• El ilustrador mexicano publica un nuevo título en el que muestra “esculturas intervenidas” creadas con volúmenes “desahuciados”
CIUDAD DE MÉXICO.- Alejandro
Magallanes (Ciudad de México, 1971) es un artista visual que a menudo
reflexiona sobre el dibujo y la originalidad, la imaginación, el cartel, la
animación y el mundo del libro, como lo muestra en Libros fósiles, su
publicación más reciente, donde muestra cien “esculturas intervenidas”, creadas
con libros que habían sido sentenciados a muerte.
En entrevista con Excélsior,
el también diseñador confesó que este ejercicio plástico es una declaración de
amor por el libro que contiene una buena dosis de humor, y habló sobre el
proceso que lo llevó a transformar esos volúmenes de papel en esculturas
intervenidas, sobre los cuales plasmó y reflexionó acerca de la sensación y la
censura del placer, la apariencia y la culpa, el concepto de obras completas,
el best-seller, la crítica sin cabeza y la autocrítica sin cuerpo, el amor, los
libros de matemáticas y el mundo del like, entre muchos otros.
La idea original del libro,
explicó, nació en Oaxaca, mientras observaba el fósil de un caracol que podría
tener 400 millones de años. “Lo vi en casa de una amiga, quien me explicó que
el fósil es el molde, es decir, luego de que el ser vivo se solidifica entre
las placas del lodo, los minerales que se juntan dentro del cuerpo forman la
escultura o la roca. Ahí nació esta idea”.
Eran libros de economía que,
paradójicamente, “nunca se vendieron, no encontraron lectores o que sus
lectores desecharon y, en la lógica del mercado, fueron desechados”. Pero le
sirvieron a Magallanes para reflexionar sobre el libro como objeto artístico y
de culto, como una escultura que puede ser contemplada y provocar la
imaginación del lector a partir de un trazo o un dibujo.
Fue así como Magallanes
decidió tomar aquellos cien libros y los sumergió en pintura blanca para
encontrar un estado puro y convertirlos en bloques que esculpió y donde plasmó
toda suerte de ideas llenas de ironía para que los lectores descubran una nueva
forma de leer.
Magallanes ha sido incluido en
libros de diseño como el Graphic Agitation II de Phaidon, el Graphic design
since 1950 de Thames & Hudson, así como revistas internacionales y ha
expuesto su trabajo en México, Polonia, Japón, Holanda, República Checa,
Argentina, China, Eslovenia, Rusia, Colombia, Venezuela, Francia, EU y Croacia.
UNA DESTRUCCIÓN
Para Magallanes, Libros
fósiles también es un pretexto para explicar que todas las partes del libro son
importantes. “Desde la tipografía, que es la voz del libro, hasta el
interlineado y la caja... Se trata de un objeto físico y no de un PDF que
leemos en una tablet, sino de páginas que contienen un gramaje y un olor; se quiebran,
se deshojan, pesan y puede arruinarse si les llueve”.
¿Considera que un libro debe
ser juzgado por su portada?, se le cuestiona al artista visual. “Creo que no,
porque lo mismo pasa en otras actividades. Muchas veces el contenido del libro
deja de ser relevante, pero estéticamente podría conservar interés. Digamos que
entre el contenido y la portada debe existir un equilibrio. Creo que un buen
libro incluye todos los elementos que lo conforman. Lo cierto es que a veces te
encuentras con libros increíbles con muy mala portada... a pesar de esto debes
leerlos”.
¿Por qué usar una portada en
blanco para este volumen? “Me pareció divertido que, al tener el privilegio de
diseñar las portadas del sello Almadía, este volumen que será lanzado con dos
mil ejemplares podría tener dos mil portadas distintas, salvo que no quieras
dibujarle algo que imagines”.
¿Le han cuestionado si la
transformación de estos libros en esculturas fue un acto violento o
destructivo? “Me parece que el acto de sumergir dichos libros en una pecera
llena de pintura blanca fue casi un performance. Sin embargo, es cierto que eso
ha causado cierto conflicto a algunas personas, pues se oponen a la destrucción
del libro, pero debemos partir de que estos libros a nadie le interesaban e iban
a ser destruidos”.
¿Hay una suerte de nostalgia?
“Sí existe aquí un acto nostálgico, pues se trata de libros cuyos materiales
eran preciosos, con pastas duras y diferentes tipos de acabados... Así que
tienes razón, aquí hay algo de nostalgia por quien hizo estos libros, por quien
los diseñó y encuadernó, pensando que ese objeto iba a conservarse por ser de
interés para alguien, y resultó que no”.
¿Cómo definió los temas que
plasmaría en los libros metamorfoseados en esculturas? “En realidad son dibujos
que aprovechan la estructura del libro y van cambiando dependiendo de lo que
estaba pensando sobre este proyecto o desde mi estado de ánimo. La idea es que
cada portada sea un reto a la imaginación”.
Libros fósiles será presentado
el sábado 21 de abril a las 14 horas, en el salón Ágora de la Fiesta del Libro
y la Rosa, en Ciudad Universitaria.