· Ante el desorden interno de Morena, nueva visita de AMLO a BCS para definir candidaturas · Narciso Agúndez y Ernesto Ibarra con ayuda de Alfredo Porras pretenden “montarse” en la candidatura de Morena a la alcaldía de Los Cabos · En entredicho también la candidatura a la alcaldía de La Paz entre Alberto Rentería y Rubén Muñoz
Este sábado viene de nueva
cuenta Baja California Sur el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador
con la firme intención de calmar, los ánimos al interior de su partido y según
dicen, ahora sí a poner orden que en su anterior visita no se logró y en lo que
también fracasó Marcelo Ebrard la semana pasada en su breve estancia en La Paz
y en la que se concentró a sólo a atender al cuestionado grupo político de Víctor
Castro y minimizar al resto de las fuerzas que impulsan a este proyecto
político.
Está claro que en la lógica
política de López Obrador que además de candidato presidencial es el un jefe en
toda su extensión de la palabra donde los consensos y decisiones colegiadas
simplemente parecen no importar y tienen que pasar por su arco aprobatorio
antes de que se actúe a nombre de Morena.
Pero aquí en la entidad parece
que no tienen claro hacia dónde dirigirse sobre todo ahora que los nefastos Narciso
Agúndez y el aún diputado federal Ernesto Ibarra, no cesan en su intento por
buscar la candidatura a la alcaldía de Los Cabos, ahora bajo las siglas morenistas.
En las últimas semanas, ambos
personajes han tocado la puerta de las oficinas donde se definen las
candidaturas del PRI, el Partid Verde, el PT y ahora Morena.
¡Qué cosas!
Resulta patético que Narciso Agúndez
y Ernesto Ibarra, luego de fracasar en su pretensión de ser candidatos del
Partido Verde en alianza con el PRI por municipio cabeño, ahora insistan para
sr candidatos de Morena a propuesta del Partido del Trabajo en complicidad con
quien dirige el PT el también cuestionado Alfredo Porras Domínguez.
A querer o no, estos políticos
de bajísimo perfil moral, ahora tienen contra las cuerdas al movimiento de
Morena, que dicho sea de paso atropellan además, los legítimos esfuerzos de
Armida Castro que ya se sentía candidata a la alcaldía cabaña precisamente en la
supuesta atención al a la cuota de género que dispuso la autoridad electoral.
Obviamente no hay acuerdos y
el tema esta tan complejo que el mismo candidato presidencial, se tendrá que
bajar de su carro nacional para atender esta circunstancia que se registra en
la entidad de manera personal con la esperanza de que a él si le hagan caso y definir
con certeza lo que puede pasar con las candidaturas ya que en el municipio de La
Paz, este partido también tiene conflictos.
Ni los propios militantes de
ese organismo político saben si el candidato a la alcaldía paceña será el
expriista Rubén Muñoz o el dirigente estatal de este partido Alberto Rentería
que lucha airadamente por no ser desplazado de esa posición que logró cuando
Morena prácticamente no representaba nada en la entidad.
está claro que tanto en Los
Cabos como en La Paz, lo que queda al descubierto es una enorme falta de unidad
y de ética política en la que Víctor Castro ha contribuido constantemente con
sus ataques dentro y fuera de Morena hacia Alberto Rentería y en el caso de Los
Cabos con el intento de secuestro político que pretende hacer el petista Alfredo
Porras para ayudar a desplazar a la morenista Armida Castro y colar en la
candidatura a la alcaldía al cuestionado Ernesto Ibarra.
¿Vendrá otra a vez a la media
península López Obrador, en esta ocasión a avalar las pretensiones de Agúndez
Montaño y tragarse sus propias palabas externadas de su ronco pecho contra el
exgobernador?
¿O simple y sencillamente su
visita es para decirles que no se hagan bolas y que más les conviene mantenerse
unidos en torno a la dirigencia formal que representa Alberto Rentería?
Ya veremos, pero lo más seguro
es que para este fin de semana quede claro quiénes serán los candidatos y
candidatas en definitiva de un Morena que de regeneración política en la
entidad no tienen absolutamente nada.
Hay indudablemente en este partido,
una enorme distancia entre el decir y el hacer, contradicción que por supuesto la
población cada día tiene más claro.
¿No le parece así amable
lector?