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Hoy es lunes, 25 de noviembre de 2024

Amparo Dávila celebra 90 años con pluma en mano

• La escritora será festejada hoy en el Palacio de Bellas Artes, en una mesa de homenaje en la que ella estará presente

Amparo Dávila celebra 90 años con pluma en mano

Ciudad de México.- La cuentista y poeta Amparo Dávila cumplió 90 años el 21 de febrero y lo hará escribiendo, así lo ha afirmado: “Sigo escribiendo. Quiero publicar poemas chiquitos, poemas de ayer y de hoy, luego las semblanzas, que son varias. Una es una semblanza de Pinos, Zacatecas, otra la semblanza de mi muerte”.

 

La escritora será celebrada hoy en Bellas Artes, Ciudad de México, en una mesa de homenaje en la que ella estará presente. La autora de títulos como “Tiempo destrozado” y “Árboles petrificados” —con este último ganó el Premio Xavier Villaurrutia en 1977— es considerada una de las más importantes narradoras fantásticas en Hispanoamérica.

 

Además es una de las narradoras más leídas entre los jóvenes lectores y escritores, para quien es una referencia obligada y ejemplo del género de cuento fantástico. Sobre ese hecho, la cuentista comentó en una entrevista con el INBA: “Me da mucho gusto que los jóvenes escriban literatura de terror o de lo que sea, pero que escriban buena literatura, que no sea a base de pura inteligencia; no creo en la inteligencia pura, yo creo en la sensibilidad, indudablemente”.

 

Ha sido tan emotivo el homenaje, que la escritora compartió con la Coordinación Nacional de Literatura un fragmento de un texto inédito titulado “La semblanza de mi muerte”, en la que señala: “Que no muera un día nublado ni frío de invierno, y me vaya tiritando de frío y de miedo ante lo desconocido, ese mundo de sombras. No, así no. Sin rostro que camina siempre a mi lado o que me aguarda al doblar la esquina. Y ese misterio insondable que no logramos develar y que angustia y perturba la existencia. Quiero irme un día soleado de una primavera reverdecida llena de brotes y de pájaros y de flores, para buscar mi jardín del Edén, mi paraíso perdido y gozar de los frutos de la vid y de la higuera, el perfume de los cerezos y los naranjos en flor, el calor del Sol que no se oculta nunca”.