La prisa política hizo que ayer fuera inaugurado, sin obras, El Museo Morelense de Arte Contemporaneo Juan Soriano; el recinto abrirá al público en tres meses
CUERNAVACA.
El Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano lució vacío ayer, día de su apertura. Las mil 200 obras del artista que da nombre al recinto, y forman la colección permanente, aún están embodegadas. Será en la primera semana de junio cuando el espacio, ubicado en el centro de Cuernavaca, abra al público con una muestra del llamado “El niño eterno de la pintura” y una serie de talleres artísticos para público general.
Ayer el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, acompañado por la secretaria de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, y la de Cultura local, Cristina Faesler, presentó el nuevo edificio —diseñado por Javier Sánchez Corral— en una ceremonia protocolaria. Pero en realidad las instalaciones estarán disponibles después de las elecciones. Por ahora sus muros permanecen en blanco.
“No hubiéramos podido presentarlo (el museo) después de las elecciones; el gobierno termina en julio”, declaró Graco Ramírez. “Hoy es mi día”, acotó en tono jocoso el mandatario, quien oficialmente termina sus funciones en diciembre próximo.
Si bien el gobernador argumentó que no había tiempo para dejar lista la museografía antes del inicio de la veda electoral, la colección de obras —pinturas, esculturas, grabados, dibujos y cerámicas— está ya en la bodega del nuevo edificio. “Los museógrafos ya se encargarán de hacer la gran exposición de Soriano y la primera temporal”, insistió Ramírez al precisar que ayer tocaba entregar la obra arquitectónica.
En un recorrido por el espacio se constató que la sala principal, biblioteca y zonas de talleres están vacías. Sólo se aprecian las esculturas monumentales en el jardín que son el atractivo del proyecto arquitectónico. Una decena de estas obras acaparó la atención de los invitados a la ceremonia. Serán 14 las que se monten en el área verde.
A la apertura se dieron cita legisladores locales, lo mismo que funcionarios culturales: Hilda Trujillo, directora del Museo Frida Kahlo; Sylvia Navarrete, titular del Museo de Arte Moderno, y Sari Bermúdez, expresidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, por mencionar algunos.
El museo, de nueve mil metros cuadrados, costó 300 millones de pesos. De éstos, 200 millones los aportó el gobierno local a través de dos partidas anuales; el resto fue entregado por la gobierno federal. Así Ramírez justificó que la obra tardó tres años en terminarse. “Este es un proyecto hecho con recursos públicos”, dijo.
El recinto tiene tres salas de exhibición que suman mil 200 metros cuadrados. La zona de talleres es de 300 metros, además de la biblioteca, cafetería, el mezanine y el jardín de seis mil metros. El diseño privilegió la zona abierta del jardín, por lo que debajo de éste se encuentran dos de las salas de exhibición. Sus techos hacen un espejo de agua en la zona arbolada.
“Aquí había dos casas antes y la inspiración de este proyecto viene de la idea de crear un jardín escultórico con la obra de Soriano como muestra principal y permanente, y a partir de eso hacer una narrativa del espacio y el jardín. Tenemos una sala subterránea y encima los espejos de agua, de tal modo que no nos quitará espacio del jardín”, detalló el arquitecto Sánchez Corral, quien ganó el concurso para construir el museo, en el que participaron siete despachos.
El edificio A es de tres niveles y tiene la sala de exposición principal de 836 metros cuadrados, la biblioteca especializada en arte moderno, contemporáneo y estudios de museo; también vacía por el momento. Además, un área de tienda-café de 204 metros, el estacionamiento en el sótano y las bodegas especializadas para el almacenaje de obra artística. El arquitecto destacó que las bodegas también son de mil 200 metros. En el edificio B se ubica la sala de exposición El Cubo y dos salas de exposición temporal.
“La obra de Soriano en la muestra de inauguración que será en junio estará en la sala principal, pero ésta y la subterránea son temporales y cambiarán su colección tres o cuatro veces al año, de tal forma que el acervo permanente de Soriano en realidad estará en los jardines con las esculturas”, apuntó el arquitecto.
Los espacios para talleres son independientes del edificio central. Son pequeñas casas dispersas en el jardín que buscan hacer de éste un tránsito cotidiano y conectar el museo con la actividad del centro de Cuernavaca.
La colección permanente es el conjunto de obra que reunió Soriano (1920-2006) y que su pareja Marek Keller ha preservado en la Fundación que lleva el nombre de los dos y fue creada en 2004. Si bien existen piezas de Soriano en el mercado u otros museos, este acervo destaca por tener obra de todas sus etapas y disciplinas. Destacan la serie de grabados y cerámicas que llega íntegra, y 29 esculturas monumentales que dan cuenta de la evolución del artista.
“La colección de la Fundación pasó al museo completa; esta colección se hacía desde hace muchos años y no me quiero echar porras a mí, pero quiero decir que yo me encargaba de guardar la colección, porque para Soriano el cuadro más importante era el que estaba haciendo en el momento, del resto ya no se preocupaba”, comentó Keller.
Las mil 200 obras —libros de la biblioteca personal de Soriano, escritos personales, fotos, diseño de vestuario y escenografía y correspondencia— se entregaron al gobierno de Morelos en donación, y para preservarlas se formó un patronato en colaboración con el banco Banorte. Así, precisó el gobernador, la próxima administración no puede sacar del recinto o vender las piezas sin autorización del patronato, y viceversa.