· Ricardo Anaya candidato presidencial de la coalición “Por México al Frente” ganó el debate. El indiscutible perdedor resultó ser Andrés Manuel López Obrador candidato de la coalición “Juntos haremos historia”. · Los más sinceros y congruentes militantes de Morena tendrán que acostumbrarse a la urticaria y escozor que les genera tener en el mismo equipo a políticos marrulleros y malosos que vienen del PRI a “salvar el proyecto”. · La intolerancia, soberbia, arrogancia, hastío y hasta el enfado, fueron evidentes en el rostro de un López Obrador que no pudo, ni supo sustentar sus expresiones en las que ha basado su campaña.
Ricardo Anaya candidato
presidencial de la coalición “Por México al Frente” ganó el debate del pasado
domingo. Así lo establecen diversas mediciones que desde la misma noche en que
concluyó esta actividad, se dieron a conocer y que en ese sentido se siguen
haciendo las valoraciones y análisis sobre esta especie de primer round de tres
en que los presidenciables se vieron las caras frente a frente y donde el
indiscutible perdedor resultó ser Andrés Manuel López Obrador candidato de la
coalición “Juntos haremos historia”.
Por supuesto que esto cayó
como cubeta de agua fría en la sensible piel de muchos morenistas que no
soportan que a López Obrador se le desenmascare de la manera en que se hizo en
este debate.
La intolerancia, soberbia,
arrogancia, hastío y hasta el enfado, fueron evidentes en el rostro de un López
Obrador que no pudo, ni supo sustentar adecuadamente sus expresiones en las que
ha basado su campaña a lo largo de los últimos doce años.
Dos sexenios en campaña y no
tener argumentos para sustentar propuestas a este nivel, reflejan
definitivamente el grado de ambigüedad y de incapacidad para debatir ante
personajes como los que ahora aspiran a la silla presidencial.
Está claro que el candidato de
Morena, no es el más capaz. Por lo menos así quedó evidenciado en este primer
debate cuya principal importancia radicó justamente en el esfuerzo estratégico
de generar una más y mejor percepción ante la ciudadanía en general.
Anaya resultó exitoso en ese
sentido y así lo demuestran prácticamente todas las mediciones serias que hasta
ahora se han hecho sobre el evento en particular.
Por supuesto que en los
impulsores del proyecto morenista en la entidad, que además no soportan la
evidente intromisión de actores políticos provenientes del PRI y que sin
empacho alguno, por encima de todo, ya colaboran de manera cercana a sus
propios candidatos.
Así que para Morena y el PES
(Partido Encuentro Social), así como para el PT la complicación en la entidad
es mayor, porque además de descalabro de López Obrador tendrán que soportar el
hecho
de que la división interna
cada día es mayor justamente por el arribo de oportunistas cuyo origen es
precisamente del partido tricolor.
De por sí, los más congruentes
seguidores y ya casi decepcionan militantes de Morena no soportan los pesados
negativos que llevan a cuestas sus candidatos Víctor Castro, Alfredo Porras,
Ernesto Ibarra, Antonio Agúndez y Rubén Muñoz, así como del cínico Narciso
Agúndez, ahora tendrán que lidiar con el hecho de que su abanderado
presidencial no dio el ancho ante el cuestionamiento del resto de los
aspirantes presidenciales.
Los más sinceros y congruentes
militantes de Morena tendrán que acostumbrarse a la urticaria y escozor que les
genera el estar en el mismo equipo con actores políticos marrulleros y malosos
que vienen del PRI a “salvar el proyecto” y por supuesto a sus muy
desprestigiados candidatos.
Ahora la estrategia que están
tratando de posicionar a los simpatizantes de López obrador es predisponerse ya
desde ahora a que el próximo debate que se transmitirá igualmente en cadena
nacional desde la ciudad de Tijuana el próximo 20 de mayo, estará manipulado y
predispuesto para que el desfasado López Obrador vuelva a perder puntos como en
esta ocasión.
Así que bien valdría la pena
que el llamado “peje” se diera un buen baño de humidad (que le hace mucha
falta) y no pierda de vista que ya perdió el primer round y que aún faltan dos
debates más en donde definitivamente puede perder por nock out justamente
frente a Ricardo Anaya.
Como dicen los cronistas
deportivos al narrar peleas de box, el puntero “quedó tocado” por lo que tendrá
que dejar de “flotar” en los próximos debates donde la opinión pública y sus
propios adversarios no soportarán más de lo mismo y lógicamente serán
implacables.
México no merece tener
gobernantes que suponen que la inteligencia de la población no le alcanza para
distinguir entre propuestas claras, concretas y concisas de las simples
expresiones que reflejan solamente un diagnóstico nacional que todos conocemos.
Las necesidades como país
prácticamente todos las tenemos claras, las padecemos todos los días, pero en
lo referente a las propuestas concretas para atender las diversas problemáticas
el todavía puntero en las encuestas nos quedó a deber.
Justamente en este aspecto,
tanto en la forma como en el fondo, Anaya resultó durante el debate con una
mejor percepción hacia la población en general por encima del resto de sus
competidores que no generaron mayores expectativas.
Veremos cómo llegan los
aspirantes presidenciales a la próxima confrontación de ideas y propuestas y
cómo procesan a nivel local los malhumorados simpatizantes de un López Obrador
que se ve claramente cada día más desfigurado.
Ya veremos.