• El próximo 19 de mayo, el músico mexicano estrenará en Nueva York su obra Ondine en uno de los foros musicales más célebres del planeta
CIUDAD DE MÉXICO.-El
guitarrista y compositor mexicano Giovanni Piacentini (Ciudad de México, 1979)
estrenará Ondine, su más reciente pieza, en el Carnegie Hall de Nueva York. La
función está programada para el 19 de mayo a las 20:00 horas.
La obra —que fue compilada en
el disco Moto Bello, incluye otros nueve compositores y estará a cargo del Trío
Casals— nació de la imagen de una sirena mitad diosa y mitad humana que vive
tras las cascadas y debe enamorarse de un mortal para perder su inmortalidad.
En entrevista con Excélsior el
músico de ascendencia italiana, cuyo padre llegó a México durante la Segunda
Guerra Mundial, habló sobre el origen de esta obra, su trabajo en Estados
Unidos, su contacto con México y sus estudios con Víctor Rasgado y Julio César
Oliva, dos de los compositores mexicanos más importantes de nuestro tiempo.
“La obra está inspirada en una
fotografía del artista japonés Isamu Noguchi, donde se le podía ver
contemplando su escultura dedicada a esta figura mitológica. Para mí, esa
imagen representa un poco la relación entre el artista y su obra y cómo ésta
cobra vida propia antes de que su creador se desprenda de ella. Esa relación
siempre me interesó mucho y quise capturar un poco de eso a través de la
música, apuntó.
¿Acude normalmente a elementos
mitológicos en su obra?, se le cuestionó al artista mexicano. “Diría que sí,
que hay ejemplos en donde recurro a este
tipo de inspiración. Por ejemplo, en este momento estoy terminando una obra
dedicada al mito de Ícaro y en el pasado hice una pieza para percusión y dos
pianos basada en la mitología prehispánica, donde cada movimiento lo dediqué a
una deidad”.
¿Qué tanto pesan otras artes
en su trabajo como compositor? “Por lo general, encuentro inspiración tanto en
figuras del pasado, algunas quizá místicas o mitológicas, como en obras
literarias y en la pintura. Siento que hay un patrón en mi obra y mi
inspiración proviene de otros medios artísticos, de cuentos, de historias que
atrapan mi atención y ahí comienzan a surgir ideas que luego las trato de plasmar
en notas”.
¿Qué significa este estreno
para usted? “Es muy importante porque como compositor el Carnegie Hall tiene
una historia de muchos estrenos y una gran importancia histórica, donde se ha
presentado lo mejor de lo mejor en todas las disciplinas. Hay un dicho que
dice: ‘¿Cómo llegas al Carnegie Hall? Practicando, practicando y
practicando...’ Siempre es un escalón importante en la carrera de un
compositor”.
¿Cómo describiría Ondine para
alguien que no conoce su obra? “Bueno, es una obra para trío (piano, violín y
violonchelo) con formato de sonata, con una introducción, una exposición sobre
el tema y un desarrollo, en donde trato de incorporar elementos de la melodía
del tema y la armonía. Digamos que tiene diferentes capas. A simple vista hay
una relación sonora que trata de pintar el aspecto de una cascada con ese
personaje mitológico, a partir de una imagen sonora, la cual poco a poco se
disuelve y entra a otra capa mucho más objetiva, pasando por una melodía
principal y el tema, hasta cerrar con la imagen de la cascada”.
SUEÑO Y REALIDAD
Giovanni Piacentini cuenta en
entrevista que, luego de tomar clases con Víctor Rasgado y Julio César Oliva,
le escribió al compositor estadunidense Richard Danielpour.
Estaba en casa y, sin tener
contacto con Richard Danielpour, le mandé fragmentos de música; con él encontré
mucha afinidad estética, me encanta su lenguaje musical. Cierto día estaba en
Nueva York por otras razones y sonó mi teléfono. Era él.
Pensé que era una broma, pero
me dijo que le había gustado mi música y que me invitaba a su estudio en
Manhattan. Ahí comenzó todo. Entonces estudié un año en la Manhattan School e
hice mi maestría y me quedé a vivir y a trabajar por allá”.
Pocos años después, Richard
Danielpour se mudó a Los Ángeles para trabajar como académico en la Universidad
de California, donde el guitarrista y compositor lo siguió para hacer su
doctorado.
¿Cuándo comenzó su carrera
como compositor? “Empecé a componer de forma seria en 2006 y, a lo largo de ese
tiempo, mi lenguaje musical ha evolucionado bastante, aunque siempre me
encuentro regresando un poco a armonías etéreas”.
¿Cómo describiría ese tipo de
armonías? “Te diría que, de acuerdo con los comentarios de quienes conocen mi
obra, son armonías que representan un estado que viaja entre el sueño y la
realidad, entre la fantasía y lo real. Siempre me ha gustado la literatura
fantasiosa, como Niebla, de Miguel de Unamuno o Pedro Páramo, de Juan Rulfo; en
ese terreno siempre he encontrado una afinidad con este tipo de estética, con
armonías poco estables que te llevan de ese mundo más abstracto y fantasioso a
uno más objetivo y real”.
¿Y sus primeros estrenos?
“Datan de 2006 y 2007. Uno de mis primeros estrenos fue un dueto de arpas con un
ensamble neoyorquino y un ciclo de canciones que se estrenó en la Escuela
Nacional de Música de México”.
Musicalmente, ¿en qué trabaja
ahora? “Ahora estoy trabajando en un concepto de guitarra clásica, pero con
elementos electrónicos y quiero llegar a formar un set en vivo, de poco más de
una hora de duración, en donde la guitarra clásica sea el instrumento central,
pero añadiendo elementos electrónicos a su rango dinámico... es un concepto que
vengo trabajando desde hace tiempo”, concluyó.
Giovanni Piacentini ha escrito
y producido obras para músicos como la guitarrista Sharon Isbin (Grammy 2010 al
Mejor Álbum Clásico) y el violinista Tim Fain. Su primera obra sinfónica,
Animus, fue interpretada por la Filarmónica de Nueva York en el Kennedy Center
de Washington, bajo la batuta de David Gilbert, en un concierto memorable.