Los líderes del G-7 y de la Unión Europea reiteraron su compromiso para encontrar una solución diplomática al conflicto en Siria
OTTAWA.
Los líderes del Grupo de los Siete países más ricos del mundo (G-7) y de la Unión Europea (UE) condenaron hoy "en los términos más fuertes posibles" el presunto uso de armas químicas en el ataque del pasado 7 de abril en la zona este de Ghuta, Siria.
Apoyamos totalmente los esfuerzos hechos por Estados Unidos, Reino Unido y Francia para degradar la capacidad del régimen de (Bashar al) Assad de usar armas químicas y disuadir cualquier uso futuro, demostrado por su acción tomada el 13 de abril", indicó una declaración conjunta dada a conocer en Ottawa.
Los mandatarios aseguraron que el uso "reiterado y moralmente reprobable" de armas químicas, del que acusan al régimen de Assad, ha sido confirmado por investigadores internacionales independientes.
El uso de este tipo de armas es una violación a la Convención sobre Armas Químicas, y constituye una amenaza para la paz y la seguridad internacionales, indicó la declaración, en la que el G-7 condenó la "estrategia deliberada de aterrorizar a las poblaciones locales y obligarlas a someterse".
Los mandatarios de Canadá, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido afirmaron que la posesión de armas químicas y sus sistemas de entrega por parte de Siria es ilegal, de acuerdo con la Resolución 2118 del Consejo de Seguridad de la ONU y la Convención sobre Armas Químicas.
Nos unimos en contra de la impunidad para quienes desarrollan o usan estas armas, en cualquier lugar, en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia".
Reiteraron su compromiso para encontrar una solución diplomática al conflicto en Siria, así como su apoyo al enviado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que trabaja por una transición política "creíble e incluyente".
Por su parte, los cancilleres del G-7 aseguraron que Rusia fue responsable del ataque con un agente químico en Salisbury, Reino Unido, según una investigación de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW), por lo que urgieron a Moscú a dar a conocer más detalles de su programa Novichok.
El ataque ruso en Reino Unido constituye el primer uso ofensivo de un agente nervioso en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y es un grave desafío no sólo para la seguridad del Reino Unido, sino también para nuestra seguridad compartida. Es una amenaza para todos nosotros".
Los cancilleres del G-7 sostuvieron que el bloque continuará reforzando sus capacidades para abordar amenazas híbridas, incluso en las áreas de ciberseguridad, comunicación estratégica y contrainteligencia.