· Se deslinda el PRI del exalcalde hoy procesado Francisco Monroy pero guarda silencio sobre acusaciones a la diputada federal Esthela Ponce Beltrán · Candidatos del tricolor iniciarán campaña federal bajo la sombra del descrédito popular · La ciudadanía espera que se aclare el destino de 830 mdp presuntamente desviados de la administración paceña que encabezaron los priistas
Mientras que la cuestionada
dirigente estatal del PRI Gabriela Cisneros, reconoció que Francisco Monroy
sigue siendo militante del PRI y se deslindó de la posible responsabilidad que
enfrenta el exalcalde paceño acusado por el desvío de 8 millones de pesos, la
dirigente priista no mencionó nada respecto a la ahora diputada federal Esthela
Ponce que también está involucrada en ese tema con 22 denuncias en su contra
ante la PGR y donde hasta ahora todos los priistas guardan un silencio cargado
de mucho nerviosismo.
Ante el auto de formal prisión
que emitió un juez y aunque el proceso lo llevará Monroy en libertad luego de
pagar una fianza de 4.3 millones de pesos, los efectos políticos adversos serán
inevitables para los diferentes candidatos del tricolor que a donde quiera que
vayan indudablemente tendrán que responder a las preguntas de la ciudadanía que
por supuesto descalifican ampliamente las dudas administrativas que dejó la
pasada administración tricolor en la capital sudcaliforniana.
Lo curioso es que ningún
priista parece estar dispuesto a hablar sobre lo que está claro afecta a la
diputada federal Esthela Ponce que a pesar de sus esfuerzos por hacer creer a
la opinión pública que no existe nada en su contra, la carta abierta publicada
la semana pasada por el alcalde paceño, Armando Martínez, pone en claro que la
PGR no ha hecho nada para tratar de esclarecer el destino de 830 millones de
pesos que presuntamente fueron desviados de la administración municipal que
encabezó Esthela Ponce con ayuda del hoy procesado Francisco Monroy.
El tema conlleva el riesgo de
arrastrar a una pésima percepción social de las propuestas del tricolor cuyo
candidato presidencial no ha podido salir del tercer lugar de las preferencias
ciudadanas, lugar desde donde iniciará la campaña formal este viernes 30 de
marzo.
Habrá que esperar que el tan
llevado y traído “código de ética partidista” se pueda aplicar tanto al
exalcalde paceño Monroy como a la diputada federal Ponce, aunque la verdad es
que en este partido se han registrado los muy lamentables casos de corrupción
en otras entidades del país, donde la honorabilidad de representantes populares
emanados de este organismo político ha dejado mucho que desear en términos de
honestidad y transparencia administrativa.
Obviamente será muy complicado
para los abanderados del tricolor salir a la calle y decir que son la mejor
opción justamente porque en este momento en la media península no pasan por su
mejor momento ni gozan de una adecuada imagen como para captar más votos.
Por el contrario, el
descrédito les acompaña ahora con más razón, por ello hay mucha gente en espera
de que las autoridades correspondientes hagan algo para que quede bien en claro
si Francisco Monroy y Esthela Ponce tienen responsabilidad legal que atender en
el presunto desvío de 830 millones de pesos que hasta ahora no queda nada claro
en dónde quedaron.
Los tiempos políticos cada día
están más ceca de la jornada electoral del primero de julio y el riesgo de que
el costo político lo asuman los candidatos del PRI es enorme, por lo que para
muchos ya desde ahora les queda claro que la mayoría de los votos no serán
precisamente para este partido.
Veremos qué sucede a partir
del inicio de las campañas y cómo se desenvuelve este organismo político que
hoy por hoy se enfrentará un proceso electoral en la entidad en condiciones
sumamente adversas.
Ya veremos.