Los priistas de Baja California Sur recibieron ayer al precandidato presidencial del PRI, José Antonio Meade Kuribreña, quien como siempre dejó en claro entrelineas de su mensaje, la amistad que desde hace muchos años tiene con el gobernador Carlos Mendoza Davis, por supuesto por encima de lo que políticamente ambos representan ante la sociedad en este momento histórico.
Eso es incuestionable y queda
claro que esa amistad, no será limitada por lo que políticamente ambos
trascendentales personajes puedan ahora representar.
La dificultad la tienen
algunos priistas que no entienden por más que se les diga y vuelva a decir, que
por lealtad al tricolor están moralmente obligados a apoyar a su candidato,
aunque este sea muy amigo de un mandatario estatal emanado del PAN.
Más que concentrarse en ese
detalle, los dirigentes del tricolor, encabezados por una limitadísima
presidenta estatal Gabriela Cisneros, tendrán que afinar las diferencias
internas que han ahondando durante años una perniciosa división.
No es nada halagüeño para los
militantes de tricolor que los tiempos los alcanzaron y no pudieron superar
esas diferencias entre los grupos políticos que ahora más que nunca están
confrontados entre sí en una enfermiza obsesión por mantener por lo menos sus
cotos de poder.
Meade Kuribreña es un amante
de estas tierras. Son muchas las ocasiones en que ha visitado la media
península de manera oficial y extraoficialmente, como funcionario o como un
simple ciudadano que disfruta de las bellezas de la región.
Obviamente conoce muy bien la
dinámica política local y ahora llega como aspirante a ser presidente de
México. Queda claro que de ganar las elecciones en julio próximo, la media
península tendrá efectos positivos.
Lo que no se puede negar es
que la expectativa de triunfo a nivel local aún se mantiene a favor del PAN y
sus aliados, mientras que el tricolor definitivamente aún está encuadrado entre
los potenciales perdedores de una contienda donde finalmente los buenos
resultados del gobierno estatal emanados de Acción Nacional tienen efectos
político-electorales en la comunidad.
Desde febrero de 1999 el PRI
sudcaliforniano, ha perdido las gubernaturas y la mayoría de los puestos de
elección popular que han estado en juego, ahora en una situación evidentemente
inédita veremos cómo reacciona el voto duro del tricolor que espera tener más
claridad sobre su manera de actuar una vez que se procese al internamente lo registrado
en la primera visita del futuro candidato presidencial Meade Kuribreña.
Los priistas locales tendrán
que vencer el miedo a perder ganando en la próxima elección presidencial.
¿no lo cree así amable lector?
Ya veremos.