Mark Rylance interpreta a James Halliday, creador del mundo virtual Oasis en la adaptación cinematográfica a cargo de Steven Spielberg
CIUDAD DE MÉXICO.
¿A quién no le gustaría vivir en una realidad virtual donde uno puede divertirse e ir a la escuela; vivir y morir a manos de King Kong, Chucky, Jason Voorhees o del ejército de la UNSC, de Halo? A todos. Y esa es la sensación que uno siente al acabar de leer Ready Player One, del novelista estadunidense Ernest Cline.
El mundo está a un paso de hacerlo realidad. Ahí están los videojuegos, los lentes VR, las redes sociales y las aplicaciones. Tecnología hay, lo que no existe es la privacidad, opina Mark Rylance, el ganador del Oscar, quien interpreta a James Halliday, creador de Oasis, en la adaptación cinematográfica a cargo de Steven Spielberg.
“Internet provee escape y relajación, no creo que sea algo malo aún cuando la manera sea ir disparando a criaturas u objetos en un mundo de fantasía, provocando terror. No necesariamente tiene que ser la relación con tu vida diaria, lamentablemente esta tecnología no puede frenar guerras o gobiernos corruptos.
“Sin embargo, la conexión puede ser peligrosa también y uno puede ser susceptible a caer bajo el control de intereses comerciales. Personalmente, es la razón por la que estoy fuera de Facebook y de redes sociales, donde la gente toma tu información ilegalmente. No voy más allá de mandar correos, incluso ahora pongo un pedazo de cinta en la cámara de mi laptop para evitar el espionaje”, contó en entrevista con Excélsior el británico de 58 años.
Puso como ejemplo el caso de Edward Snowden, exintegrante de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y la NSA (Agencia de Seguridad Nacional), quien hizo públicos los programas de vigilancia masiva y control de información en Estados Unidos a través de la web, en 2013.
Llegó hasta los testamentos de los castigos de la máscara de hierro, donde decían que mirar a los asteroides en movimiento, en ese entonces, era llegar a los tiempos modernos.
“El mecanismo se ha extendido a la televisión, con una clase de manipulación hacia la pobre gente cuya vida depende del internet. No era temprano imaginar lo que nos deparaba hace 20 años de este fenómeno y ahora tampoco lo es con lo que nos espera para dentro de 40”, dijo Rylance.
Sin embargo, se divirtió como nunca en el rodaje de Ready Player One.
Y cómo no lo iba a hacer si dio vida a Halliday (o Anorak, el nombre de su avatar dentro de Oasis), el loco creador de ese mundo virtual, junto con Ogden Morrow (Simon Pegg).
El día de la muerte del último se inaugura el comienzo de la cacería por el Huevo de Pascua, un ítem que será otorgado al primer usuario en encontrar el control de Gregarious Symulation Systems, la plataforma de Oasis.
Para ello, los competidores deben encontrar las tres llaves escondidas en retos dentro de la realidad virtual. Parzival (Tye Sheridan), Art3mis (Olivia Cooke) y sus amigos tratarán de resolver el misterio antes de que Nolan Sorrento, director de la malévola compañía Innovative Online Industries, lo haga.
“Oasis es un territorio particular en el que Spielberg pudo moverse con cierta naturalidad, creando mundos como si fueran cómics, llevándote a mundos sorprendentes donde todo es sensacional. Lo hace todo demasiado creíble, pero porque él es un escapista: ha pasado horas y horas viendo películas, realizándolas.
“Está conectado con la tecnología, el hoy y el futuro. Al mismo tiempo sabe de todos los movimientos sociales, dona dinero para educación, es un hombre ejemplar que tiene respeto por el legado de sus ancestros y por compartir con la gente joven su amor por el cine, las criaturas y la fantasía”, comentó el también dramaturgo.
La historia es una oda a la cultura pop de los años 80’s. Sobre todo el amor por el Atari 2600, la consola que detonó el libro y, por consecuencia, la película.
Rinde honor a pasajes de cintas como Volver al futuro, El resplandor, las adaptaciones de Monty Python y Tron; al legado de Rush, la banda favorita del gran Halliday, Pink Floyd, Devo y Billy Idol; el juego de rol Calabozos y dragones y títulos como Space Invaders, Adventure y Pac-Man.
Cada página adentra a diferentes mundos. No existen barreras de exclusividad entre Nintendo, PlayStation, Xbox, Atari, ni de productoras o creadores de grandes titanes, como El gigante de hierro, el personaje más entrañable dentro de la adaptación a falta de Ultraman, quien define la batalla final en Oasis ante el Mechagodzilla y cuyos derechos no logró obtener el cineasta por una disputa entre un par de estudios japoneses.
“Reunir un universo de ciencia ficción es mérito de Spielberg. Él debe llevarse el crédito. Crecí en esas décadas pero no conocí todas esas obras citadas. Steven me mandó un montón de filmes, incluida la trilogía Volver al futuro, que jamás había visto en mi vida, El club de los cinco y tuve que aventarme un maratón para saber lo que iba a hacer”, relató Rylance.