Fundación Lafayette Anticipations, reflejo de una nueva era cultural
París.- En el corazón del
barrio cosmopolita de Le Marais, el pasado 10 de marzo se inauguró la Fundación
Lafayette Anticipations con la muestra dedicada a la artista feminista
estadunidense Lutz Bacher. Este nuevo espacio expositivo, además de exhibir,
tiene el propósito de ser un sitio de producción creativa multidisciplinaria en
artes plásticas, performance, arquitectura, moda y diseño.
Guillaume Houzé, heredero de
las Galeries Lafayette (tataranieto del fundador), cadena líder en tiendas
departamentales en Francia y en plena expansión no sólo regional, sino intercontinental,
es el presidente y creador del museo, además de coleccionista y amante del
arte.
Es el primer espacio en París
proyectado por Rem Koolhaas y su despacho The Office for Metropolitan
Architecture (OMA). Se encuentra encajado en el cubo del patio interior de un
ex edificio industrial del siglo XIX. Una torre flexible de concreto, vidrio y
acero de dimensiones contenidas (840 metros cuadrados), adecuada a las
restricciones estructurales del inmueble con vínculo patrimonial y, por tanto,
inmodificable, en una de las zonas más protegidas de la ciudad.
OMA, que se ha distinguido por
haber convertido previamente espacios industriales en museos, como la
Fondazione Prada de Milán o el Garage Museum of Contemporary Art de Moscú, ideó
una solución arquitectónica innovadora frente al límite estructural. Lo hizo
dando la posibilidad de metamorfosear el espacio de manera modular,
favoreciendo una cincuentena de opciones expositivas distintas.
Es decir, la torre de 18
metros de altura no tiene pisos fijos sino plataformas movedizas que, como
ascensor, suben o bajan, y se ajustan a la necesidad narrativa.
El área productiva es
invisible y está ubicada en el sótano, donde está la fundación –que contará con
un presupuesto total de 21 millones de euros, distribuido en cinco años–
desafiará al museo convencional. Los artistas no sólo expondrán, sino
realizarán su obra in situ, contando con apoyo económico así como práctico,
trabajando en un contexto interdisciplinario que incluirá filósofos, curadores
y el apoyo de museos de primer plano, empezando por su vecino, el Centre
Pompidou. La obra generada será mostrada tanto intramuros como en instituciones
externas, con el objetivo explícito de entablar un diálogo con el gran público
con propuestas incluyentes, desmarcándose del corte curatorial de otras
fundaciones muchas veces considerado elitista.
El edificio refleja un tiempo
cultural distinto. Si el tamaño medio de los museos privados es de 3 mil 400
metros cuadrados (se piensa que el Soumaya tiene 16 mil metros cuadrados),
según Rem Koolhaas en una entrevista para la revista londinense Wallpaper*,
Lafayette Anticipations se diferencia de los proyectos grandiosos de los años
90 cuando en Europa se respiraba un momento de euforia. Ahora el talento de los
artistas se ha alargado, así como el mundo del arte y del mercado. Es por eso
que este proyecto es realista, no pesimista. Fue importante hacer algo pequeño
pero enormemente flexible.
En efecto, según el reporte
anual de Global Art Market apenas publicado, el mercado mundial del arte en
2017 tuvo un crecimiento de 12 por ciento respecto de 2016, alcanzando una
facturación global estimada en unos 63 mil 700 millones de dólares.
Sin embargo, el nacimiento de
Lafayette Anticipations no se explicaría sin dos datos indispensables: por un
lado, el crecimiento exponencial mundial de los museos privados de arte
contemporáneo registrado por el Private Art Museum Report 2016 de Larry’s List,
primer estudio global en el tema que había registrado entonces 317 museos en el
mundo, dato que debería actualizarse por el gran crecimiento en el sector en
los dos años pasados. Aunque el mayor número de museos privados, según el
reporte, no los tenga Francia sino Corea del Sur, seguido por Estados Unidos,
Alemania, China e Italia.
Por el otro, la multiplicación
de las fundaciones francesas se explica por la desfiscalización a partir de la
Ley Aillagon (2003), que ha beneficiado a los magnates de la moda y de los
alimentos, entre los más ricos de la población, convirtiéndose en tendencia,
además de símbolo de estatus y de promoción empresarial.
La reducción de impuestos de
la mencionada ley es de 60 por ciento de la cantidad de donaciones de
patrocinadores corporativos dentro del límite de 0.5 por ciento de su
facturación, excluyendo impuestos. Ello ha favorecido la multiplicación de
fundaciones, cada una con su propia personalidad.
La moda entra al negocio
En el sector de la moda, cabe
mencionar la pionera Fondation Cartier, nacida en 1984, y la recientemente
brotada Fundación Louis Vuitton, construida en 2014 por el arquistar Frank
Gehry por encargo de Bernard Arnault, propietario del conglomerado del lujo
LVMH y el hombre más rico de Francia.
En octubre pasado abrió
también el Museo Yves Saint Laurent con sede en París y Marrakech. François
Pinault, dueño de grupo Kering (que incluye Gucci) y de la casa de subastas
Christie’s, uno de los mayores coleccionistas de arte en el mundo, posee dos
museos en Venecia y un tercero que abrirá en París el próximo año en la antigua
Bourse du Commerce.
Todo ello denota un cambio de
paradigma en la gestión del arte que, de haber sido hasta ahora casi
exclusivamente pública, está siendo desplazada paulatinamente por el sector
privado, en particular en el arte contemporáneo. El corte presupuestal estatal a
la cultura ha ido minando a los museos, las fundaciones llegan así a contar con
medios más potentes y flexibles, concurriendo con una oferta expositiva incluso
más atractiva.