Dentro de las consideraciones del Presidente están inversiones en vías de comunicación, en un muro fronterizo con México, en armas nucleares a la par que sacrifican los programas sociales y de salud
WASHINGTON.
El presidente Donald Trump presentó ayer un proyecto presupuestal que dotaría a su gobierno de 4.4 billones de dólares durante el año fiscal 2019, que comienza en octubre,con un multimillonario plan para modernizar la infraestructura de Estados Unidos, reforzar los programas militares y con grandes recortes en gastos sociales, mismo que prevé un elevado déficit en 2020 y, a diferencia del que entregó el año pasado, no menciona la necesidad de saldar las cuentas del Estado.
La iniciativa para modernizar carreteras, puertos, aeropuertos y puentes que Trump considera decrépitos cuenta con 200 mil millones de dólares en fondos federales y la Casa Blanca espera al menos inversiones por 1.3 billones más aportadas por los estados y el sector privado. Además, sus funcionarios dicen que este programa implica que 50 mil millones de dólares serán para modernizar la infraestructura de áreas rurales.
Se consideraron más de 23 mil millones de dólares en seguridad en la frontera y refuerzos migratorios, que incluyen 18 mil millones para un muro en la frontera entre México y EU (con 1.6 mil millones de dólares destinados a cercar la zona del Río Bravo) y más plazas en los centros de detención de inmigrantes .
Trump estimó 716 mil millones más para gastos de programas militares y mantenimiento del arsenal nuclear que será “por lejos, superior del de cualquiera”, según dijo.
El presupuesto también buscará unos 13 mil millones de dólares en nuevos fondos durante dos años para combatir la epidemia de los tratamientos con opioides.
RECORTES A GASTOS SOCIALES
El presupuesto acabaría con el Obamacare y reduciría en más de 200 mil millones de dólares los gastos sociales, eliminando planes como los seguros médicos subvencionados para ancianos y pobres (Medicare y Medicaid).
Además, propone terminar con la mayoría de los programas relacionados con el cambio climático y recortaría en un 34 % el presupuesto de la Agencia de Protección Medioambiental.
Para reforzar su eslogan ”Estados Unidos primero”, el Departamento de Estado, incluída la ayuda exterior, tendría una disminución de 32% en su presupuesto.
No está claro que la propuesta de presupuesto de Trump para 2019 vaya a hacerse realidad, dado que el Congreso ya aprobó la semana pasada un plan que estableció los niveles de financiación del gobierno durante los próximos dos años y aumentó en 300 mil millones el gasto en defensa y programas nacionales.
El plan de Trump contempla un déficit de 984 mil millones de dólares en el 2019, aunque lo más probable es que la cifra se dispare a 1.2 billones si se toman en cuenta el acuerdo aprobado la semana pasada y el paquete de asistencia humanitaria de 90 mil millones de dólares para zonas afectadas por recientes desastres naturales. Eso es más del doble del déficit que el gobierno prometió en 2017.
Expertos rusos criticaron ayer los planes de Estados Unidos de privatizar su contribución a la Estación Espacial Internacional (ISS) una vez que venza el plazo del actual acuerdo de financiación en 2024, una noticia que fue publicada el domingo por el diario The Washington Post.
Ivan Moiseyev, director del Instituto de Política Espacial de Moscú, aseguró que el proyecto estadunidense no tiene sentido. Los costes de la ISS son tan elevados que solamente pueden asumiles los Estados, comentó a la agencia Ria Novosti.
Las empresas trabajan por su beneficio, esa es su única meta. Pero la ISS no da beneficios, porque los gastos son claramente más altos que los posibles ingresos”, declaró.
Menos crítico fue Andrei Ionin, de la Academia Rusa de las Ciencias, quien opina que antes o después la ISS tiene que ser abandonada. Sólo se puede agradecer a EU que lo anuncie con tanta anticipación, añadió.
La financiación está garantizada hasta 2024. En Rusia se ha debatido en muchas ocasiones sobre la construcción de una estación espacial propia, pero nunca se descartó continuar con el uso conjunto de la ISS, por los altos costos.
The Washington Post cita un documento interno de la NASA, en el que se dice que EU quiere dejar de contribuir financieramente y otorgar los módulos estadunidenses a una empresa privada.
El objetivo del gobierno de Trump es utilizar la órbita cercana a la Tierra para “los viajes espaciales humanos no estatales” y la NASA podría ser, por tanto, uno de muchos clientes, indica el texto.
Según los medios, la NASA paga entre tres mil y cuatro mil millones de dólares al año para el funcionamiento de la ISS. Rusia es el segundo mayor donante.
-DPA
El Senado de Estados Unidos inició ayer por la tarde un debate sobre inmigración, el primero en casi cinco años, que podría decidir el destino de poco más de 800 mil dreamers.
El senador John Cornyn, el segundo republicano de mayor rango en la Cámara alta, impuso estrictas restricciones de tiempo al órgano, que suele operar con lentitud.
Se hace esta semana o no se logra en lo absoluto”, dijo Cornyn. Advirtió que el debate debía estar cerrado para el jueves, antes del receso del Congreso la próxima semana.
Dick Durbin, el segundo demócrata de mayor rango del Senado, acusó al presidente Trump de lastrar un posible acuerdo entre su partido y los republicanos en el tema de inmigración.
Existen muchos republicanos, incluido el presidente, que odian la palabra soñadores. Y cada vez que parece que hemos avanzado una pulgada (en un posible acuerdo), con el presidente volvemos atrás”, denunció Durbin.
Dijo no ser optimista y reconoció que se sentiría “más tranquilo” si contara con el respaldo de los 11 votos que le faltan para poder sacar adelante su propuesta, los cuales se unirían a los 49 demócratas e independientes que ya apoyan el proyecto de ley.
Pero Cornyn dijo que el tibio apoyo entre los republicanos era una receta para el fracaso: “Si piensan (...) que pueden conseguir que un puñado de republicanos esté de acuerdo con la mayoría de los demócratas y de alguna manera (la ley) obtenga la aprobación de la Cámara de Representantes y logre que el presidente promulgue una ley, creo que es una fantasía”.
Según una orden emitida el año pasado por el mandatario estadunidense, los dreamers podrían ser deportados después del 5 de marzo. Esa fecha límite se cierne sobre el inusual debate en el Senado, donde no hay un proyecto de ley concreto que ocupe el foco de atención y se discute una serie de ideas.
Al forzar la fecha límite en el Congreso con su orden de septiembre, Trump abrió una brecha entre los demócratas y los republicanos en un tema emocionalmente cargado.
Esta semana veremos de manera completa la horrible visión de la Casa Blanca y de los republicanos extremistas (...) su visión es nada menos que la supremacía blanca”, dijo en una teleconferencia Greisa Martínez Rosas, dreamer y activista.