posible”. Fowler dice que basta con repetir lo
que la historia oficial ha dicho del político para caer en falsedad: se dice
que ocupó la presidencia en 11 ocasiones, pero en realidad fueron seis
(1833-1835, 1839, 1841-1843, 1843-1844, 1846-1847 y 1853-1855); también se
habla de que deliberadamente perdió la guerra contra EU cuando en realidad se
refugió en Oaxaca con la idea de formar un nuevo ejército y continuar la
lucha.
Pero quizás la versión más
repetida es la que afirma que fue el responsable de vender la mitad del
territorio nacional a EU. “Sí que vendió La Mesilla, pero la pérdida de la mitad
del país se perdió en la firma del Tratado de Guadalupe Hidalgo, firmado por el
gobierno moderado de Manuel de la Peña y Peña en un momento en particular de
esa guerra contra Estados Unidos cuando de hecho Santa Anna estaba intentando
continuar la guerra y se va hacia Oaxaca con la intención de formar otro
ejército; pero ahí Benito Juárez y el gobierno de Oaxaca no lo dejan”.
Santa Anna, dice Fowler, “se
ha vuelto el chivo expiatorio ideal para responsabilizarlo de todo lo que salió
mal tras independizarse México de España”. Y en el camino fue sumando enemigos:
José María Luis Mora, por ejemplo, pinta a Santa Anna como “un déspota tirano”
y lo bautiza incluso como “el Atila de la civilización mexicana”, y Ramón
Gamboa, en una versión de 1847, extiende la idea de que el militar perdió
intencionadamente la guerra contra Estados Unidos después de dejarse sobornar.
—¿De dónde proviene ese
desprestigio de Santa Anna?, se le pregunta al autor. “Hay que regresar un poco
al pasado, a la restauración liberal de 1867. Con Juárez subiendo al poder
surge una serie de historiadores que empiezan a construir una historia patria y
eso se desarrollará de una manera más acentuada con Porfirio Díaz; México a
través de los siglos, de Vicente Riva Palacio, o Justo Sierra; ese grupo de
liberales construirán una visión para afrontarse un poco a la tragedia de la
derrota contra Estados Unidos, tienen que encontrar un modo de interpretarlo
para que pueda superarse de alguna manera”.
—Entonces, ¿Santa Anna no se
deja sobornar? “Cuando miras los documentos, uno se da cuenta de que sí hubo
soborno, pero el dinero lo usó para defender México y se quedó bastante dinero
porque era corrupto, eso no lo niego, pero lo que no hizo fue perder la guerra
a propósito, eso es absurdo, pero como se perdió la guerra y se supo de esas
transacciones, ahí empieza un poco ese mito; también para exaltar la victoria
liberal se le empieza a presentar como un monstruo, como un pasado que se ha
superado y ya con el porfiriato se quiere exaltar la estabilidad del régimen y
se tiende a dar la idea de que el periodo de Santa Anna fue época de caos”.
La justificación que Fowler ve
en las acusaciones contra el político no son exclusivas de México; la
historiografía estadunidense también le acabó pintando de manera ruin, en esa
tradición “de pintar como monstruos para justificar acciones; la historia
texana lo muestra como un monstruo dictador para crear esa imagen cuando se
rebelan en 1835; se dicen amantes de la libertad y que buscan una escisión de
este país gobernado por el monstruo Santa Anna, pero en realidad estaban
rebelándose para conservar sus esclavos, pues al terminar la República federal
e imponerse el centralismo en 1835, la abolición de la esclavitud, que aquí se
dio en 1829, tenía que extenderse por todo el país; ésa es la razón”.
Fowler muestra a Santa Anna
como un militar valiente, decidido a perder una pierna en su defensa y remite a
la descripción que hace Fanny Calderón de la Barca, quien lo ve como un señor
“de buen ver, vestido con sencillez y una sombra de melancolía”.
—Pero si no fue ni un dictador
ni un traidor, ¿cuál es su lado oscuro? “La corrupción es algo continuo en él;
hay una serie de transacciones que lleva a cabo y usa ese dinero en parte para
crear ejércitos, pero también se queda bastante dinero. No se puede explicar
cómo compra tantas tierras en Veracruz. Ya para 1842 domina todo ese vasto
territorio y eso lo ha conseguido a través de las redes de corrupción.
Hizo muchas cosas positivas
como las reformas educativas en 1842, pero al mismo tiempo se está llevando
dinero, pues también con Santa Anna se recaudan más impuestos que con ningún
otro presidente, tanto en ese gobierno y también lo vemos en la dictadura de
1853 a 1855 cuando incluso se cobran impuestos sobre las ventanas que dan a la
calle, los perros que tiene la gente. La dictadura que tuvo al final sí que fue
terrible, muy represiva con una policía secreta”.
Fowler insiste: “No trato de
juzgarlo sino de entenderlo y de entender el México de su época. ¿Si Santa Anna
fue tan malvado por qué regresó tanto al poder?” El historiador habla entonces
de la teoría de Max Weber sobre la dominación carismática: “En contextos de
crisis, en donde las instituciones pierden confianza, hay una tendencia, de una
manera irracional, a poner toda la fe y confianza en las habilidades de un solo
individuo y de resolver sus problemas; se busca casi una figura mesiánica”.
Con Santa Anna ¿Héroe o
villano?, Fowler ha puesto fin al estudio del personaje mexicano, aunque piensa
que faltan estudios que indaguen, por ejemplo, en los exilios del militar o en
otros personajes de ese periodo. El historiador trabaja hoy en el estudio de la
Guerra de Reforma, “esa Guerra de tres años, que curiosamente está olvidada, si
pensamos en la Guerra civil de Estados Unidos o la española, en cualquier
librería encontramos muchos libros; la de los Tres años, que va de 1857 a 1861,
prácticamente no ha sido tratada”, dice.